Los caciques están apretando mucho; quieren “dar o regalar” mucho trabajo, porque les preocupa mucho la felicidad de España, de la cortijá, y puede que en alguna ocasión, lleguen tarde. 

Porque con toda la desfachatez del mundo, sus voceros comemieldas, han llegado a decir en los medios que no existe hambre en el mundo, y en España ni se sabe ni lo que es, y todo se lo debemos a las macrogranjas. 

La España de pandereta; la cortijá murciana de juzgado de guardia de país de fuera, está apretando junto con los caciques en la sabiduría de que el pan para hoy y la mierda para mañana, es una gran fórmula magistral del capitalismo sin escrúpulos, que ya se ha apoderado con muy buenos resultados económicos para “nuestros amigos y aliados de fuera”. Y aquí, en la cortijá cartaginesa, con esa fórmula magistral estamos disfrutando a lo grande de la mentira y de la mierda. 

Cuando para la construcción de las flotas en el astillero cartaginés (de origen inglés, ahora propiedad del opus-pus) se pelaron los montes de pinos, algarrobos, moreras y demás especies aptas para el terreno, los madereros y los astilleros, repartieron el mismo pan de mierda que están repartiendo ahora las macrogranjas de chinos, la especialidad murciana. 

Para un servidor, siempre ha sido un verdadero placer ver la explotaciones camperas familiares donde se criaban chinos en cantidades humanas, pollos o gallinas; pero confieso que, sin ser ningún sentimental, procuraré no volver a entrar nunca más a donde se esté realizando una cría intensiva de animales; porque tengo la experiencia de ver como entre miles de pollos, unos saltaban, servidor se creía que eran juegos o peleas, y lo que era que con una regularidad de horror, cada salto era un pollo que se acababa de morir de infarto. 

En otra ocasión, sentado plácidamente en un ribazo de una rambla, contemplé horrorizado, como eran enterrados en una zanja abierta por una maquina, un puñados de chinos muertos afectados, al parecer por una enfermedad. 

Cuando manifesté a mis amigos que aquello había que denunciarlo, uno de ellos me dijo que si no quería caminar mucho, entre las tres o cuatro personas que estaban presenciando la salvajada había autoridades. Por tanto, me quedé quieto, con rabia; pero aliviado cuando uno dijo aquello era  mejor así; y que peor hubiera sido que te los hagan en embutidos. 

Ser un país conquistado; ser una comunidad cortijo de los intereses de un capitalismo sin escrúpulos de ninguna clase, por lo general con base en el extranjero. Ser una colectividad donde el pan sucio de un trabajo destructor y destructivo está continuamente publicitado, avalado y apoyado por las bandoleras partidas políticas, da excelentes resultados que en Cartagena lo podemos apreciar dando un corto paseo por Portman, Zinsa, El Hondón, el Mar Menor, la Sierra Minera, etc. etc. sin dejar en el olvido hacer un pozo y comprobar el pestazo a meaos de chino que tiene la insalubre agua que surge en la planicie de los campos cartagineses. 

Diversificar, distribuir, equilibrar, evitar la autoridad que la avaricia y el postín de sentirse los más poderosos en algún sector, lleve a las personas a generar verdaderos e irrecuperables espacios ambientales. 

Porque ya sabemos de todo eso, mucho en la cortijá murciana donde estamos sufriendo el hecho de que se han juntado dentro de los partidos políticos, un puñado de gente sin escrúpulos, que van a lo suyo. Y lo suyo es constituir amasijos para robar impunemente. 

Y el futuro, su verdad verdadera no es que se quiera construir un puerto en el Gorguel para contenedores (ya está designado un amigo del Lorzas como presidente de la futura Autoridad Portuaria), sino para que sea el centro español de embarque y desembarque de animales para carne, vivos. 

Que no molesten en Escombreras, puerto propiedad de Refinería.  

Salud y Felicidad sin covid-22 

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