Aunque, como casi siempre, por no escribir siempre, los latinajos han hecho de intermediarios intentando definir el significado de la palabra Mesías, los griegos, nuestros verdaderos antepasados culturales sin intermediarios a comisión, caso del latín romano católico, definieron al mesías como la persona que estaba “ungido”. Y ungido es aquel que está perfumado. 

Hasta hoy mismo, aromatizados y perfumados por los euros (ya va faltando menos para la dolarización total de España) nuestros agentes patrios, específicamente los cartagineses y activistas terroristas sobre el Mar Menor, se posicionan en sus sillones y se rascan sus matriculas sin hacer absolutamente nada por los ciudadanos y sí y mucho por sus patrimonios personales. 

 Y cuando se va acercando la hora de que, aunque sea muy remota, podamos las gentes más que los votos cautivos, y los mandemos al carajo político, entonces comienzan a hablar de lo mucho que “van a hacer”, pero como lo hecho han sido solo los rasquijones,  y los acaparamientos, de “lo hecho”, caso del ayuntamiento cartaginés y su terrorismo sobre el medio ambiente, no pueden decir nada. 

Y es en ese entonces, que es el que estamos ahora, nuestros políticos y sus cofradías, a modo de mesías, nos abren las aguas de las ramblas; nos achican los purines, nos prometen un mundo feliz para el día de mañana si están ellos en el sillón de las “rasquijas” de chichis y cojones, porque de lo contrario el mesías que vendrá, en vez de aumentar, como buen mesías, los “panes y los peces”, seguirá aumentando solamente los purines. 

Y  de los más de cincuenta millones de cerdos que se crían anualmente en España, muchos millones de ellos en la cortijá murciana, necesitaran del mar Menor o Mar de los Purines cloaca a cielo abierto, en clara competencia, pero ganándole en número, a los alcantarillados urbanos que van a desembocar al mismo mar que es morir de la vida y el entorno, entre un fuerte aplauso ribereño traducido en votos de permanencia a los mismos, y el raro e incomprensible agradecimiento murciano a esperar la llegada del tradicional mesías que siga jodiéndolo todo con las mismas palabricas y rezos. 

Si en zonas como la cartaginesa, donde hace unos años se perdió la batalla y los de Cartago fueron vencidos por los romanos, pasando Cartagena a ser Cartagena de Romanos Apostólicos y Procesionarios a imagen y semejanza de la procesionaria de los pinos que destruye el árbol que le da cobijo por las partes más tiernas, el mesías que multiplica los panes y los peces por las buenas, si no se ha dado en la realidad en ningún momento ni ocasión humana, no pueden, o no debían de seguir en la cortijá murciana (pepé y tránsfugas tragaperras) y en Cartagena (lo mismico), esperando ese multiplicador de recursos. 

Porque algo que debería ser un motivo para tener que coger los “políticos a lazo” dado que cada año la cortijá y todos sus estamentos de gobierno, ayuntamientos y demás, se endeudan cada vez más sin solución de futuro, por el contrario, tal gravedad social, es algo como anecdótico, gracioso, que a los políticos les sirve de huerta para cultivar sus “productos”; pero que hace que ningún mesías, aunque disponga del mejor vergajo al estilo bíblico, va a venir a un lugar donde todo está conchabado, pactado, y ya ungido de corrupción en todos y cada uno de los epígrafes que se quiera enumerar. 

Pero anunciar la llegada política de un mesías por la vía de un partido también es una forma de vida procesionaria de árbol. 

Salud y Felicidad sin covid-22 

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