El 31 de mayo del 2018, Mariano Rajoy se enfrentaba a una moción de censura. Al subir a la tribuna y mirar a Pedro Sánchez, que estaba a punto de reemplazarlo como presidente del Gobierno, el referente del PP lanzó una frase letal: “Cuando llegue la sentencia de los ERE, ¿se van a poner una moción de censura a sí mismos?”. 

Su pregunta apuntaba contra el argumento sobre la corrupción que le permitió al actual jefe del Ejecutivo reunir a una serie de partidos para obtener mayoría absoluta luego de que la Audiencia Nacional condenara al Partido Popular como principal beneficiario de las actividades de la trama Gürtel que condenó a Francisco Correa y otros 28 acusados por cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, prevaricación, asociación ilícita, fraude a la administración pública, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, apropiación indebida y exacciones ilegales. 

Además, el PP fue obligado a pagar 240.000 euros por haberse beneficiado con las actividades ilícitas de la trama corrupta.

Hoy es Sánchez quien se encuentra en el lugar donde se encontraba Rajoy hace cuatro años porque, el martes pasado, el Tribunal Supremo confirmó las penas de dos históricos dirigentes del socialismo español, los ex presidentes del PSOE y ex presidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, condenados por desviar 680 millones de euros destinados a los parados. 

Griñán fue condenado a 6 años de cárcel y 15 de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos; y Chaves, a 9 años de inhabilitación por prevaricación. 

Sánchez se adelantó a las posibles críticas y, desde Polonia, donde se encuentra asistiendo a la cumbre hispano-polaca, declaró: “Yo creo que, en este caso, tanto en el de Chaves como en el de Griñán, podemos afirmar que están pagando justos por pecadores”. 

Además, para evitar comparaciones entre la causa de los ERE y la de la Gürtel, Sánchez señaló que los ex presidentes de su partido dimitieron de sus responsabilidades políticas y no fueron condenados ni acusados “de haberse lucrado o haberse llevado un céntimo de euro o haber financiado irregularmente a formaciones políticas. No hubo enriquecimiento personal, tampoco hubo financiación de partidos políticos. Lo que sí hubo fueron dimisiones hace más de un lustro asumiendo sus responsabilidades políticas”.

El argumento de que no existió “enriquecimiento personal” es la frase que más repiten los dirigentes socialistas para defender a Sánchez y evitar colocarlo en la misma posición de Rajoy, lo que podría obligar al mandatario a dar un paso al costado. 

María Jesús Montero, actual ministra de Hacienda, por ejemplo, declaró que Chaves y Griñán “no se han beneficiado de un solo euro público”.

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, usó un argumento similar al de Montero: “Los pronunciamientos judiciales concluyen que no hubo enriquecimiento personal de los expresidentes”.

Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, sin embargo, apuntó contra Sánchez y afirmó que el presidente debería censurarse a sí mismo tras la sentencia de los ERES, como hizo con Rajoy durante el caso Gurtel: “Si fue capaz de edificar su moción sobre lo que hizo. Hay verdades suficientes para que se censure a sí mismo”.

Todos esperan, ahora, que Rajoy de su opinión sobre este tema que involucra al hombre que ocupó su lugar en la Moncloa hace cuatro años.

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