Fernando Grande-Marlaska, les mintió descaradamente a las víctimas de ETA en el 2018: “Los acercamientos de los condenados serán puntuales y sin delitos de sangre”

ATV le envió una carta al ministro para informarle que le retiraba la Cruz de la Dignidad que le otorgó en el 2017, cuando había destacado por su trabajo como juez

Nacional 09/09/2022 Hernán Martín
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Fernando Grande-Marlaska

Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, viajó a Nueva York para participar del Congreso Global de Víctimas del Terrorismo organizado por la ONU, donde deberá encontrarse cara a cara con los familiares de españoles que sufrieron atentados a manos de la ETA.

         Esto significará un momento muy complicado para el funcionario después de que Pedro Sánchez, su jefe político, permitiera que dos de los asesinos más temidos de la historia española, Javier García Gaztelu y Henri Parot, fueran trasladados al País Vasco, donde gozarán de toda clase de comodidades y privilegios.

         Ante la ONU, Grande-Marlaska intentará vender esta política “humanitaria” que potencia el PSOE, el problema es que cuatro años atrás, cuando llegó al ministerio, había prometido algo completamente diferente: en septiembre del 2018, el funcionario se reunió con la Asociación de Víctimas del Terrorismo (ATV) y les aseguró que los traslados de presos etarras estarían basados en “decisiones puntuales y estudiadas, siempre sobre presos sin delitos de sangre y con la mayor parte de las condenas cumplidas”.

 Promesas rotas, asesinos salvajes (casi) libres.

 En los cuatro años que pasaron desde ese encuentro, Pedro Sánchez acercó a un preso etarra a prisiones del País Vasco y Navarra cada cuatro días. 

Sí, leyeron bien: un preso cada cuatro días.

Para sintetizarlo en números: gracias al actual líder del PSOE, 215 terroristas ya fueron trasladados, entre ellos, pocos días atrás, dos de los asesinos más feroces de toda la historia de España: Henri Parot, llamado “el rey de los coches bomba”, autor de 39 muertes, y Javier García Gaztelu, alías Txapote, responsable de 14 asesinatos, entre ellos el de Miguel Ángel Blanco.

“Las víctimas están pasando un momento complicado, difícil y duro con un Gobierno que no tiene interlocución con ellas y sí la tiene privilegiada con aquellos que han integrado en su dirección política al último jefe de la ETA”, denunció José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid; por su parte, Elías Belondo, coordinador general del PP, acusó al Gobierno de cambiar “votos por presos” y agregó que cada concesión “se cobra un precio altísimo, en este caso, dos terroristas sanguinarios con más de 50 asesinatos a sus espaldas”.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (ATV) expresó públicamente todo su enojo ante lo que está ocurriendo: “Es el pago de Pedro Sánchez a Bildu. Una vez más, el Gobierno sigue ignorando a las víctimas del terrorismo y premiando a sus verdugos. Estos traslados son la antesala de terceros grados y puesta en libertad de estos asesinos”.

Fernando Grande-Marlaska se negó a hacer declaraciones sobre el pacto que rompió tan descaradamente. 

 Repudio y vergüenza.

     ATV le envió una carta al ministro para informarle que le retiraba la Cruz de la Dignidad que le otorgó en el 2017, cuando había destacado por su trabajo como juez gracias a su “incansable trabajo al frente de la Sala de lo Penal y su incondicional apoyo a las víctimas del terrorismo”.

         La organización fue contundente sobre la metamorfosis del funcionario: “Desde que fue nombrado ministro del Interior, y a pesar de que hemos tenido mucha paciencia debido a su brillante pasado en la lucha antiterrorista, las víctimas del terrorismo hemos asistido asombradas a su radical cambio de posicionamiento”.

 Y mientras tanto el ministro…

     Al igual que su jefe Fernando Sánchez, Grande-Marlaska ya no es ese juez idealista que sufrió dos atentados por enfrentarse a la ETA, ahora es un político pragmático, realista y despiadado que prefiere ignorar las críticas y reinventar la historia para que se adapte a su relato triunfalista.

         Este jueves, en el Congreso de la ONU, el Ministro defendió lo hecho por su Gobierno: “Quiero con mis primeras palabras confirmarles el firme compromiso de España con el objetivo que se ha marcado este foro: promover los derechos y necesidades de las víctimas del terrorismo”.

Grande-Marlaska además ofreció acoger en nuestro país el próximo Congreso Mundial de Víctimas del Terrorismo y comprometió 400 mil euros para la creación de un fondo internacional de solidaridad. 

El mismo funcionario que traicionó a las víctimas de ETA dijo, sin ponerse colorado, ante la ONU: “Naciones Unidas puede contar siempre con España como el más firme aliado en cualquier iniciativa de recuperación y divulgación de la memoria de las víctimas porque se lo debemos, porque su recuerdo nos interpela y nos convoca a todos en la deslegitimación de la violencia y la creación de una pedagogía del Nunca Más’”.

Desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo remarcaron, en un contundente comunicado, la falsedad del Ministro al reivindicar a un Gobierno que sistemáticamente libera terroristas a cambio de votos en el Congreso: “Asesinos en serie como Henri Parot o Txapote van a cumplir lo que les quede de condena en prisiones cerca de sus familias sin haber mostrado un ápice de arrepentimiento ni haber colaborado con la justicia”.

Por supuesto, poca gente escuchó a los integrantes de AVT, esos hombres y mujeres comunes y corrientes que, a diferencia del Gobierno, realmente siguen luchando todos los días por “los derechos y necesidades de las víctimas del terrorismo” frente a las mentiras de un Estado español que prefiere romper sus promesas y pactar con los etarras que asesinaron al industrial José Legasa, al sargento de policía Alfonso Morcillo, al parlamentario vasco Gregorio Ordónez, al concejal José Luis Caso Cortines, a la guardia civil Irene Fernández Perera… y los nombres siguen y siguen y siguen, aunque Grande-Marlaska prefiera ignorarlos para que su jefe Pedro Sánchez pueda seguir pactando con Arnaldo Otegi, líder de EH Bildu, el aliado que necesita desesperadamente para ver aprobadas sus leyes en el Congreso de aquí hasta finales de su mandato.

Robin Wood, uno de los mejores escritores del mundo, expresó muy bien lo que tantos españoles sienten ante los políticos y los exterroristas que se alían para abusar sistemáticamente de los ciudadanos a los que nadie escucha y a los que nadie defiende: “Ese sollozo animal en la noche, desesperado, ese gemido terrible que sólo puede emitir una persona que ya está más allá de toda esperanza. Por todo eso he aprendido a odiar salvajemente a los bastardos que despedazan a los indefensos, a todos los que no tienen con qué y cómo defenderse. Oh, sí. ¡Odio a esos bastardos!”. 

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