Es un fracaso nacional propiciado por una generación de políticos, que fuera de la política, están tan sumamente discapacitados para ganarse honestamente la vida, que hacen del traje, la corbata, el peinado de peluquería y los afeites, la razón de su existir, con una dosis más que sobrada de mala leche, rencor y miedo por si alguien intenta quitarle “sus sillones, y sus puestos en las listas”. 

Cuando todavía hay paseando por las calles la figura de la injusticia de “clases y amores patrios” como fueron los Asistentes de los militares, un residual de la esclavitud en beneficio de la gente del rey, ahora en la actualidad, abundan descaradamente los “Asistentes de los políticos”, colocados generalmente a dedo, cuyos mantenimientos, como en los anteriores asistentes, corren a cargo del bolsillo de todos nosotros. 

Aquellos Asistentes militares, dedicados en mayoría a servicios caseros y particulares, que, poco a poco, todo, en un lógico proceso evolutivo, sin necesidad de revolución alguna, desapareció de nuestra sociedad, junto con muchos privilegios de los milicos, ahora nos encontramos soportando los privilegios de los políticos, organizados en partidos políticos, verdaderas sectas mafiosas que solamente van a lo suyo y su privilegios, y nos están robando el dinero público a manos llenas. 

Y si comparamos las dos agrupaciones sociales españolas, milicos y políticos, ambas utilizadoras de la figura retardada del esclavo, denominada como asistente, la de los milicos, dentro de su diferencial social en relación a todos los demás españoles, según ellos a defendernos del enemigo, estaban sometidas a unas reglas que establecían los mandos, y todo aquel que se salía de ella lo “pelaban”. 

Los políticos, nuestros nueva élite social que nos están también salvando y administrando con toda honestidad nuestros caudales, no están sujetos a mando alguno interno que pueda dar órdenes, y tan solo se mueven en los carriles cenagosos de las mafias políticas, sin más miedo que a los suyos porque los pillen con el “carrito del helao” y no los dejen repetir los muchos dados de alta que están en lista de espera. 

Por tanto, nosotros, los nuevos “asistentes” de los políticos actuales, unos a jornal, otros, en mayorías, a servirlos, adularlos y votarlos, es probable, que si el mundo sigue girando a pesar de la paz OTAN, espacios terrestres como el cartagenero y un cacho del murciano, sean estudiados en el futuro como unos ambientes muy habitables en función de un clima bastante amable, pero gobernados por gente inexperta en lo referente a la vida en agrupaciones humanas. 

Unas agrupaciones humanas por estos levantes peninsulares, con una docilidad de gentes que se sienten y son felices con ser “asistentes” o “machacas”, siempre que los dejen sentarse alrededor de una hoguera y un narrador les cuente leyendas de los tres mil años de historia. 

El fracaso español consiste, y Cartagena y su zona es ejemplar al respecto, que por las calles y campos desaparecieron los asistentes milicos; pero, por todos lados han sido sustituidos por una masa de asistentes políticos, que por fuera de hablar, llorar y gemir, no hacemos nada en contra de un abuso de poder total, donde todos los derechos recaen del lado de los políticos menos capaces que ha conocido España. 

De ahí la pasividad cuando desde el “mando” tiran la basura dentro de nuestras propias casas, y lo único que hacemos, es apartarnos para que no nos la tiren encima. 

Cosa que ocurre con mucha frecuencia. 

Salud y felicidad sin covid-22. 

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