Escribo desde la propia experiencia. Franco, Transición. Populismo. Llegó la paz y las calles eran una fiesta. Libertad, libertad sin ira, cantábamos, el pueblo alegre, solo la matanza de Atocha y la furia etarra pusieron al país a media tinieblas. El golpe, uno de dos, rectificó una crisis económica y social, como la nuestra de mañana. Cruel paradoja, calculada, era el camino de espinas, pero la chapuza nos hizo meditar. Recibido el mensaje de los poderes ocultos, ayer descubierto por el Jefe de Moncloa, en reestreno.

Se abrió una esperanza en aquellos años de sueños, hasta el vil asesinato del concejal MIGUEL ÁNGEL BLANCO. El domingo se cumple 25 años, en un clima de confrontación. Sigue, ayer los agitadores del terrorismo etarra montaron un número a San Fermín, violencia que no condena Bildu, el socio que gobierna. El recordatorio, porque una ley llamada de la MEMORIA HISTÓRICA que no olvida el pasado de guerras civiles, una ley que ha salido del arsenal de Podemos, dictada por el PSOE de P.S. y la firma ominosa de Bildu, el arma política de los viejos criminales, aquellos de Ermua.

Entre este aniversario, dividido, y la Ley de fuego que alimenta recuerdos de luto y sangre, cargada de amnesia política y rencores ancestrales, se nos ha planteado en una sola semana, más el espectáculo electoralista de una coalición histérica. Me viene el recuerdo un poema de mi padre, el bueno:

“Museo de armas, de cualquier Estado o cualquier patria. Nido donde esconde, entre el hierro viejo que del orín tomara manos siniestras férrica ponzoña de armas sin alma. Calados traidores en tétrica marcha hacia las mentiras de ilustres venganzas, de odio frio, de ambiciones mancas…”

No existe la política de la paz, sino la de la venganza hermana, la del pez grande y chico, y en una semana estalla junto al virus invisible y el golpe de un drama, el desastre económico surgido de la violencia planetaria, la guerra de los sistemas y la leña religiosa. Y no se besan, se rompen, nos violan.

“Que no se mueva mi tarde, Tina, sin que tus limpios luceros, tus ojos, me besen en silencio, y volemos libres entre los trigales a la caída del sol ¿Recuerdas aquella IZQUIERDA VIOLADA en un régimen en guerra , sin treguas, que descifrabas, y te quemaron?”

Vuelve a amanecer sin un sol que ilumine la ruta de la paz. Han aterrizado los buitres. Los de siempre, rondando la carroña de los leones, la de la entrada, tertulianos de lujo y sueldos de pillos. Son los padres de la patria, no nosotros los maltratados abuelos de residencias sin escudos, y abriendo zanjas en los cementerios sin una ley contra la violencia o el maltrato a los mayores, en hogares psicóticos que penetra en los hogares de millones de seres humanos. Una Ley País, en lenguaje macarra.

Y mucho más… es la finura del conjunto armonioso de tu cuerpo, madre, tu risa de arroyo y el poema humano de tus abrazos o me tomas, padre, entre tus arrugadas manos, secadas en el tajo.

No, seguimos en las dos Españas o en las diecisiete sin cordón umbilical. La tercera vía es una utopía, cine negro, la de los derrotados: “IRE A ESPAÑA CUANDO SE TERMINE LA GUERRA». Palabras del papa Francisco, ayer enigmáticas, hoy para reflexionar en un remanso de paz, no en la tierra quemada, para que no se cubra al pueblo con coronas de pétalos que huelen a nada. No, no existe una democracia sin paz.

EPÍLOGO.- SUMAR es una bonita idea en un escenario político español tan dividido, donde restar y dividir es el pan nuestro de cada día. Este columnista fue uno de los primeros, a nivel nacional, de encontrar elementos positivos en la vida pública de Yolanda Díaz, aunque con algunos errores en las ultimas semanas, pero nadie es perfecto. Me ha agradado lo que dicho en su mitin de este viernes, la critica a los partidos y a la clase política corresponde con la realidad que se respira en la calle, el fracaso de una democracia corrompida y a la gresca. Si tuviera que hacerle una critica le diría que no se suma sin que aparezca ni un solo varón en la presentación de su proyecto.

Es un error acumulado desde Podemos con las Irene Montero y compañía, porque demonizar a los varones, generalizando, además de una injusticia es un problema patológico que se proyecta en una sociedad reprimida, miedosa y agotada por los exabruptos de una clase política mediocre. El feminismo está bien, pero sumando no enfrentando fomentando la duda y el engaño.

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