La Francia que desconfía de gobiernos, pandemias y vacunas se ha vuelto a echar a la calle para protestar contra el polémico pase sanitario impuesto por el Ejecutivo y sin el cual es prácticamente imposible llevar una vida normal.

Con gritos de "Libertad" o "resistencia", decenas de miles de miles de personas han protestado este sábado en París y en unas 200 localidades del país contra la exigencia de presentar test negativos o una prueba de estar completamente vacunado para poder acceder a restaurantes, cines, teatros e incluso a centros comerciales.

Junto a los negacionistas de la pandemia o a quienes desconfían visceralmente de las vacunas, se han dejado ver numerosos chalecos amarillos, simpatizantes de la ultraderecha y una amalgama de grupos contrarios por una u otra razón al Gobierno. Su "refuerzo" mantiene con vida a las protestas, que han disminuido notablemente en las últimas semanas.

En vigor desde mediados de agosto, la obligatoriedad del pase sanitario se endurecerá aún más en los próximos días, coincidiendo con el inicio del curso escolar. Paradójicamente, las estadísticas muestran que 7 de cada 10 franceses han recibido al menos una dosis de la vacuna contra la COVID-19 y que la mayoría de la población aprueba el polémico pase sanitario.