Trabajando en estrecha colaboración con la Organización Mundial de la Salud ("OMS"), cuatro organizaciones mundiales de salud – la Fundación Bill y Melinda Gates, Gavi, The Wellcome Trust y CEPI – desempeñaron un papel central en la creación del Acelerador de Acceso a Herramientas Covid-19 ("ACT-A"). Y un consorcio operado por Gavi, CEPI y UNICEF llamado COVAX es el pilar de vacunas de ACT-A.

A lo largo de la primavera y el verano de 2020, las cuatro organizaciones mundiales de salud invirtieron dinero en el desarrollo de vacunas y presionaron a los gobiernos para que invirtieran dinero en ellas y en su iniciativa ACT-A. Sin embargo, desde su inicio, ACT-A ha carecido de transparencia y rendición de cuentas que una investigación de Politico y Welt ha encontrado.

 
A lo largo de la primavera y el verano de 2020, las organizaciones mundiales de salud invirtieron dinero en el desarrollo de vacunas. En julio, CEPI anunció que donaría $ 66 millones a Clover Biopharmaceuticals para ayudar a la compañía a través de sus ensayos clínicos. CEPI, Wellcome y la Fundación Gates invirtieron hasta $ 449 millones en la Universidad de Oxford, incluidas las asociaciones con la escuela y otras compañías, para vacunas. Wellcome otorgó $ 2.4 millones al Consorcio de Salud Wits en Sudáfrica para ayudar con la investigación sobre la detección y vigilancia de Covid.

Durante la pandemia, la Fundación Gates rechazó públicamente la presión a las compañías farmacéuticas para que compartieran su propiedad intelectual, diciendo que hacerlo haría poco para estimular el desarrollo riguroso de vacunas a corto plazo.

En un caso, la Fundación Gates parece haber ayudado a instar a un fabricante de vacunas a asociarse con una compañía farmacéutica para ayudar a escalar la producción, según un informe de Bloomberg News, que cita una llamada entre Bill Gates y los periodistas. Ese impulso llevó a la Universidad de Oxford, un concesionario Gates desde hace mucho tiempo, a compartir sus derechos con una sola compañía, AstraZeneca, en lugar de apegarse a la propia guía de la universidad de que cualquier acuerdo que haga incluya licencias no exclusivas y libres de regalías.

Cuando la universidad llegó al acuerdo, le dio a AstraZeneca los derechos exclusivos, un paso al que los científicos de la universidad se habían resistido al principio del desarrollo de la vacuna, según un informe del Wall Street Journal.

"[Bill Gates] cambió la posición de Oxford sobre las licencias abiertas", dijo James Love, director de Knowledge Ecology International, una organización no gubernamental que se centra en la propiedad intelectual, que desempeñó un papel clave en las negociaciones sobre los tratamientos genéricos contra el VIH a principios de la década de 2000. Tenía una influencia descomunal en CEPI y Gavi".

Poco después del anuncio del acuerdo, CEPI y Gavi revelaron planes para dar $ 750 millones a AstraZeneca para asegurar 300 millones de dosis para COVAX. AstraZeneca también informó haber llegado a un acuerdo con el Instituto Serum de la India, un instituto que recibió fondos significativos de la Fundación Gates, para suministrar mil millones de dosis a países de ingresos bajos y medios.

Gavi lanzó la Instalación COVAX en junio de 2020. Luego firmaría dos acuerdos adicionales de compra anticipada con algunas de las primeras vacunas en el mercado, incluida Pfizer.

Unas semanas antes, el 15 de mayo de 2020, Estados Unidos lanzó oficialmente la Operación Warp Speed. Para el verano, comenzó a expandir su cartera de desarrollo de vacunas, invirtiendo $ 1.6 mil millones en la fabricación de Novavax y un inicial de $ 1.95 mil millones a Pfizer para la fabricación a gran escala y la distribución a nivel nacional de 100 millones de dosis. Prometió 2.100 millones de dólares para apoyar el desarrollo de la vacuna de Sanofi y GSK.

