El PSOE enfrenta uno de los peores momentos de toda su historia: sus cuatro décadas de gobierno casi ininterrumpido en Andalucía generaron una gran cantidad de causas por corrupción en su contra, incluyendo la condena de José Antonio Griñán por el caso ERE.

         Mientras Pedro Sánchez prepara el indulto para su colega (que debería cumplir 6 años de cárcel y 15 de inhabilitación por el desfalco de 680 millones de euros), la gran incógnita es que hará el oficialismo con las 130 tramas judiciales todavía vigentes que salpican a 500 personas de su partido, porque ERE es apenas la punta de un iceberg que incluye una gran variedad de causas, incluyendo los dos casos por corrupción y desvío de dinero más famosos de España: Faffe e Isofotón.

 Encuentros con prostitutas, contratos para parientes y subsidios millonarios a empresas amigas: Faffe era una fiesta.

 Enrique Moreno, presidente de la comisión creada por el Parlamento de Andalucía para investigar este caso, calificó de “vomitivas” las prácticas de “corrupción institucionalizada y “sistemática” de la Fundación Andaluza de Formación y Empleo, una entidad que fue creada con el objetivo de darle contención y capacitación a los parados andaluces, pero malgastó una fortuna sin darle explicaciones a nadie.

La fundación, definida como un “sistema paralelo” a la Conserjería de Empleo, dejó casi 50 millones de euros en ayudas sin justificar, subvencionó cursos disfrazados de contratos laborales que cobraron ilegalmente 1.500 personas y le permitió a su director, Fernando Villén, gastarse 32.000 euros en fiestas con damas de la noche.

A esto se suman los 200 “enchufes” que consiguieron trabajo en la entidad, según denunció el Sindicato Andaluz de Funcionarios, por “clientelismo político o nepotismo, sin observar procedimiento alguno ni respetar las exigencias legales para su contratación”. 

La lista de “enchufados” incluye a Carmen Ibanco, esposa de Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz; a varios exlegisladores socialistas; y a hijos, hermanos y hasta sobrinos de históricos referentes del partido.

 La causa que más preocupa a Pedro Sánchez.

 La Justicia también investiga el otorgamiento irregular de 80 millones de euros a Isofotón, una empresa que ya atravesaba una fuerte crisis económica y terminó cerrando sus puertas, a través de incentivos directos y a fondo perdido. 

De los 40 investigados por esta causa, 37 son exfuncionarios o exdirectivos socialistas de la Junta de Andalucía, incluyendo a tres ministros del actual Gobierno (María Jesús Montero, Luis Planas y Teresa Ribera), lo que pone en una situación delicadísima a Pedro Sánchez.

La actual vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico es la figura más complicada porque aprobó la concesión de un crédito irregular a Isofotón, algo que fue debidamente remarcado por los fiscales que investigan el caso: “El préstamo se concedió por las personas cuya imputación se propone con conocimiento de los incumplimientos existentes en las ayudas otorgadas con anterioridad por la agencia IDEA (un ente de la propia Junta) y con la finalidad de permitir el reintegro de un préstamo anterior, incluso sin que éste se realizara”.

Por su parte, Susana Díaz, como presidenta de la Junta entre septiembre del 2013 y enero del 2019, no concedió nuevas ayudas económicas a Isofotón, pero intentó ocultar las irregularidades cometidas por sus compañeros de partido.

Los investigadores denunciaron esta situación con fuertes palabras: “Escondieron los expedientes, realizando una interpretación sesgada de la normativa aplicable, ocultando en todo momento la verdadera naturaleza de las ayudas concedidas, que en esos momentos debían conocer eran irregulares”.

Para la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), la concesión de ayudas a Isofotón por una Junta controlada por el PSOE fue “un fraude de ley para cometer una prevaricación y malversación de caudales públicos. Se habría adaptado la normativa a conveniencia para evitar, precisamente, la aplicación de la normativa que verdaderamente regía la situación”.

 Negar todo.

      Durante años, el PSOE atacó en sus discursos electorales al PP por sus causas de corrupción, y ni siquiera ahora, que centenares de miembros de su propio partido están siendo procesados en Andalucía, parecen dispuestos a cambiar de actitud.

Mientras los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González piden un indulto para Griñán, diciendo que es un hombre honesto, el mismo Juan Espadas que está siendo investigado por el caso Isofotón y cuya mujer fue denunciada por la causa Fiappe, declaró: “Hay una palabra que desgraciadamente va asociada al PP de forma reiterada que es corrupción".

Pedro Sánchez también prefiere recurrir a viejos argumentos para evitar hablar del escándalo que salpica a su partido, faltando muy pocos meses para las nuevas elecciones: “El impuesto más caro para los españoles es la corrupción”. 

Y, por si todo esto no fuera suficiente para creer que los integrantes del PSOE viven en un mundo paralelo, donde sus pecados no existen, Felipe Sicilia, parlamentario de Jaez, destacó “el empeño del PSOE en acabar con la prostitución” justo en el momento en que la justicia está dándole los últimos retoques a su dictamen sobre la Faffe, entidad cuyo presidente, como dijimos antes, se gastaba el dinero de los parados en casas de alterne y damas de la noche.

La pregunta obligada es: ¿en qué país viven los socialistas? ¿O su intención es simplemente negar la realidad con la esperanza de que el público olvide lo que está pasando hoy en Andalucía, donde hay 130 casos de corrupción, 500 imputados vinculados al PSOE y un fraude por malversación de fondos de 1.200 millones de dólares sumando solamente las causas principales: Faffe (55,6 millones); Isofotón (80 millones); Jeremie (18,5 millones); UGT (41,7 millones); Marismas de Gudalquivir (60 millones); Invercaria (28 millones); Avales (75 millones) y ERE (680 millones)?

Siete años atrás, un joven Pedro Sánchez, desde su puesto de secretario general, prometía: “¡Con el Gobierno socialista un político corrupto tendrá que devolver el dinero robado!”.

De hecho, en la propia página del PSOE, hay un reportaje que concedió el líder socialista a Informativos Tele 5 donde declaraba lo que haría si era elegido presidente: “Me dejaré la piel para luchar contra lo que más me repugna que es la corrupción. No me va temblar el pulso en echar a los corruptos. Le puedo asegura que haré lo indecible para que los corruptos estén en la cárcel”.

Y prometió: “Si yo tengo en mi ejecutiva a un responsable político que crea una sociedad interpuesta para pagar la mitad de impuestos que le corresponden, esa persona al día siguiente estaría fuera de mi ejecutiva. Este es el compromiso que asumo. Me parece inmoral tener a un número tres de mi organización, haciendo esto”.

Ante una contradicción tan evidente entre los dichos y los hechos de una persona, solo queda citar la letra de un tango que podría convertirse en el nuevo himno del PSOE al retratar mejor que nadie lo que está ocurriendo hoy en el partido:

 “El que no afana es un gil.
¡Dale, nomás!
¡Dale, que va!

¡Que allá en el Horno
Se van a encontrar!
No pienses más, sentate a un lado
Que a nadie importa si naciste honrado
Da lo mismo al que labura
Noche y día como un buey
Que el que vive de las minas
Que el que roba, que el que cura
O está fuera de la ley”.

(Enrique Santos Discépolo, “Cambalache”).

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