Cada vez se extiende más por Occidente el principio de que los ciudadanos, como infantes impresionables y de limitada inteligencia, no tienen derecho alguno a conocer los intríngulis de las maniobras políticas que se hacen en su nombre y se les imponen.

En Estados Unidos, por ejemplo, los diputados republicanos, mayoritarios en la Cámara de Representantes, quieren crear un comité que investigue la injerencia del FBI y otras agencias de inteligencia en la vida política del país, y los medios (y los demócratas) son un clamor: ¡eso pondría en peligro la seguridad nacional!

Es un extraño espectáculo este de unos periodistas rogando a sus lectores que tengan una confianza ciega en las opacas agencias que controlan sus vidas y que no se empeñen en perturbar sus lindas cabecitas queriendo saber lo que no les conviene.

 En Europa es peor, porque su ejecutivo no responde ante electorado alguno y su parlamento es una cámara de eco para respaldar los ukases de la Comisión. Pero aún hay, de higos a brevas, indicios de vida y de dignidad en la Eurocámara. Así, eurodiputados miembros del Comité Especial sobre el Covid han citado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para que comparezca y justifique los contratos de vacunas que firmó con Pfizer y que se estiman en miles de millones de euros.

Los eurodiputados justifican esta decisión por la necesidad de arrojar luz sobre un asunto opaco que ha desatado la ira dentro de la Unión Europea

Quizá los tiempos estén cambiando, después del escándalo que sacudió Bruselas tras la detención de altos cargos de la UE acusados de haber sido corrompidos por Catar, y ahora es momento tan bueno como cualquier otro para pedir responsabilidades a Von der Leyen por su papel en la firma de contratos de vacunas con el laboratorio estadounidense Pfizer.

La revista americana Politico asegura disponer de una carta confidencial escrita por Kathleen Van Brempt, presidenta de la Comisión Especial sobre el Covid, según la cual los eurodiputados miembros de dicha comisión han tomado la firme decisión de convocar a Von Der Leyen a declarar públicamente sobre los contratos de vacunas que firmó con Albert Bourla, CEO de Pfizer.

«Los eurodiputados quieren hacer preguntas a Von der Leyen sobre su papel en la negociación de contratos masivos de vacunas Covid estimados en miles de millones de euros firmados al comienzo de la pandemia. Von der Leyen habría mantenido un intercambio de mensajes por SMS con Albert Bourla, CEO de Pfizer poco antes de la firma de dichos contratos», informa Politico.

Kathleen Van Brempt explica que la UE «ha gastado enormes recursos públicos en la producción y compra de vacunas durante la pandemia. El Parlamento tiene derecho a obtener total transparencia sobre las modalidades de este gasto y sobre las negociaciones que se llevaron a cabo dentro del Parlamento que condujeron a este gasto».

No es exactamente una sorpresa. El pasado 16 de diciembre, siete diputados de los Verdes abrieron las hostilidades contra la presidenta de la Comisión Europea y su esposo, Heiko Von der Leyen, cuyas actividades, financiadas en parte por su esposa, están causando una gran polémica en Europa.

«Estamos particularmente preocupados por la aparición de artículos de prensa en Italia y Alemania sobre la actividad comercial en países de la UE de Orgenesis Inc., una empresa estadounidense que emplea a Heiko Von der Leyen, esposo de la presidenta de la Comisión Europea», se lee en una carta publicada en Twitter por los eurodiputados.

En la carta se menciona la presencia de Heiko Von der Leyen en el comité de supervisión de una fundación que recibió una financiación de más de 300 millones de euros de la Comisión Europea, encabezada por su esposa, Ursula Von Der Leyen. Ante la presión mediática, Heiko dimitió de su cargo, pero su empresa (Orgenesis Inc.) sigue dentro de esta fundación.

Según medios italianos, a pesar de que el señor Von der Leyen ha dimitido del consejo de supervisión de la fundación, Orgenesis Italy SRL sigue formando parte del proyecto y recibe subvenciones de hasta 200.000 euros al año del Plan italiano para la recuperación y la resiliencia, denuncian los diputados. Los periodistas también señalan que Orgenesis Inc., y sus filiales europeas no están inscritas en el registro de transparencia de la Unión Europea.

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