Se acaba el verano en Europa, y las bajas temperaturas amenazan con disparar las facturas de gas natural en los próximos meses, dado el encarecimiento que esta fuente de energía ha experimentado durante el último año.

La nefasta política energética seguida en el viejo continente, consistente en fiarlo todo al suministro de gas proveniente de Moscú, la persecución al fracking o la condena al ostracismo de la energía nuclear, hacen ahora a Europa extremadamente vulnerable.

Este masoquismo energético perpetrado por los líderes europeos se convierte ahora, a las puertas del invierno, en nerviosismo, improvisación y medidas draconianas en lo referente al ámbito energético. Así, en los últimos días hemos asistido a numerosas propuestas planteadas por algunos políticos europeos que no han dejado a nadie indiferente.

 

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Una de las propuestas más controvertidas ha sido la emitida por la ministra de medio ambiente de Suiza, quien instó esta semana a los ciudadanos a "ducharse juntos" para ahorrar energía, dentro del plan del país de reducir un 15% su consumo energético, entre cuyas sugerencias se encuentra también "apagar las luces o apagar el ordenador cuando no sea necesario".

Tampoco ha pasado desapercibida la propuesta del presidente del estado alemán de Baden Württemberg, Winfried Kretschmann, quien recomendó sustituir algunas de las duchas de la semana por el uso de toallitas húmedas. "La gente puede ahorrar dinero usando toallitas en lugar de ducharse todo el tiempo", aseguró Kretschmann.

Desde el gobierno de Austria, por su parte, han puesto en marcha una campaña para instar a los ciudadanos a ducharse en cuatro minutos, frente a la actual media nacional de cinco minutos.

Por otro lado, Francia ha planteado reducir el número de trenes en circulación a fin de reducir el consumo energético, mientras que algunos ayuntamientos del país están cerrando sus piscinas públicas, a menudo calentadas con gas. Recientemente, los ministerios galos de deportes y transición energética pidieron rebajar los consumos en piscinas y pistas de hielo.

También han destacado en las últimas semanas algunas fórmulas popularizadas por blogueros con el fin de ahorrar a la hora de cocinar, como, por ejemplo, cocer los alimentos en el lavavajillas o la lavadora.

Todas estas propuestas se enmarcan dentro de los esfuerzos europeos por reducir el consumo energético, y han venido acompañadas por la imposición de otras medidas de ahorro, también implementadas en España, como limitar las temperaturas o reducir la iluminación de edificios públicos, así como por la búsqueda de nuevos acuerdos de suministro de gas, con cada vez mayor protagonismo de Estados Unidos, Noruega o Canadá. Además, algunos países han optado por dar una nueva oportunidad a la energía nuclear o por reabrir centrales de carbón.

Los objetivos pasan por cumplir el plan de ahorro de Bruselas. La primera medida del Ejecutivo comunitario, llegada tras el acuerdo voluntario para ahorrar un 15% de gas, pasa por reducir el consumo eléctrico de media un 10% y que ese esfuerzo incluya "obligatoriamente" un recorte de al menos el 5% en las horas pico, donde la demanda es más alta.

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