Opinion Hugo Marcelo Balderrama 05/06/2023

España, entre el cheque cultural y el sentido común

Pedro Sánchez hizo lo mismo que sus primos hispanoamericanos del Foro de Sao Paulo, ofrecer dinero público para intentar comprar conciencias

España

El 29 de mayo pasado, al día siguiente de los comicios electorales municipales y autonómicos de España, los principales medios de comunicación de habla hispana publicaban titulares como «España gira a la ultraderecha», «La ultraderecha gana las elecciones españolas», e incluso «Peligroso giro de la derecha en España».

Pero la pregunta que pocos se atreven a hacer es: ¿Qué es la ultraderecha a la que tanto miedo le tienen?

Pablo Muñoz Iturrieta, escritor argentino, en su libro, Atrapado en el cuerpo equivocado, afirma que la izquierda del Siglo 21 usa el término ultraderecha como un mecanismo para anular la pluralidad de ideas, pues quien no esté de acuerdo con la agenda LGBT, el feminismo, el ambientalismo o el indigenismo es considerado un homofóbico y transfóbico de extrema derecha, la maldad en persona.

Es decir, que, en realidad, los titulares tenían como único objetivo censurar y adjetivar al pueblo español. Note la doble moral, cuando el voto los favorece, el pueblo es sabio, pero se convierte en un «fascista» cuando decide tomar otra ruta. 

Otra cosa que, comúnmente, no hacen los grandes medios es preguntar, no les interesa conocer la opinión de la «ultraderecha», mejor no escuchar a esos «fachos». Por suerte, el internet permite que los medios alternativos informen sobre aquellos temas sensibles. Veamos que dicen algunos de los exponentes del Partido Popular y VOX, los dos grandes ganadores del domingo pasado.

Alicia Rubio, filóloga, escritora y fundadora de Vox, en varios de sus trabajos expresa que la principal oferta de su partido es impedir que España sea capturada por completo por el globalismo y sus agendas contra la libertad, la patria y la familia. Rubio, al igual que toda su agrupación, también aboga por una política migratoria que ayude al crecimiento de España, pero no que responda a una ingeniería social.

Otra propuesta polémica es la derogación del Pacto de Estado sobre Violencia de Género, pues considera que, al poner al hombre como un potencial agresor, viola el principio de igualdad ante la ley, uno de los pilares de las democracias occidentales.

Por su parte, El presidente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, afirmó que «España ha iniciado un nuevo ciclo político. Hemos ganado con claridad y hemos dado el primer paso para un nuevo ciclo político que vamos a abrir con todos y para todos en España».

 Sería muy difícil afirmar que España giró a la derecha si el triunfo del Partido Popular (PP) en las elecciones municipales y autonómicas de este domingo lo hubiera conseguido en solitario.

Con la excepción de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, respectivamente, alcanzaron la mayoría absoluta para gobernar sin alianzas, los populares tendrán que pactar con Vox en la mayor parte de los espacios ganados para que les alcancen los escaños para formar gobierno.

Es evidente que este nuevo escenario político causó dolor de cabeza en la izquierda española. La resaca electoral es tan intensa que, desde La Moncloa, se lanzaron medidas desesperadas, entre ellas, adelantar elecciones para el 23 de julio. Sin embargo, la muestra más latente de desesperación fue proponer el Cheque cultural.

La idea consiste en regalar 400 euros a todos los que cumplan 18 años para destinarlos a artes en vivo, audiovisuales o productos culturales digitales como videojuegos y en soporte físico.

Medio millón de jóvenes nacidos en el 2005 podrán disfrutar de esta prestación electoralista con la que el gobierno socialista pretende asegurarse 500.000 votos a su favor. En síntesis, Pedro Sánchez hizo lo mismo que sus primos hispanoamericanos del Foro de Sao Paulo, ofrecer dinero público para intentar comprar conciencias.

No obstante, todo parece indicar que la gente ya no les cree, puesto que los jóvenes (que en España son la mayoría de los parados sin empleo) no quieren un cheque, sino libertad económica para emprender negocios, generar riqueza y prosperar por sus propios méritos.

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