Para el que no lo sepa aún, con las nubes políticas borrascosas que merodean y amedrantan sobre España, son muchos los que cuentan ya los días para que el 28 de Mayo llegue cuanto antes y echar, así de claro, a este Desgobierno que tanto nos está achantando. Hoy sábado 14 de Enero, como uno más de las formaciones políticas nacionales, Tyron Alcivar se presenta como alcalde electo para los comicios de 2023 al Ayuntamiento de Murcia . Se presenta a la sociedad murciana con cierta expectación, pues si saliese ganador o cercano sería el primer ecuatoriano y español que accede a un puesto de relevancia política en la democracia española. Así lo deseo.

Sé de cierto que ha llevado una semana bastante complicada y su esposa a punto de dar a luz y, es por ello, apoyándole la jugada paso a escribirles unas líneas por donde opino esta noche hablará al gran público deseándole lo mejor en su puesta de largo. 

Estoy seguro que Tyron, como hemos hablado muchas veces, desea restaurar esta sociedad en la que vive, pero también es cierto que para que ello ocurra deberíamos dar marcha atrás en el modo de plantearnos los problemas sociales que observamos. El siglo XX ha convertido a toda persona, al sujeto moral en sujeto económico y psicológico, sometiéndole según los casos a estímulos económicos o a tratamientos terapéuticos.

Si hemos de cambiar la sociedad de este siglo XXI, seguro que nuestro personaje nos hablaría de recuperar la noción de persona como portavoz de unos valores morales inherentes. Si deseamos detectar las causas culturales del debilitamiento civil de hoy, donde existe en demasía la glorificación y degradación del hombre, la raíz de esta actitud estaría en la sustitución de una cultura fundada en la creencia “transcendental” por otra para la que sólo tiene valor lo que se percibe por los sentidos.

El resultado de todo lo anterior sería el actual utilitarismo. “En la política y en las ciencias sociales, esta filosofía ha producido una concepción de la persona completamente mecanicista y materialista”. Si el hombre, la mujer, es poco más que un complejo de electrones y protones entonces será totalmente maleable. Así, le sometemos a inacabables estudios por parte de expertos, y damos por supuesto que la sociedad puede renacer si simplemente descubrimos la técnica adecuada y dejamos que la apliquen las mentes más serias.

El Estado centralizado y reglamentista diseñado conforme a esta premisa debería estar siendo hoy abandonado, no sólo por sus grotescas ineficiencias, sino porque empequeñece a la persona.

El gran Tocqueville , comentaría en su momento que la fuerza de América consistía en la tendencia a unirse en asociaciones voluntarias, mientras que la principal preocupación a largo plazo sería el egoísmo que lleva a cada ciudadano a vivir aparte, extraño al destino del resto. La preocupación que esta forma de individualismo, combinada con el nacimiento de la sociedad de masas, produjese el omnipresente Estado burocrático contra el que hoy nos rebelamos.

Nuestras actuales políticas refuerzan esta forma de concebir la sociedad como habitada por individuos libres de trabas, mimados con promesas, armados de múltiples derechos legales, inundados de posibilidades de consumo, y sin embargo más súbditos que ciudadanos.

Pensamos que una sociedad en la que sería deseable votasen muchos, pero en la que muchos carecen de disposición para la democracia, será tan desordenada como otra sociedad en la que pocos se molestan en votar. La renovación de la política consiste en algo más que en dar poder a los individuos: debe familiarizarles con el ideal y el espíritu democrático: el del respeto y el de la responsabilidad. Nuestra cuestión sería: ¿De dónde procede el autocontrol y la solidaridad necesarios para vivir en democracia?

Sin duda alguna, el primer semillero de la sociedad civil y de la virtud es la familia. Esta es la verdad más terca de todas, pero nuestra negativa a aceptarla acaba causando graves prejuicios a los hijos de España, de Europa y una enorme herida a la sociedad.

Para conseguir que la familia cumpla su papel y que barrios y pedanías sean lugares amables y seguros es necesario la necesidad de movimientos sociales dinámicos. Acuérdense que el siglo XIX ha sido testigo de una gran explosión de asociaciones voluntarias que buscaban la reforma social y la elevación moral.

La sociedad civil tiene que ver con un orden humano más amplio y más rico que el Estado, un orden que el Estado, el Gobierno es más capaz de destruir que de renovar. Una sociedad sana no puede ser repartida como otro derecho más, no puede ser reconstruida a través de programas de reformas, o traída a la existencia mediante más reducciones de impuestos. Debe ser alcanzada a través de los esfuerzos solidarios de los españoles, de los murcianos.

 Seguro me quedo corto ante el entusiasmo que pones al hablar y escuchar a los que tienes delante. 

Querido Tayron: suerte esta noche y al toro. Hoy empiezas una nueva Hoja de Ruta en tu vida y si empleas los mismos haceres que hasta ahora has procurado, seguro, rematarás muy bien la faena a la que te enfrentas. 

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