Macron y Le Pen se disputan este domingo la Presidencia de Francia

Ambos candidatos ya vivieron un primer cara a cara en las presidenciales de 2017. Entonces, Macron logró un 66% de los votos y Le Pen se tuvo que conformar con menos del 34%

MACRON, LE PEN

Francia amanecerá el lunes sabiendo si vivirá otros cinco años con Emmanuel Macron en el Elíseo o tendrá, por primera vez, a una mujer conservadora a los mandos del país. La segunda vuelta de las elecciones presidenciales enfrenta a Macron -y a una visión de centro de Francia y de Europa- con una Marine Le Pen que, a base de moldear imagen y discurso, aspira a rascar apoyos incluso entre izquierdistas desencantados.

Ambos candidatos ya vivieron un primer cara a cara en las presidenciales de 2017. Entonces, Macron logró un 66% de los votos y Le Pen se tuvo que conformar con menos del 34%, pero el escenario político, económico y social de entonces no es el mismo que el de ahora, ni dentro ni fuera de las fronteras galas.

Macron hizo valer su condición de favorito en la primera vuelta del 10 de abril y logró más del 27% de los sufragios, más de cuatro puntos por encima de su rival directa. Este primer ensayo sirvió para demostrar que la líder de Agrupación Nacional tiene unos electores fieles, como ha venido demostrando en las últimas grandes citas electorales.

 Los sondeos dibujan ahora una ventaja de más de diez puntos porcentuales para Macron para esta segunda vuelta, algo que de confirmarse ya supondría para Le Pen mejorar su resultado de 2017, pero tanto el presidente como su equipo se han esforzado en estas últimas dos semanas por dejar claro que no se puede dar nada por sentado.

Dos candidatos y dos perfiles 

 Macron no quiere ser presidente de un solo mandato, como sus predecesores inmediatos, Nicolas Sarkozy y François Hollande, y para ello ha tratado de presentarse como un gobernante solvente, una garantía de estabilidad que, al margen de sus inclinaciones liberales y de centro-derecha, pueda contentar a un amplio abanico del electorado.

Ya no es la novedad de hace cinco años, pero el fundador de La República en Marcha (LREM) ha tratado de hacer de esta experiencia principalmente su principal baza de victoria. Frente a quienes le acusan de elitista, ha reforzado una imagen de cercanía, con conversaciones improvisadas con ciudadanos en actos de campaña y fotografías oficiales desenfadadas.

Le Pen, por su parte, se define como «patriota» frente a los políticos tradicionales que, en su opinión, han fallado al país durante décadas. Incluye a Macron dentro de esta élite mientras trata de presentar una imagen más amable que en la que en su día se asoció a su padre, fundador del Frente Nacional.

Uno de los principales retos de Macron, evidenciado en el debate televisado del miércoles, ha consistido en dejar en evidencia las costuras del discurso de Le Pen y recalcar su dura ideología. Por otra parte, analistas y medios coinciden en que el mandatario salió vencedor del debate, en el que Le Pen, sin embargo, no se vio igual de acorralada que en 2017.

La sombra de Putin

En la noche del domingo se conocerá al vencedor de una carrera que ha estado salpicada por todo tipo de contratiempos, en la que la ofensiva militar lanzada por Rusia sobre Ucrania ha terminado por impregnarlo todo, desde el calendario de Macron, para hacer oficial su candidatura a los mensajes que uno y otro candidato se han lanzado entre sí.

No en vano, Le Pen ha pasado de presumir de su cercanía al presidente ruso, Vladimir Putin, a tratar de que desaparezca e, incluso, a condenar la invasión de Ucrania. Macron, que ha mejorado en los sondeos tras implicarse de lleno en la crisis ucraniana, ha sacado a relucir en varias ocasiones el pasado de Le Pen.

Si pierde el actual inquilino del Elíseo en la segunda vuelta, se adelantará el debate que ya circula sobre las posibilidades de supervivencia del movimiento que él fundó, sobre si puede existir un macronismo sin Macron. Si gana, acumularía al menos dos mandatos, acercándose a nombres como Jacques Chirac, François Miterrand y Valéry Giscard d’Estaing.

Para Le Pen, una derrota podría ser definitiva si realmente cumple, lo que dijo en una reciente entrevista, en la que anunció que, «teóricamente», no se presentaría de nuevo a unas elecciones. Sin embargo, ni su actual peso político ni su edad (53 años) permiten descartar que vaya a repetir en busca del asalto final en el Elíseo.

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