El miércoles presidente se hará rodear de políticos, empresarios, líderes sindicales y sociedad civil en el acto “España puede”, mientras sigue huyendo del control parlamentario.

Se niega Pedro Sánchez a acudir al Congreso para hablar de Afganistán -aunque con ello esquive la Ley de Defensa Nacional– y sin embargo el presidente del Gobierno se ha regalado un estreno de curso de campanillas.

El socialista inaugurará oficialmente el curso político el miércoles con un acto fuera del Palacio de la Moncloa de esos que tanto le gustan. Será en la Casa de América y en él se hará rodear de su Gobierno, empresarios, sindicatos y representantes de la sociedad civil.

En realidad el acto será una secuela de otro casi idéntico que celebró el 31 de agosto de 2020, al comienzo del curso pasado. Ni el título cambiará. Aquel se llamó España puede; el de este miércoles, también.

 Durante el encuentro, Sánchez expondrá la hoja de ruta para el nuevo curso de su renovado Ejecutivo, marcado por la marcha de Pablo Iglesias y la profunda remodelación en los ministerios socialistas. Y sobre todo hablará de los fondos de transformación, resiliencia y recuperación procedentes de Bruselas.

Un curso que ha empezado con el desaguisado de Ceuta, Afganistán y la factura de la luz en el candelero político pero que tendrán otros puntos calientes.

 Entre ellos la ruptura de la luna de miel entre el Gobierno y los empresarios a propósito de la nueva subida del salario mínimo que pretende decretar la ministra de Trabajo; la reactivación de la mesa de diálogo en Cataluña; los deberes pendientes de la UE (las reformas fiscal, laboral y de pensiones); la negociación de los Presupuestos; las batallas entre ambos socios de gobierno y las dentelladas del PP. Porque los de Pablo Casado siguen por delante en las encuestas, como este mismo lunes atestigua una de Sigma Dos.

En esta ocasión no puede atribuirse esta nueva producción de la factoría Moncloa a Iván Redondo, puesto que él ya no está en el Gabinete de la Presidencia. Tampoco a Óscar López, el nuevo jefe de Gabinete. Ha sido, pues, expreso deseo de Sánchez, que se siente más cómodo delante de los focos que de los escaños de la oposición en el Congreso.

En el acto del año pasado el líder del Ejecutivo dedicó parte de su exposición a tratar de motivar a la sociedad española, más que a bajar al terreno. “Somos un país admirable”, afirmó. “que a nadie le quepa duda: España puede abordar los retos que se proponga, cualquiera de los retos que se proponga. España puede dar durante esta década dar un salto de gigante.

En prosperidad, en igualdad social y en cohesión territorial. Tenemos la voluntad, tenemos los recursos, tenemos el talento y tenemos el coraje para lograrlo”.