Enorme calor, en Sevilla, la sartén de Andalucía, dentro y fuera de la vida política, deshidratando a un sanchismo que no tuvo en cuenta la lección de Abraham Lincoln: «SE PUEDE ENGAÑAR A PARTE DEL PUEBLO PARTE DEL TIEMPO, PERO NO SE PUEDE ENGAÑAR A TODO EL PUEBLO TODO EL TIEMPO». Tampoco ese axioma de que la política es el arte de buscar problemas, hacer un estudio falso y aplicar, finalmente, los remedios equivocados, lo que está generando una crisis entre los militantes del PSOE fiel, ese momento de cuerpo a tierra que vienen los nuestros, exclamación en boca de Pío Cabanillas en plena ruptura de la UCD propiedad de Adolfo Suárez.

Escribo estas líneas muy cerca del Real Alcázar, una joya de jardines, que inauguró otro Pedro, el Cruel y sus banderías y amante de Maria Padilla, paraíso verde que mejoró el emperador Carlos primero de España y quinto de Alemania, en honor de su bella esposa Isabel de Portugal, enamorado total, sin embargo gozó de un picadero. Una de ellas, holandesa, dio a luz a don Juan de Austria, hermanastro de Felipe segundo. Carlos, no obstante tuvo un detalle con su mujer oficial, levantó el Jardín de las Damas y se olvidó de aquel de las Doncellas, feministas del Imperio católico.

No, no trato de fabricar una simbiosis humana, sino orgánica con lectura histórica, aquí en el Alcázar, en la capital electoral perfumada con olores a pólvora prendida por el sol de la democracia que achicharra a la nación. En mi caso elijo, a cuarenta grados, el Balcón de los poetas, en el parque nacional de Guadarrama, un milagro de la naturaleza, porque amo la paz, y hasta las treguas.

Ahora falta que la tierra de mis abuelos y padres, tengan más oportunidades reales de deshacer los nudos de la inoperancia y los abusos sociales de los señoritos, de los bandoleros de Ecija y del Tempranillo y los ERES, y encontrar un camino en un país abruptamente cegado y bloqueado por el maniqueísmo ideológico de unos partidos y sindicatos especialmente dedicados a resolver asuntos personales desde el harén de la Moncloa, donde el sexo es el problema más urgente a solucionar desde el populismo andrófobo.

Este triunfo del partido popular se debe a la suma de escaños que ha perdido Ciudadanos, once en total, más algunos del voto desencantado del socialismo andaluz, y de su izquierda. VOX se mantiene ligeramente en alza, a pesar de la campaña mediática contra esta formación conservadora. Es evidente que el electorado andaluz, más joven y mejor preparado ha elegido la linea de moderación de Juanma Moreno y Feijóo.

El hartazgo del pueblo español ante tanta demagogia y sus efectivos negativos es un aviso al sanchismo aliado de separatistas, golpistas catalanes y herederos etarras, una imagen negativa de un gobierno de coalición que diariamente nos ofrece una mala imagen por sus problemas internos. En fin la suma de PP y VOX es muy superior a toda la izquierda sanchista y sus socios de extrema izquierda. Andalucía ha votado por el cambio, y a la vez nace un nuevo líder que con el tiempo, no mucho será el sucesor del dirigente gallego que da positivo.

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