“ALA-AKBAR”, Este es el grito  de guerra de un mundo, el musulmán, mal utilizado por los jinetes del apocalipsis, los demonios de la guerra, desde aquellos años, 712, en los que arrasaban África y parte  del continente  europeo, frenados en la Asturias española, y siglos  venideros, eso sí en ocasiones un mundo árabe dividido,  una llamada guerra santa y una cultura machista en la que mujeres son seres humanos de la categoría de esclavas, hasta hoy, sin que las feministas ultras levanten la voz, sino todo lo contrario, masoquistas resistiendo a los amos del harén político.

La izquierda apoyando a reinos y dictaduras de una ferocidad inhumana y pregunto con toda honradez ¿qué puede pasar en Gaza u otra  región si Hamás se hiciera con el poder absoluto u otra organización de terroristas fanáticos  que rezan y matan como aquellos caballeros de las cruzadas y las guerras religiosas  europeas a veces financiadas por el  papado en nombre de Cristo, ese desconocido que predicaba el amor?

Muy sencillo, mi experiencias, durante muchos años viviendo y trabajando en silencio o no en países africanos y orientales, me da cierta autoridad analítica para afirmar que en las naciones musulmanas, árabes o no, se gobierna con mano de hierro sin respeto a los derechos civiles, a la democracia bien ordenada y una corrupción galopante que en numerosos casos viven de la financiación de la Unión  Europea, Naciones Unidas y OENEGÉS de todos los colores.

Y añado, si Israel desapareciera del mapa, Oriente Medio entraría en el caos y en guerras intestinas exportadas  al resto del planeta, por elevación una crisis económica y social medieval, que daría de lleno a los cuarenta y seis millones de españoles.

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Palestina dejaría de ser Palestina, porque Hamás no es  de los palestinos, sino de las potencias árabes que hasta se permiten montar un mundial de Futbol. Lo escribe correctamente nuestra  columnista MARIA JOSE HERNANDEZ, en un brillante ejercicio de pasión y conocimientos, como si estuviera en  aquellos lares donde ser judío es como serlo en la Alemania de Hitler o en la Rusia del camarada STALIN.

Es verdad que la población civil está sufriendo una grandísima calamidad, pero los ‘hamases’ podían haber pensado que un ataque mortal a Israel tendría gravísimas consecuencias, en una guerra a sangre fría. Y también es verdad, que  vivimos de lleno en un cambio de era en la que se están dinamitando valores imprescindibles para vivir en paz, y esa dinámica de sistemas dedicada a destruirse, desde el nivel familiar al  colectivo de una nación, como España, que permanece a pesar de sus clases políticas con elevada carencia de ética.

Y la pregunta clave, si esos gobiernos, estados y monarquías que elogia la izquierda son tan buenos por qué más de cien millones de inmigrantes y refugiados políticos huyen hacia las naciones libres, en los últimos diez años, una masa de seres humanos maltratados y castigados por mafias, terroristas y traficantes de drogas y tratas, así como fanáticos espirituales que hacen guerras sin dios?

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