Mientras la sequía va causando estragos en los pantanos, campos y tierras de nuestro país, la emergencia climática se ‘pone de moda’ en la política española. Cada uno reivindica su papel como salvador del entorno medioambiental y culpa al otro de haber abierto la llave del sumidero que se ha tragado toda el agua de Doñana.

Bajo este contexto natural y electoral se ha producido el acto de precampaña del PSOE en Úbeda. Allí ha estado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para arropar a la alcaldesa de la localidad jienense, Toñi Olivares, y, de paso, cargar contra la derecha, a quien acusa de no contar “ni con la ciencia, ni la UNESCO, ni los regantes legales, tampoco la Comisión Europea” en su “atropello” del parque natural.

En contraposición, Sánchez ha lanzado la denominada ‘regla de los 30 minutos’ para reivindicar su defensa del Estado del bienestar.

¿En qué consiste la regla?
 
“Vamos a construir un país donde los ciudadanos tengan a menos de 30 minutos todos los servicios públicos esenciales”, ha señalado Sánchez. Una regla que se cumplirá “especialmente en el medio rural” y con el objetivo de “garantizar la igualdad entre todos los españoles”. La manera de llevarlo a cabo, tal y como ha confirmado en el mismo acto de precampaña, sería creando “una gran red de sanidad y educación públicas, y con una red de infraestructuras única en el mundo”.

Esta regla, que el líder del Ejecutivo ha calificado como “un paso adelante”, precisa, según ha repetido en la misma intervención, de confianza en la cohesión social y un compromiso con la cohesión territorial. Valores que, contextualizados en plena precampaña, ha asociado a la política socialista en Andalucía. “Se pueden hacer las cosas de otra manera”, ha apuntado.

 En torno a esta regla, que tiene un peso más simbólico que normativo, ha girado el discurso de Sánchez. Y la ha utilizado para, precisamente, hacer ver las carencias del grupo popular en su candidatura por la región. En primer lugar, por “desmantelar el parque de servicios públicos”, después por decir que son “constitucionalistas, pero incumplen la constitución” y, finalmente, por declararse “europeístas, pero desoír las advertencias de Bruselas” contra el famoso asunto de Doñana.

Como telón de fondo, la ‘regla de los 30 minutos’ como muestra de una sequía en el Estado del bienestar ante la apertura de un sumidero político.

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