Ya no se puede silenciar más el fracaso del Gobierno populista, con siete ministras, respecto a la violencia de género y las mafias del sexo y el porno duro que escupen los ordenadores. Este no es un informe literario y virguerías poéticas sino un relato frio de una realidad en el marco de una nación desquiciada por los poderes ocultos y las cloacas políticas que han convertido la permisividad en un arma electoral en una democracia preñada de demagogia brutal, como en el caso de la sedición protectora de golpistas.

No me corto un pelo, los hechos son contumaces, y me remito a los titulares y texto de un extenso reportaje aparecido en el decano de la prensa regional, este último jueves. Leo con la mayor circunspección: «Las denuncias por delito sexuales en grupo ya superan el centenar en la región. El repunte es general en España, donde en 2021 se registró la cifra ELEVADA de estos ataques de los últimos siete años.»

Pero no es lo peor que leo en las últimas horas. Se me revuelve la mente asqueada, así de crudo, leyendo un amplio informe de la revista Alfa-Omega, detallando un asalto de una «manada» criminal a una pobre inmigrante brasileña, que aparecerá en una docuserie televisiva de Mabel Lozano, «Porno-explotación», que explica qué hay detrás de éste negocio, como mujeres secuestradas, violadas y maltratadas hasta por cien hombres a la vez.

La reportera Cristina Sánchez Aguilar explica una historia de asco, violencia y dinero irrefrenables en nuestro país:

«A Halyna la amenazaron con hacer daño a su madre, sola y pobre, y a sus hermanos, drogadictos, si intentaba escapar o no obedecía órdenes. Lo sabían todo de ella, pero no era recíproco. Halyna no sabía quiénes eran esas personas que la encerraron en una habitación y la mandaron cambiarse de ropa. Solo había aceptado acudir a un encuentro para ser filmada «bebiendo semen de una copa». La pobreza y la falta de alternativas a veces hace tomar este tipo de decisiones.

Pero cuando entró en la sala, a rastras, una veintena de hombres, con máscaras, eso sí, esperaban para eyacular dentro de su boca. Estuvo a punto de desmayarse, pedía que parasen. Se atragantaba. Pero nadie la hizo caso. Mientras, la cámara se acercaba para grabarlo todo.  «He vomitado. Y lo han grabado. Les gusta incluso verme vomitar». Ellos, anónimos, pagan por vejar a una mujer y no tienen ni que registrarse, ni siquiera hacerse una analítica. En esta ocasión eran alrededor de 20, pero en este tipo de violaciones pueden llegar a ser hasta 100. Ella, con su cara bien visible.

 «PornoXplotación» Un libro de Mabel Lozano
Esta espeluznante escena aparece en la docuserie de tres capítulos Porno-explotación, basada en el libro homónimo de la experta en trata Mabel Lozano y el inspector de Policía Pablo J. Conellie, y dirigida por la propia Lozano. Producida por SEcuoya Studios, fue estrenada hace unos días en la SEMINCI de Valladolid, y el deseo de sus creadores es que tenga largo recorrido.»

El amplio documental detalla una serie de miles de casos de agresiones sexuales violentísimas que es un infierno porno, a este escenario temible hay que mezclar la delincuencia mayor de las drogas, la prostitución y la trata de mujeres. Sin embargo, la publicidad oficial del gobierno populista nos pinta un panorama triunfalista de la mano de la ministra Irene Montero, cerebro de Podemos en asuntos sexuales y sus derivados, que se acumulan y se silencian en un alarde de cinismo, como cuando en el nacional catolicismo se perseguía la masturbación como tremendo pecado y fuente de patologías horribles. Es la historia, claro. Se rebajan las penas y la sedición se convierte en una gamberrada callejera y la corrupción a veces un indulto del conmilitón. Y el premio de ganar elecciones.

EN LA FRONTERA DEL MIEDO MELILLA-NADOR. CRISPACIÓN, INDIGNACIÓN Y MIEDO, la trilogía emocional en la zona norte de Marruecos   –la Región pobre del Kert– que forma parte del Rif en ebullición independentista esclavizado por un Estado que cierra los ojos para que toneladas de drogas sea un rio imponente que inunda a la Unión Europea. Son las mafias millonarias que financian el terrorismo yijadista, también aquí al lado, como en Blanca, y cobran a los inmigrantes que nos desbordan viajando desde Argelia hasta el mítico monte Gurugú acampados. O llegados desde Xauen a Cataluña.

Servicios secretos africanos que nos piden minar las fronteras de Ceuta y Melilla ante el peligro de marchas verdes suicidas, que pudieran ser consideradas no por sedición sino por altercados graves en territorio español, dos ciudades con espaldas al mar, pero la segunda entre la espalda y la pared a 158 millas de la Península, una ratonera mortal-.El Congreso de los Diputados, tiene la palabra ante el peligro constante, y nuestros geoestrategas, y los de la OTAN.

EPÍLOGO.- Según fuentes  de SEGURIDAD DEL ESTADO  el  34 por ciento de los detenidos por delitos sexuales, en España, claro, el año pasado, eran extranjeros. Este tipo de delincuencia casi se ha duplicado en seis años, de menos de diez mil casos a más de diecisiete mil. Cada día de 2021 se denunciaron seis violaciones, un total de 2.143. Es uno de los delitos más graves.

En nuestro país residen actualmente unos seis millones de extranjeros, y entre ellos los más numerosos son marroquíes, colombianos, ecuatorianos y rumanos, implicados en temas violentos.

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