El debate sobre el estado de Miedo en la nación quedó, simplemente en una macro tertulia parlamentaria –salvo algunos minutos recordando el asesinato de Miguel Ángel Blanco, a la la misma hora y fecha del pleno– con escaso valor social y humano y dosis de demagogia de la mochila de Podemos, propia de un gobierno de república bananera, así como la lectura de medidas temporales, que vamos a pagar todos con más impuestos a ricos, pobres, empresarios, pensionistas y autónomos, unos siete mil millones de euros para parches coyunturales.

Una batería de propuestas para meses pero nada de llegar al fondo de una crisis brutal, cuando nuestro país está en la misma guerra global, la tercera, que otros plantean desde la racionalidad con gobiernos limpios sin tener a los enemigos dentro y a terroristas de telón de fondo, que nos cargan de miedo, sudor, sangre y lágrimas que castiga a las clases más vulnerables. Mirando al tendido sin asomo de un pacto de estado porque existe la intención de una involución que termine con el régimen democrático de la Transición.

Pedro Sánchez el bello, hermoso y elegante, que anima al mujerío a ir a las urnas, con sus viejas fórmulas ha vuelto a llegar tarde, nada nuevo, propuestas a las puertas de la urgencia hospitalaria, medicina paliativa que no va a fortalecer la economía familiar de ocho millones ciudadanos en los umbrales de una pobreza crónica. Nos amenazan desde Bruselas con el envío de los hombres de negro a los que trata de confundir con olas de mentiras y un triunfalismo burdo.

El perfume en el hemiciclo era del rescoldo del rencor ideológico y los ruidos de las diecisiete Españas dispersas a fuego lento del separatismo y el fanatismo de Bildu, que viene de lejos, filoetarra, cuando ayer martes se cumplía un aniversario de horror, 25 años, fatal coincidencia, que mereció un minuto de silencio, a petición de la popular Gamarra, y al lado los tres diputados vascos y la diputada que enaltecía el terrorismo, y fue a la cárcel, todos ellos colaboradores del Gobierno, un ejecutivo que no se preocupa de los cien mil pequeños empresarios que están en riesgo de quiebra, hoy, mañana seguro con los concursos de acreedores masivos. Y el lamentable estado de 678.000 parados crónicos, de larga duración, que llevan hasta cuatro años en el desempleo en edades difíciles, hasta dramáticas.

Esta es una tropa generosamente pagada que niegan sistemáticamente lo evidente, lo tapan sacando muertos de la guerra civil salvaje, pero tratan de encalar y hasta de silenciar los cuarenta años de sangre y fuego a manos de ETA que mató más en la Democracia que en el franquismo. Y los medios afines y estatales que dedican al día del orgullo Gay cinco horas de programación en las dos cadenas, y sin embargo el debate estelar de ayer lo dan en 24 HORAS un espacio sin pulso ni audiencia. Y en la tarde de siestas, cuando hablaba la Oposición.

El número final del drama en el escenario del Congreso de los Diputados, diputadas y diputedes, estuvo a cargo de Rufián, apellido, que se sacó del bolsillo tres balas procedentes de la frontera de Melilla, para criticar la política social de su socio socialista. P.S. se encrespó contra el segurata catalán y le dijo que de balas ya estaba servido el hemiciclo, refiriéndose, claro al 23-F.

El presidente tuvo la oportunidad, que perdió, de las balas del terrorismo que mata en Cataluña, cuando el golpe separatista. En fin, que el sanchismo abandona el centro izquierda y queda en manos de los ultras de Podemos y Bildu, y mañana seguirán subiendo los precios, y Bruselas mira de reojo a la Moncloa.

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