"Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) están matando a nuestro planeta. Las personas deben reducir su huella de carbono". Ambas son afirmaciones populares que atraen asentimientos de aprobación de algunos.

Sin embargo, ninguna de las dos cosas es cierta. El CO2 es un elixir de la vida, que sustenta a las plantas durante cientos de millones de años y hace posible prácticamente toda la vida en la Tierra. Las plantas dependen de la fotosíntesis para producir glucosa, utilizando agua del suelo y CO2 del aire.

Por Vijay Jayaraj

En resumen, el CO2 es alimento vegetal. De hecho, las emisiones de CO2 de los procesos industriales de los últimos dos siglos han sido muy beneficiosas para el crecimiento de las plantas. Los estudios científicos muestran que el CO2 ha desempeñado un papel importante en el reverdecimiento de la tierra después de que los niveles anormalmente bajos de CO2 habían limitado gran parte de la vegetación del planeta debido a la falta de CO2.

Incluso el notable aumento en la producción mundial de alimentos del siglo pasado ha sido posible gracias a niveles más altos deCO2, junto con temperaturas moderadamente más cálidas y prácticas agrícolas modernas.

Scientific American informa que el efecto de fertilización de CO2 en ecosistemas naturales como los bosques es muy evidente. En una serie de experimentos, los científicos duplicaron artificialmente el CO2 desde los niveles preindustriales, lo que "aumentó la productividad de los árboles en alrededor del 23 por ciento".

Francis Moore, de la Universidad de California, Davis, dice: "Para la mayoría de las otras plantas que comen los humanos, incluido el trigo, el arroz y la soja, tener un mayor CO2 les ayudará directamente ... Duplicar el CO2 desde los niveles preindustriales aumenta la productividad de cultivos como el trigo en un 11,5 por ciento y de aquellos como el maíz en alrededor del 8,4 por ciento".

Elevar artificialmente los niveles de CO2 en invernaderos ha demostrado ser un cambio de juego en muchas partes del mundo. El aumento de las concentraciones de CO2 a más de 1.000 partes por millón desde el nivel ambiental de aproximadamente 400 ppm ha ayudado a las granjas de invernadero a mejorar la productividad entre un 20 y un 30 por ciento.

Los productores de tomate han aumentado la productividad y reducido la demanda de agua con la mejora del CO2. Los estudios demuestran que los niveles elevados de CO2 pueden permitir que los tomates crezcan en zonas de clima árido que son propensas a las sequías. Del mismo modo, los limoneros han demostrado una mejor resistencia a la sequía con niveles elevados de CO2.

En India, los estudios mostraron que los agricultores que usan invernaderos "pudieron cultivar siete veces más alimentos usando un 90 por ciento menos de agua en comparación con la agricultura tradicional". El ochenta y dos por ciento de los agricultores en la India tienen operaciones a pequeña escala de menos de cinco acres. Para ellos, las granjas de invernaderos con niveles elevados de CO2 pueden resultar ser un esfuerzo que altera la vida, especialmente cuando toda la configuración del invernadero cuesta solo $ 2,500.

En China, los invernaderos han ayudado a los agricultores a superar la pobreza. China Daily informa: "El gobierno proporciona préstamos preferenciales ... El gobierno también se encarga de que se entreguen semillas de calidad y se envíen técnicos para enseñar a los agricultores cómo cultivar verduras y frutas en invernaderos. En China, la gente sabe que una familia propietaria de un invernadero debe ser una familia que se ha despedido de la pobreza".

Por lo tanto, las granjas de invernadero con alto CO2 no solo reducen el área agrícola, el uso de pesticidas y las necesidades de riego, sino que también ayudan a aumentar la productividad. Gracias al elevado CO2 en invernaderos, ahora puedo obtener tomates frescos y limpios, pimientos, chile, lechuga y otras verduras de invernaderos al mismo precio que los productos al aire libre.

Estoy celebrando el CO2 no solo por los productos de invernadero que alimenta, sino también por permitir y enriquecer la vida en nuestro planeta. Demonizar este elixir de prácticamente todos los seres vivos es pura locura.

Sobre el autor
Vijay Jayarajes investigador asociado en la Coalición CO2, Arlington, Virginia. Tiene una maestría en ciencias ambientales de la Universidad de East Anglia, Reino Unido, y reside en la India.

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