En vez de rechazar la inaceptable visita de unos veinte diputados alemanes, siete de ellos radicales de diversas ideologías, a España y una fallida a Andalucía, para fiscalizar instalaciones y terrenos agrícolas en la provincia de Huelva que dan trabajo a unas cien mil personas −veinte mil a inmigrantes− al rebufo del boicot demencial a las  fresas −que también se consume en nuestro país− el GOBIERNO POPULISTA les ha puesto la alfombra en una intolerable injerencia, de tipo colonialista, en asuntos españoles, en plena campaña electoral, una injerencia que jamás se produciría en otras naciones, y seguramente en algunas de nuestras regiones, como Cataluña, Euskadi, Navarra o Valencia, gobernadas por los socios  personales de Sánchez.

Estamos en un caso de  agresión planificada, que abortada por Bruselas, ha dejado una mala imagen, la de la duda, y difuminada por la oferta demagógica de los  seis debates, cara a cara de perro, regalada por  un presidente  que navega escorado y que busca polarizar las dos Españas, dos bloques enfrentados y uno de ellos finalmente derrotado y derivando a un cambio de régimen y no a un PACTO DE ESTADO, dialogado y útil para el pueblo español.

La constante ira de sanchismo que ha dividido al PSOE ANDALUZ viene de lejos, desde la pre autonomía, que con la UCD, SUÁREZ, introdujeron a ANDALUCIA  en un tobogán  oscuro, una pre autonomía polémica  en manos del juez PLACIDO FERNANDEZ VIAGAS, que la periodista LOLA CINTADO −su ex amiga− lo dibujaba como «ni padre de familia, ni político , ni juez», un ex falangista que ganó el premio JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA −el del puño y las pistolas− menos mal que asesorado por su clan femenino, cambió de rumbo se hizo de izquierdas y dejó de incordiar con soberbia de aires machistas.

Pero las ocho  grandes provincias andaluzas terminaron en algo mucho más grave, esquilmadas, robadas por los ERE, el nepotismo felipista, el clientelismo y la pobreza.

Hoy le ha tocado la china, más ácido,  y de rebote nos amenazan con seis debates y la sombra de un pepé en la ambigüedad, porque se cargaron el regionalismo andaluz, sin partido. Miramos sobre el hombro murciano, nadie se explica porque a pesar de la basura, seguimos votando lo mismo desde hace 26 años.

INCULTURA, DESINFORMACIÓN, CACIQUISMO.

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