Opinion Juan Eladio Palmis 11/05/2022

CARTAGENA, CUÑA DE MALA LECHE 

Poner de manifiesto que darán gustosos un premio al que sea capaz en ciertos barrios cartagineses de llamar a una puerta y que no exista algún miembro sufriendo o que haya muerto de cáncer

Juan Eladio Palmis

Porque se da la paradoja, de que siendo de todos nosotros la propiedad de los suelos contaminados más próximos a la ciudad, Torreciega y Potasas y Derivados, (unos del ayuntamiento, otros, probable, del Estado) en general, al conjunto social cartaginés se la suda el hecho de que sea muy difícil morir de viejo en Cartagena sin trincar un excelente cáncer, fruto de lo que respiramos. 

Y ya todo lo demás son trajes camperos y faralaes, para una sociedad que acepta el estar ninguneada por una grey política y caciquil, que simplemente (expresión adecuada) refleja la pérdida adelantada al resto de España de todos y cada uno de los valores sociales, excepción probable del aumento de las idolatrías, de un conjunto urbano derrotado. 

No se puede concebir, y es muy difícil de digerir sin que produzca un rechazo vomitivo, que los pocos, tengo el inmenso honor de encontrarme entre ellos, que estamos interesados porque nuestros paisanos respondan de un modo contundente ante una contaminación en los suelos mantenida para que políticos y fuerzas amichis estén haciendo sus sucios negocios a base de la salud colectiva, haya gente dentro del colectivo de lucha contra la contaminación que diga que abren la puerta de su casa y en menos de cien metros a la redonda haya más de diez casos de cáncer en gentes de todas las edades. 

Y otros poner de manifiesto que darán gustosos un premio al que sea capaz en ciertos barrios cartagineses de llamar a una puerta y que no exista algún miembro sufriendo o que haya muerto de cáncer. 

Toda esta brutalidad sanitaria, es conocida a todos los niveles del mando local y regional cartaginés y murciano; y, hasta ahora, los posicionamientos para la solución es ver el modo político de blanquear oscuras partidas económicas, que lleven la etiqueta de descontaminación, con un mayor o igual horror social que los asquerosos robos en las compras del material anti-covid. 

Después de más de veinte años de lucha al respecto viendo y tragando la indiferencia colectiva ciudadana, como todas las cosas tienen su límite, los miles de millones que España tiene que pagar de multa a Europa por no cumplir con su obligación de cuidar la salud de las gentes en ciudades como Cartagena y su entorno minero, pueden sacar de su sopor de indiferencia a tanto derrotado que solo sabe presumir de valiente en la barra de los bares. 

Y que ande él bien “cerveceado”, y que se joda la gente. 

Incluidos los que llama los suyos. 

Salud y Felicidad sin covid-22. 

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