Representantes de la Fundación Gates presionaron a los funcionarios estadounidenses para que compartieran los correlatos inmunológicos de la protección contra las vacunas Covid, marcadores inmunes que pueden ayudar a otras instituciones a desarrollar sus propios productos de vacunas. La Fundación Gates había otorgado dinero a organizaciones que trabajan en el desarrollo de vacunas Covid en todo el mundo que necesitaban los correlatos para ayudar a desarrollar las vacunas.

Si se comparten, los correlatos inmunes de protección pueden ayudar a la compañía a establecer la eficacia sin pasar por un ensayo de eficacia, uno que puede tardar meses en completarse. Los funcionarios estadounidenses estuvieron de acuerdo y los NIH finalmente publicaron los correlatos en 2021.

El 10 de septiembre de 2020, representantes de las cuatro organizaciones mundiales de salud, incluida Melinda French Gates, aparecieron en la primera reunión oficial de ACT-A, cinco meses después de su creación. El evento marcó el impulso oficial del consorcio para comenzar a aumentar las campañas de donación y presionar a los gobiernos para que desarrollen sus respuestas internacionales al virus. El comité de finanzas de ACT-A, compuesto por funcionarios gubernamentales y líderes de las agencias, pidió que se donara un total de $ 38 mil millones a las agencias involucradas en la iniciativa, incluidas CEPI y Gavi.

ACT-A carece de transparencia y rendición de cuentas
Trabajando en estrecha colaboración con la OMS, los cuatro grupos desempeñaron un papel central en la creación de una iniciativa conocida como el Acelerador de Acceso a Herramientas Covid-19, o ACT-A, que se centró en asegurar y entregar pruebas, tratamientos y dosis de vacunas a países de ingresos bajos y medios de todo el mundo. COVAX, un consorcio especial operado por Gavi, CEPI y UNICEF, es el pilar de vacunas de la iniciativa ACT-A.

La supervisión y el liderazgo político de ACT-A llegaron a través del consejo de facilitación, un comité coorganizado por la OMS y la Comisión Europea.

Pero ACT-A no cumplió con sus objetivos de entrega para 2021 en los tres frentes: pruebas, distribución de vacunas y tratamientos, según una revisión independiente de Dalberg Global Development Advisors, una firma de asesoría de políticas con sede en Nueva York.

El equipo de diagnóstico de ACT-A estableció el objetivo de hacer que 500 millones de pruebas sean accesibles para los países de ingresos bajos y medios para mediados de 2021. Obtuvo solo 84 millones de pruebas para junio de 2021, solo el 16 por ciento de su objetivo, según el informe.

El equipo terapéutico originalmente estableció el objetivo de administrar 245 millones de tratamientos a países de ingresos bajos y medios para 2021, pero luego cambió el objetivo a 100 millones de nuevos tratamientos para fines de 2021. Hasta junio de ese año, el equipo terapéutico había asignado solo alrededor de 1,8 millones de tratamientos.

COVAX estableció el objetivo de entregar 2 mil millones de dosis de vacunas para fines de 2021. En septiembre de ese año, solo había entregado 319 millones de dosis.

Los líderes de los grupos dicen que no pudieron cumplir sus objetivos en gran parte porque los gobiernos occidentales ricos tardaron en intensificar y poner a disposición los enormes tramos de vacunas y terapias que eran "necesarios para proteger al mundo".

Jeremy Farrar, director de Wellcome Trust, dijo: "La preparación y respuesta integral ante una pandemia requiere el tipo de financiamiento y cooperación internacional que solo los gobiernos pueden reunir".

Farrar defendió la asociación ACT-A como "el mejor mecanismo que tenemos para entregar herramientas Covid-19 que salvan vidas en todo el mundo".

La investigación de Politico y Welt encontró, sin embargo, que la estructura de ACT-A disminuyó la rendición de cuentas. Los representantes de ACT-A establecieron prioridades de financiamiento e hicieron campaña para obtener donaciones. Pero el dinero, 23.000 millones de dólares en total, fue directamente a las entidades involucradas en la iniciativa, como Gavi y CEPI. Aunque el sitio web de ACT-A realiza un seguimiento de cuánto dinero se recaudó, es casi imposible saber exactamente a dónde fue todo. Con base en la base de datos Covid individual de cada organización, no es posible delinear exactamente cómo los grupos gastaron el dinero recaudado a través de ACT-A.

