Este jueves próximo, 16 de Junio, Madrid se viste de gala para recibir a los representantes de los partidos políticos cristianos europeos y somos muchos españoles los que ansiábamos por fin escuchar y hacer valer que otra política en España, en Europa es posible. En nuestro país existen partidos políticos humanistas cristianos, al igual que muchas Plataformas Sociales que enarbolan la bandera de que el mundo cristiano tiene mucho que aportar y muchas esperanzas que hacer descubrir.

Al comprobar el índice de participación en las elecciones de diversas autonomías de nuestro país, muchas de ellas rondando casi el 50% de la población, llegas al convencimiento de que - o no han deseado votar o ya “pasan olímpicamente” del desmadre al que estamos acostumbrados -. Nuestro país está más que harto de la crispación existente y de la falta de credibilidad de unos y otros políticos que huelen a perfume barato. Es por ello que los partidos que han saltado a la arena política española en el último año, 2021-2022, no vienen a “romper una derecha o una izquierda" sino a ser servidores de los que se encuentran abandonados y excluidos del plantel que tenemos en España, que exista para ellos una opción que satisfaga lo que ansiaban. Se ha terminado de votar “al menos malo”. ¡Ya era hora!

Recuerdo en un momento dado cuando Angela Merkel, la cual nunca ha ido exhibiendo su condición de cristiana, sí afirmaría lo que implica la religión para su actuación política aunque sus palabras lo decían todo y  soltándose el pelo empezaría a hablar con notable franqueza dejando caer alguna reflexión como la siguiente “la fe que poseo me proporciona una viva conciencia de mis limitaciones y me previene contra fantasías o delirios de omnipotencia”.

Ante ello y otras a la par, daba la impresión que su vida como persona de auténticas convicciones le ha ayudado a darse cuenta de que no es perfecta, de que comete errores y, sus ratos de oración en silencio, sin vanagloria alguna, le ha ido convirtiendo en elemento central de su vida. Sentirse cristiana le ha proporcionado una seguridad increíble y el pueblo alemán bien que se lo ha agradecido, al igual que el resto de Europa. Lo que sí me ha enorgullecido de esta gran mujer ha sido su idea de libertad, un objetivo claramente cristiano que aúpa al más pintado. 

A mi manera de ver, hoy más que nunca, la fe de una persona ilumina aspectos centrales de la vida pública en general, más aún ante los pantanos fangosos que observamos en la  política española. El mundo cristiano tiene muy buenas respuestas para todo, así, el mundo de las políticas sociales, problemas de política internacional, refugiados e inmigrantes, familias vulnerables y jóvenes tutelados por el Gobierno y tantos más. La importancia de tener políticos de altura, con conciencia clara, honradez y un clamor decisivo hacia la dignidad de las personas, de la mano del mundo de la naturaleza es hoy algo que brilla por su ausencia.

Tiene su aquel que Merkel no fuese una excepción en Alemania por ser cristiana, ya que muchos partidos políticos alemanes han poseído y poseen en sus filas personas de altura y con convicciones que no se venden por ser cristianos ni escondiendo su fe y, en ocasiones han tenido que enfrentarse a opiniones adversas dentro de sus grupos políticos, pero han sabido dar ejemplo de coherencia, cosa que en España brilla por su ausencia.

El buen hacer , el consiguiente prestigio profesional y vida familiar bien que se avala con votos y siempre les ha permitido mantener la fidelidad a sus principios.

Con pena, no me resulta fácil imaginar casos parecidos de los alemanes en España. Un gran número de políticos del llamado “centroderecha” se declara cristiano, pero la coherencia entre fe , conducta y leyes, vida personal y política, con frecuencia dejan mucho que desear antes y ahora. Sigue existiendo una gran crispación en la convivencia entre religión y política y, no existe manera alguna de superar viejos tópicos clericales o anticlericales. El tremendo deterioro de nuestro sistema político está siendo una buena oportunidad para avanzar en la normalización de estos nuevos partidos políticos de corte humanistas cristianos.

Tengo claro que el deterioro de la crisis en la que nos situamos no es meramente política, sino ética. No debe bastarnos con modificar leyes electorales, objetivos de partidos o incluso la mismísima Constitución. El problema ante el que estamos es mucho más profundo y de carácter moral. Necesitamos políticos con principios y que sepa, hoy por hoy, no estamos para dar saltos de alegría. No están dispuestos a ser coherentes. A estas alturas nos encontramos escarmentados y hartos de buenas palabras y estoy hablando del centro derecha y derecha, y siempre asoma el peligro de la hipocresía, pero el cinismo es todavía mucho peor. Si la ley de la selva llegara a adquirir carta de naturaleza, todo estaría perdido.

No me digan ustedes que no es de agradecer y saber que, cerca de 15 a 20 naciones europeas y fuera de la Unión Europea poseen partidos humanistas cristianos y, que algunos de sus representantes están actualmente en el Parlamento Europeo. La alegría de poder estar el jueves en Madrid con sus representantes es de órdago. Andalucía, Madrid, Cataluña, País Vasco, Asturias y Región de Murcia desean subirse al carro y esperemos que, a pesar de que nos silencian partidos españoles, sepamos reaccionar en serio, darnos a conocer y ser el ejemplo que los españoles andan esperando como agua de Mayo. Bienvenido a Madrid European Christian Political Movement (ECPM). 

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