Ambos tienen en común que han o fueron entronizados en sus sillones o tronos por ser unos místicos obedientes al clero. La primera porque no estaba en la línea de sucesión a la Corona de Castilla, y, el segundo, no ha ganado ni una sola elección en la que se haya presentado aunque fuese para presidente de escalera. 

Pero es curioso, que precisamente los que carecen de toda legitimad para ostentar un cargo político según la reglas o pijadas en vigor para lograrlos, después, a la hora de estar sentados son los más sumisos y obedientes, los que anteponen a sus mentores (para las dos ocasión el clero) por delante del pueblo; y, además, en el caso que nos ocupa, el camisón de Isabelica dejaba mucho que desear hasta llegar al Darro, lo mismico que los peligrosos botones de las camisas del invicto Lorzas. 

Faltar a sus juramentos y a sus contratos firmados como reina de Castilla, para Isabelica I, fue un coser y cantar a confesarse, y, chin pan pun después. Por eso, lo dicho real en traslado y carta, por ejemplo a don Cristóbal Colón en Medina del Campo para el año de 1.491, que por lo contratado, estaba  cumplido por la parte del navegante, que lo intitulaba como Almirante de la Mar Oceana y Visorey y Gobernador de las Islas nuevamente halladas en la parte de Las Indias, en la ciudad que tanto le gustaba de Granada porque tenía un urbanismo sarraceno, para el año de 1.501, el citado navegante en clara fase de ser “pelado” por el clero, ya había pasado a ser solamente Almirante de la Mar Oceana, y lo de Visorey y gobernador se quedó en papel mojado. 

Y aunque se puede uno dilatar y nombrar muchas faltas a sus juramentos y compromisos a la reina que el fascismo español y clerical la consideran todo un ejemplo a seguir, con anotar que todavía retumban en Granada entre sus moradores la falta al juramento dado por la reina de los españoles islámicos que vivían en una de las ciudades de mayor embrujo de toda España, con lo dicho se puede tener una idea. 

Heredero de Valcárcel, todo atado y bien atado, y nombrado a dedo por toda la colonia beato- fascista murciana, una persona obediente, el Lorzas, capaz en su obediencia de arruinar al todo el litoral del Mar Menor o Mar de los Purines, capaz de mentir con lo del aeropuerto, y pasarse por el arco las leyes vigentes sabiendo la “interinidad” de la justicia a la murciana, respecto a que iba a ser un aeropuerto privado y particular, de costo cero a las arcas murcianas y después nos ha costado a los sumisos cortijeros mucho más que dos aeropuertos públicos con un craso beneficio a la colonia beato-fascista nombrada, estamos, separados en el tiempo, ante un sillón y una corona, con muchas cosas en parejo. 

Isabelica I y sus mentores de sotana y hábito, por hacerse con la Corona no tuvieron empacho en provocar una guerra que duró una decena de años, y a su sobrina Juana de Portugal, la verdadera heredera, darle una vida perra de tormentos. Y a la colonia beato-fascista murciana, el que todo el territorio murciano en todos y cada uno de sus aspectos, menos en la granujería y el escondite de partidas económicas, se ha empobrecido y ha ido a menos. Y toda la poca democracia en la que nos movíamos, la han destrozado a base de tránsfugas y utilizar el erario público para lograr súbditos obedientes y coger el sillón. 

Mientras haya fascismo, habrá Isabelica I de Castilla. Mientras haya poder sin ventanilla de reclamación donde denunciar los atropellos sociales y desmanes, habrá Lorzas y tragaperras. 

Y mientras, seguimos con el covid a conveniencia y monos muy monos, para asustar igualico que cuando todo acto dejaba ciegos. 

Salud y Felicidad sin covid-22 

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