Tras el discurso del presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, se produjeron el lunes junto al Salón de Plenos del Tribunal Supremo -en el que acababa de abrirse solemnemente el año judicial- los corrillos habituales, todavía limitados por la pandemia. En uno de ellos, Felipe VI ofreció su resumen de lo que acababa de escuchar al presidente del Consejo General del Poder Judicial: "Os ha leído la cartilla a todos".

Le escuchaban, además del propio Lesmes y algunos vocales del CGPJ, la ministra de Justicia, Pilar Llop; el líder del PP, Pablo Casado; el responsable de Justicia del partido, Enrique López; y el presidente del Senado, el socialista Ander Gil. Eran los principales destinatarios del duro discurso que acababa de pronunciar Lesmes.

 La cartilla a la que se refería el Rey había sido especialmente larga en lo que correspondía al Gobierno, al que Lesmes criticó que aprobara la ley que limita las funciones del Consejo y que impulsara otra que eliminaba el consenso necesario para la renovación, finalmente vetada por la UE.

El reproche más duro de los que acababa de escuchar Llop fue el dirigido directamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por equiparar la condena del 1-O a una "revancha". Fuentes jurídicas explican que Lesmes estuvo dudando si incluía o no esa referencia tan clara al presidente del Gobierno.

Finalmente lo hizo, y además al principio mismo de su intervención, como primer ejemplo de los ataques del Gobierno a la independencia judicial.

Esa respuesta a Sánchez, así como el discurso en general, fue bien acogido por los magistrados del Supremo consultados. En el Alto Tribunal indignó especialmente la manera de Sánchez de abrir paso a los indultos a costa de la imagen de la Justicia.

Quien apenas estuvo en los corrillos, y por tanto no escuchó las frase-resumen del Rey, fue la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, que abandonó el Supremo antes de que lo hiciera el Felipe VI. En el discurso de Lesmes, al que había precedido el de la propia Delgado, no hubo reproches a la Fiscalía. Aun así, podía sentirse perfectamente concernida como ministra de Justicia durante parte de los tres años de retraso en la renovación del CGPJ.

No era un acto cómodo para ella. El Rey emérito arremetió la semana pasada contra la Fiscalía por la forma en la que está conduciendo la investigación. Y entre quienes circulaban por los corrillos había magistrados de la Sala del Supremo que en algo más de un mes decidirá si anula su nombramiento como fiscal general.