A lo largo de la historia de España, los españoles tenemos una lista de fracasos de los que nos podríamos llegar a avergonzar, pero estoy seguro de que si se preguntara a la gente cuál ha sido el mayor fracaso que ha sufrido España en su historia, mucha gente diría que fue haber perdido contra los ingleses con la Armada Invencible. Lo curioso de este mito, el de la Armada Invencible y su desastre, es un bulo inglés que nos tragamos los españoles desde el mismo momento en que sucedieron los hechos. Hoy, hablaremos del mito y veremos que los ingleses tampoco es que salieran tan bien parados del enfrentamiento contra la Monarquía hispánica.

 Una lucha por la hegemonía mundial
Nos encontramos a mediados del siglo XIV. En ese momento, la Monarquía hispánica era la primera potencia mundial con un imperio que se extendía entre Europa y el Nuevo Mundo descubierto por los europeos hacía apenas 70 años. A los mandos de tal imperio estaba el rey Felipe II, hijo del gran emperador Carlos I de España y V de Alemania. Aparte del gran poder económico que poseía Felipe II, el rey también era alguien con un gran poder político al ser dueño de media Europa y máximo gobernante del Catolicismo con la gran ayuda del Vaticano.

Por otro lado, tenemos a Inglaterra. Inglaterra empezaba en esta época a destacarse como la gran rival de la Monarquía hispánica con sus posesiones en el Nuevo Mundo y dominando los mares a través del patrocinio a corsarios que trabajan al servicio de la Corona, asaltando barcos y robándoles sus riquezas y materiales. En estos momentos estaba al mando de Inglaterra la reina Isabel I. La reina Isabel accedió al trono tras la muerte de su hermana Maria I de Inglaterra, casada con Felipe II de España. Tras coronarse reina, Isabel devolvió al reino hacia la fe protestante que instauró su padre Enrique VIII y que Maria I y Felipe habían abolido reinstaurando la fe católica como religión oficial del reino. Felipe II perdió sus derechos al trono al ser rey consorte de Maria I e intentó casarse con Isabel I, pero esta lo rechazó.

Como vemos, el monarca de la Monarquía hispánica y la monarca inglesa ya tuvieron su primer rifirrafe a nivel religioso. Esta situación empeoró cuando la reina inglesa mandó a decapitar a su prima Maria Estuardo de Escocia, que era católica, acusándola de conspiradora contra el reino. Y recordáis que dije que Inglaterra patrocinaba a los corsarios para atacar a barcos para asaltarlos, pues la mayoría de esos barcos asaltados eran españoles.

Con esta situación, Felipe II toma una decisión: invadir Inglaterra. ¿Para ponerse él como rey? Ese es el primer mito que envuelve a la Armada Invencible. Felipe II no quería ser rey de Inglaterra. De Portugal, puede por cuestiones históricas; pero de Inglaterra, no. El rey español, como garante de la cristiandad católica en Europa y en el Mundo, no podía consentir que un reino como Inglaterra fuera protestante. Por otro lado, Felipe II también estaba mosqueado por los ataques de los corsarios ingleses a los barcos españoles que venían cargados de riquezas y especias de las Indias.

 El plan para invadir Inglaterra
El monarca español decidió invadir Inglaterra a partir de la unión de los planes de sus dos generales principales. La idea era formar una gran flota para que se enfrentara a la flota inglesa, claramente inferior. Por otro lado, esta flota debía llegar a las costas de Flandes para recoger a los Tercios para llevarlos a tierras inglesas para llevar a cabo la invasión terrestre. Parecía un plan sin fisuras, pero fueron surgiendo problemas: en 1587, un año antes del ataque, los ingleses comandados por el corsario Francis Drake atacaron los barcos españoles que estaban en la bahía de Cádiz. 37 de ellos fueron destruidos.

Para colmo, el rey se negó a esperar más y al año siguiente mandó los barcos que quedaban. Y si eso fuera poco, a cuatro meses del ataque, moria de tifus el gran comandante de la flota de Lisboa y capitán de la flota para atacar Inglaterra, don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. No había nadie que tuviera el nivel del marqués, que fue substituido por el inexperto don Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia. Con todos estos contratiempos, la Gran y Felicísima Armada zarpó en julio de 1588 dirección a las islas británicas.

Y aquí es donde llegamos al segundo mito que nos colaron los ingleses. Siempre se habla de la Armada Invencible como el nombre que se le dio a la gran flota que fue a atacar a los ingleses, pero ese nombre se lo pusieron los ingleses básicamente para enfatizar su victoria y por lo aterradora que les pareció, porque recordemos que la flota inglesa era inferior a la española. El nombre que le dio el rey Felipe II a su flota de barcos fue la de la Gran y Felicísima Armada.

 Una serie de catastróficas desdichas
La Gran Armada española llegó al Golfo de Vizcaya el 22 de julio de 1588. Unos 200 barcos se acercaban a las costas inglesas cuando, de repente, se levantó un fuerte temporal que provocó la ruptura de la flota y 40 navíos se separaron de la formación. Para colmo, unos días después, de madrugada, una flota de 70 barcos ingleses rodearon y atacaron a la armada española, destruyendo 2 barcos. Y esto no fue todo porque, a nivel organizativo y comunicativa, la operación también fue un desastre porque los mensajes entre la flota y los Tercios no llegaba.

De esta manera, la Gran Armada se dirigió hacia el puerto de Calais para intentar reunirse con los Tercios, pero lo que sucedió fue la gran Batalla naval de las Gravelinas, el 8 de agosto. Con una flota mayor en número, los ingleses derrotaron a los españoles, aunque solo capturasen 1 barco los ingleses capitaneados por Francis Drake. Viéndose fuertemente superados, Alonso Pérez de Guzmán ordenó huir pero dando la vuelta por todas las islas británicas. De 130 barcos que quedaban, nada más llegaron 87 a España a causa del hundimiento de la gran mayoría durante el trayecto. Aquí es donde nace el mito del “desastre de la Armada Invencible”: los ingleses “vendieron” como una gran victoria, algo que ganaron por factores externos.

 El karma
Todo parece indicar que el relato lo ganaron los ingleses y eso fue así a pesar de una derrota que sufrieron a manos españolas. Un año después, la reina Isabel I ordenó crear la Contra armada; una flota de 180 barcos para derrotar del todo a los españoles que estaban en el puerto de Santander. Sin embargo, los ingleses cometieron el error de pararse primero en A Coruña. El 3 de mayo de 1589, la flota inglesa atacó la ciudad gallega, pero los ciudadanos cogieron sus armas y se opusieron con valor al enemigo,

En esta hazaña hay que destacar el papel de Maria Pita, quien, viendo como mataban a su esposo, cogió la lanza con la que lo mataron y acabó con la vida del hermano de Francis Drake. Es verdad que dos días después, A Coruña sufrió un ataque donde mucha gente, en especial mujeres, fueron asesinadas. Pero de los 18.000 hombres con los que contaban los ingleses, solo regresaron 5.000 a Inglaterra. Ante tal desastre, la reina supo muy bien acallar cualquier noticia sobre este ataque y se centró en aumentar el mito de la victoria contra los españoles.

 Como vemos, uno de los episodios más “vergonzosos” para los españoles solo fue más bien un golpe de suerte inglés que se resume en la frase que pronunció el rey Felipe II: “Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos”.

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