EL ÁNGEL DE BUDAPEST

El Holocausto es uno de los actos más atroces que perpetró la Alemania nazi entre 1939 y 1945

Sección Histórica 24/02/2023 Carlos Llanas
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Ángel Sanz Briz

El Holocausto es uno de los actos más atroces que perpetró la Alemania nazi entre 1939 y 1945. La búsqueda del exterminio del pueblo judío fue la línea que jamás se había cruzado en Europa hasta ese momento, ya que siempre se entendió que perseguir una idea así no era cosa de seres humanos racionales.

Es cierto que durante la Segunda Guerra Mundial murieron, por lo que se ha podido averiguar, alrededor de seis millones de personas por el solo hecho de ser judíos. Pero todo lo malo tiene su parte buena: hubo gente que nunca simpatizó con esta idea, de asesinar a gente inocente por sus creencias, y se dedicó durante esos años a salvar miles de vidas arriesgando la suya propia. Todos conocemos la historia de “La lista de Schindler” y nos podemos sentir orgullosos que nosotros tuvimos un Schindler español. Hoy hablamos de la historia de Ángel Sanz Briz, “el ángel de Budapest”.

 Desde Hungría con horror
En 1943, Ángel Sanz Briz es enviado a Budapest para ser el secretario de la Embajada española en Hungría. Este zaragozano venía de El Cairo tras ser el representante diplomático de España en Egipto desde 1939. Sanz había sido recompensado con este puesto tras su participación en la Guerra civil, estando en el lado de los sublevados como voluntario encargado de conducir camiones. Ángel llegaba a Budapest para ayudar al diplomático Miguel Ángel de Muguiro.

En Hungría estaba gobernada por un gobierno dictatorial filonazi dirigido por el almirante Horthy que no estaba llevando a cabo ningún exterminio judío. Sin embargo, llegaban millones de judíos huyendo de Alemania que traían consigo noticias terribles sobre los actos que estaban llevando a cabo los nazis. De Muguiro informó de dichas informaciones a Madrid, pero Madrid no respondió a ninguno de los informes del diplomático.

Fue entonces cuando Miguel Ángel de Muguiro, junto a la ayuda de Ángel Sanz Briz idearon un plan para salvar el máximo de vidas judías posibles. Por desgracia, la Diplomacia española no podía levantar sospechas y tuvo que ingeniárselas.

El plan de De Muguiro fue tirar de una ley española; una ley española que técnicamente ya no estaba funcionando desde 1931.

En 1924, durante la dictadura de Primo de Rivera, el gobierno español promulgó una ley que concedía de manera automática la nacionalidad a todo judío que acreditara que era descendiente de los judíos sefardíes, los judíos españoles. Ninguna de las autoridades alemana, húngara y española se dieron cuenta de ese “vacío legal”. De esta manera, el diplomático español pudo ir salvando a muchos sefardíes que, al decir que eran judíos con raíces españolas, estos automáticamente se convertían en ciudadanos españoles y podían huir del país.

 El Ángel de Budapest
La situación se mantuvo relativamente tranquila hasta el 15 de noviembre de 1944. Ese día se produjo un golpe de estado en Hungría llevado a cabo por el Partido nazi de Hungría, apoyado por la Alemania nazi. Horthy se suicidó tras una reunión con Hitler y se puso al mando el líder de los nazis húngaros. Como estado-títere de Alemania, los nazis, con Adolf Eichmann a la cabeza, entraron al país para aplicar la Shoá, el exterminio del pueblo judío del país.

En ese momento, Ángel Sanz Briz se convirtió en el jefe de la Diplomacia en Budapest porque Miguel Ángel de Muguiro tuvo que huir del país tras ser declarado persona non grata por sus gestiones para salvar 570 personas judías.

Ángel Sanz se encontraba como máxima autoridad de Asuntos Exteriores de España en Budapest en los momentos más duros del Holocausto. Por suerte, Sanz Briz no estaba solo; lo acompañaba el italiano Giorgio Perlasca.

La relación de estos dos hombres venía de lejos porque se conocieron en la Guerra civil, ya que Perlasca también había sido voluntario, por parte de las fuerzas italianas enviadas por Mussolini, y tras el paso de Italia al bando aliado en 1943, su situación era delicada en el país y Ángel Sanz le concedió la nacionalidad española y pasó a ser su mano derecha.

A pesar de los riesgos que tomaban, Ángel Sanz Briz y Georgio Perlasca continuaron con su tarea humanitaria de salvar el máximo de vidas posibles. Sin embargo, tenían el problema que, tras la llegada de los nazis al poder en el país y tras lo sucedido con De Muguiro, estaban muy vigilados y solo se les concedieron 200 visados para judíos sefardíes. Aun con esas limitaciones, el diplomático español se las ingenió para proteger el máximo de judíos, ya sin importar el origen, sin ser descubierto.

El plan se dividía en dos partes. Por una parte, Sanz Briz alojó a todos los judíos que pudo en diferentes edificios de la ciudad. El truco era que estos edificios tenían en la puerta la bandera española colgada y los letreros escritos en español.

De esta manera, estos pisos, hospitales, orfanatos y maternidades pasaban a ser propiedad de la Diplomacia española y, por lo tanto, la gente que estaba dentro no podía ser atacada por estar dentro de edificios oficiales. Esta adquisición forzosa de edificios se llevó a cabo gracias a la Cruz Roja y al dinero del propio Sanz Briz. De esta manera, la embajada española de Budapest alojó y protegió a miles de personas y a centenares de familias.

La otra parte del plan era más complicada: sacar a la gente del país. Recordamos de que el gobierno húngaro solo permitía que salieran 200 judíos sefardíes del país. Entonces, Sanz Briz y Perlasca tuvieron la idea. El plan consistía en emitir documentos sin repetir y sin un número de serie mayor de 200. Y para emitir más documentos más allá de los 200 oficiales, se alargaban las series con anexos como A-1/145, A-2/145, A-3/145… Y después, esta gente era enviada a España en pequeños grupos, pasando por Suiza.

Con esta táctica, los servicios exteriores españoles salvaron la vida de más de 5000 judíos, tanto sefardíes como no sefardíes. En diciembre de 1944, Asuntos Exteriores decidió cerrar la delegación de Budapest y repatrió a Ángel Sanz Briz. Por suerte, para él, Perlasca siguió con la misión, haciéndose pasar por el nuevo diplomático español y manteniendo en secreto el cierre de la Legación Diplomática a las autoridades húngara y alemana.

 Ángel Sanz Briz seguiría con sus tareas de diplomático en muchas otras partes del mundo hasta su muerte en 1980, en Roma. La heroica hazaña de Sanz Briz puede que haya pasado desapercibida en nuestro país, más allá de algún que otro reconocimiento, pero Israel le entregó a título póstumo el título de "Justo entre las Naciones" y en Budapest hay una placa conmemorativa en uno de los edificios donde acogió a judíos. Sin embargo, el título que siempre recordará a Ángel Sanz Briz es y será el de “El Ángel de Budapest”.

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