 En las lecturas de la OMS de las reuniones del consejo de facilitación de ACT-A en el otoño de 2020, el consorcio anunció internamente que había llegado a acuerdos para poner a disposición de los países de bajos ingresos más de 120 millones de pruebas de Covid por $ 5 por unidad. La Fundación Gates, a través de dos garantías de volumen separadas, ayudó a financiar el acuerdo con SD Biosensor y Abbott. El acuerdo marcó una de las primeras victorias importantes para el consorcio de la OMS.

Pero a medida que la recaudación de fondos de ACT-A comenzó a crecer en fuerza en el transcurso del otoño de 2020, los representantes de la sociedad civil y los defensores de la salud en la comunidad de salud global en general comenzaron a plantear preguntas sobre el funcionamiento interno del consorcio y cómo se estaban tomando las decisiones.

"Muchas de ellas [las reuniones de ACT-A] no son reuniones formales. ... Hemos luchado para obtener acceso a los documentos y la correspondencia ... [eso habría hecho] posible examinar cómo han ocurrido realmente los procesos de toma de decisiones y establecer si han estado sujetos a un control democrático", dijo Katerini Storeng, profesora asociada del Centro para el Desarrollo y el Medio Ambiente de la Universidad de Oslo, y jefa de un proyecto de investigación sobre asociaciones público-privadas para la preparación para una pandemia.

Un funcionario de la UE dijo que las organizaciones, al menos en los primeros días de ACT-A, no eran transparentes sobre su toma de decisiones. Si bien hubo intercambios casi diarios entre los funcionarios de la UE y las organizaciones, dijo la persona, hubo una falta de consulta sobre las decisiones importantes, sin suficientes detalles sobre a dónde iban las donaciones de los países.

"Recibieron enormes cantidades de fondos y deberían haber sido más transparentes [sobre] para qué se usó", dijo el funcionario.

En noviembre de 2020, ACT-A todavía enfrentaba una brecha financiera significativa. Solo tenía $ 10 mil millones en el banco. "Se necesita un apoyo político urgente y más fuerte y la financiación total del Acelerador ACT", según un resumen de la OMS de una reunión del consejo de facilitación de ACT-A ese mes.

A pesar de los nuevos compromisos de la Unión Europea (100 millones de euros) y el Congreso de estados Unidos (4.000 millones de dólares) con Gavi a finales de 2020, ACT-A dijo que necesitaba 4.000 millones de dólares de inmediato y 23.000 millones de dólares adicionales en 2021 para ayudar a poner fin a la pandemia, según un informe que su consejo de facilitación publicó ese mes.

Ahora los cuatro grupos están gastando millones de dólares para presionar a los Estados Unidos y la UE para que adopten sus prioridades para la próxima pandemia. Un mensaje que Bill Gates y Melinda French Gates habían estado conectando a los políticos desde al menos principios de 2021: "No es demasiado pronto para comenzar a pensar en la próxima pandemia", escribieron Bill y Melinda Gates en su carta anual a la entonces canciller alemana Angela Merkel.

Mientras tanto, muchos especialistas en salud global se preguntan si los grupos son capaces de realizar las rigurosas autopsias necesarias para construir un sistema de respuesta global más fuerte para el futuro.

"Nadie está realmente responsabilizando a estos actores", dijo Sophie Harman, profesora de política internacional en la Universidad Queen Mary de Londres. "Y son los que realmente están dando forma a nuestra capacidad de responder a las pandemias".

Lo anterior es una breve descripción del Capítulo 2 de una investigación de Politico / Welt titulada 'Cómo Bill Gates y sus socios usaron su influencia para controlar la respuesta global al Covid, con poca supervisión'. Detalla el cambio de poder de gobiernos "desbordados" por el Covid a un grupo de cuatro organizaciones no gubernamentales: La Fundación Bill y Melinda Gates; Gavi; el Wellcome Trust; y, CEPI.

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