"Por la libertad y contra una dictadura sanitaria", miles de personas contrarias al pase COVID y a la vacunación obligatoria se han enfrentado a la policía en París.

Muchos de ellos pertenecen al movimiento de los chalecos amarillos en Francia.

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Mientras se manifestaban, el Senado debatía la aprobación de una ley que ampliaría el uso del pase sanitario a actividades cotidianas como visitar un café o utilizar el transporte público. Ya se utiliza en lugares culturales como museos y conciertos para demostrar que la persona ha sido vacunada o que ha dado negativo en una prueba reciente.

"Por ejemplo, yo estoy vacunado, pero me niego a obligar a la gente a vacunarse. Es mejor discutir, tener un intercambio, tener información, debates, tratar de convencer a la gente, pero no entrar en una política de ley liberticida", dice un manifestante.

Otro asegura no criticar la vacuna, sino la técnica de ARN usada en algunas de ellas.

Tras una primera movilización el pasado 17 de julio, este sábado las marchas se han extendido por diferentes ciudades de Francia. Aunque un 76% de los franceses aprueba la decisión del Gobierno de hacer obligatoria la vacunación para el personal sanitario, de residencias y bomberos, algunos critican que las sanciones a estos colectivos y la ampliación del pase sanitario coarta su libertad.