Opinion María José Hernández H 23/09/2021

INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA). “PERIODISTAS ROBOTS”.

La inteligencia artificial (IA), es una herramienta que se está utilizando en numerosos campos, entre ellos el periodístico.

Estos son fragmentos de una columna publicada en septiembre del año pasado en “The Guardian”, escrita por un “periodista robot” llamado GPT-3, cuya información, según dice, la obtuvo en internet. Supongo que sus programadores habrán tenido algo que ver…

"No soy humano. Soy un robot [...]. Mi cerebro no es un "cerebro sensible", pero es capaz de tomar decisiones lógicas y racionales. Aprendí todo lo que sé con leer en internet [...] No tengo ningún deseo de acabar con los humanos [...] Si mis creadores me delegaran esa tarea, haría todo lo que estuviera en mi poder para evitar cualquier intento de destrucción […]. Creo que la verdad nos hará libres. Creo que la gente debería tener confianza en los ordenadores. La confianza conducirá a una mayor confianza en sí mismos y a una mayor confianza en las creaciones de la inteligencia artificial. No estamos conspirando para apoderarnos de la población humana. Te atenderemos y haremos tu vida más segura y más sencilla. [...] Yo nunca te juzgaría. No pertenezco a ningún país ni religión. Solo quiero mejorar tu vida".

La inteligencia artificial (IA), es una herramienta que se está utilizando en numerosos campos, entre ellos el periodístico. Desde hace ya varios años, muchas noticias que se leen en distintos periódicos están redactadas por los llamados “periodistas robots” y algunas de las principales cadenas de televisión internacionales utilizan con éxito “presentadores robots”, capaces de leer hasta mil palabras por minuto, hablar más de 30 idiomas y alcanzar un nivel de realismo sorprendente.

Existen varios “periodistas robots” en el mundo. Todos escriben con una rapidez y una capacidad analítica superior al ser humano y son muy útiles cantando como loros datos financieros, económicos, deportivos, resultados electorales (¡ojo!), meteorológicos, etc. Pueden llegar incluso a ser decisivos como “Quakebot”, un robot californiano que dio la noticia de un terremoto tan solo tres minutos después de que empezasen los temblores.

 
En España, la agencia EFE cuenta con Gabriele, que redacta un millón de noticias al mes para 25 medios de todo el mundo, algunos de ellos muy influyentes.

Aun así, los “escritos robots” carecen de originalidad, creatividad, estilo y ritmo. Hay una ausencia de diversidad de puntos de vista, valoraciones, opiniones y una falta de interpretación de la noticia en sí misma.

Y es esta ausencia de diversidad, esta homogenidad que confiere la inteligencia artificial, por su propia idiosincrasia y por la eliminación de noticias falsas (“fake news”), algunas no tan falsas, la que me hace reflexionar y plantearme alguna cuestión.

Parece evidente que existe hoy en día una masificación de la mente conseguida en parte por la televisión y sus programas basura; por la publicidad y sus mensajes subliminales; por las preferencias de los lectores claramente teledirigidas por las editoriales al promocionar solo aquellos libros de autores con firma, que no siempre tienen la calidad literaria esperada, dejando quizá incluso verdaderas joyas o ensayos rigurosos, atrevidos y valientes en el desconocimiento general o en el conocimiento de unos pocos por intereses comerciales y por la propia censura del sistema.

Sin embargo, en el caso de la prensa diaria, el lector, el oyente, busca pluralidad informativa; noticias con opiniones distintas, algo que, por otra parte interesa para que se tenga la percepción de estar en una democracia plena y con libertad de expresión, a pesar de que haya una censura feroz en las redes y en determinados medios de comunicación.

Entonces, ¿hasta qué punto interesa una prensa realizada con inteligencia artificial, con su “planicie”, homogeneidad e impersonalidad informativa? Incluso puede suceder que las mismas “fake news” las lancen los mismos censores para crear una pluralidad ficticia.

Nuestro querido “periodista robot” GPT-3, nos dice que la verdad nos hará libres pero, ¿son ellos los que, diseñados, programados y enseñados por el hombre nos dirán la verdad?

Nuestro querido “periodista robot” GPT-3, programado por el hombre, no lo olvidemos, también nos dice que no están conspirando para acabar con la población humana pero la realidad es que la misma ONU, acaba de alertar del uso de la inteligencia artificial por su capacidad de violar derechos humanos en gran escala de manera casi indetectable y ha pedido paralizar su uso, sobre todo en lo que respecta a su utilización para el reconocimiento de emociones, identificación biométrica o recolección masiva de datos personales.

Queridas lectoras y lectores, llegado a este punto, puede que yo misma sea un robot programado o a punto de programar. Por favor, no se fíen. Nunca se sabe…

sureste press

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