En Italia siguen soplando vientos de cambio. A las novedades promovidas por el Ejecutivo de Giorgia Meloni en materia fiscal, migratoria y familiar hay que añadir ahora una revolución profunda en el ámbito de la producción de energía.

La Cámara de Diputados italiana ha dado luz verde a una moción relativa a la energía nuclear. La moción, defendida por la mayoría de centroderecha, insta al gobierno a «evaluar la oportunidad de incluir en el mix energético nacional la nuclear como fuente alternativa y limpia de producción de energía».

El texto, que ha salido adelante gracias al apoyo de Fratelli d’Italia, Lega, Forza Italia y Azione, compromete al Gobierno de Meloni a «crear un repositorio nacional de residuos radiactivos», «a considerar reactores nucleares modulares de pequeña escala de cuarta generación», «a adoptar iniciativas de apoyo a la investigación tecnológica en reactores nucleares de fisión innovadores» y a adherirse a la denominada Alianza Nuclear, firmada ya por otros 12 países europeos con el objetivo de impulsar la energía nuclear a nivel comunitario.

 La moción también prevé que el gobierno italiano facilite «el desarrollo de acuerdos entre empresas italianas y empresas que gestionan la producción nuclear en otros países con el fin de satisfacer las necesidades energéticas de Italia».

Uno de los principales valedores de la iniciativa ha sido el ministro de Medio Ambiente, Gilberto Pichetto Fratin, que ha asegurado que «la energía nuclear de cuarta generación es tan segura como limpia».

Por su parte, Riccardo Zucconi, secretario de la Presidencia de la Cámara y miembro destacado de Fratelli d’Italia, se congratuló del resultado de la votación: es «un punto de ruptura con los gobiernos de los últimos 10 años que no han podido implementar estrategias energéticas encaminadas a la independencia energética de nuestra nación». En ese sentido, el objetivo de la moción es iniciar la producción de energía nuclear ya en 2030.

La apuesta por la nuclear en Italia confirma que hay alternativas al decrecimiento económico e industrial que plantean las élites de Bruselas y dibuja un interesante sendero a recorrer por las fuerzas conservadoras y patrióticas de Europa: se puede llegar al objetivo de neutralidad climática y descarbonización sin afectar al bienestar de clases medias y populares.

¿Cómo? Abandonando los viejos mantras y mitos que la izquierda había promovido sobre la energía nuclear y abrazando esta fuente de producción limpia y sostenible.

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