No nos engañan a todos, pero si a casi los cuarenta seis millones de ciudadanos, los políticos, sin generalizar, claro que evidentemente las cúpulas nos vienen desinformando, por etapas y en momentos claves, emocionales. Cuando estallan verdaderos espectáculos calados de faltas éticas, morales e ideológicas, parte del pueblo soberano espera una dimisión o pedir perdón o simplemente reconocer culpabilidades.

No voy a perder el tiempo con los malos rollos feministas que tan mal huelen, lamentablemente, porque las españolas necesitan una igualdad que aún no funciona, y se demuestra con la prueba del nueve, los delitos  sexuales han aumentado al igual que las enfermedades de transmisión  fornicada, y ellas siguen marginadas en el empleo y las diferencias salariales.

La gran mentira, en este caso del Gobierno sanchista, es que nadie dimite, ni se disculpan, ni se aclaran, mentiras sobre mentiras. Hay un pacto secreto, íntimo, unos, los podemitas están del lado de Putin, ninguna dama de la caridad, desde luego.

El otro grupo de ministros y sus adláteres de la prensa, con la OTAN, los USA y la Unión Europea, se han repartido los papeles, como el poli bueno y el poli malo, efectivamente hacen el papel incluyendo las denostaciones puntuales que suenan a pitorreo, tensa el cable pero aquí no pasa nada. El director de la peli, Pedro Sánchez en su papel de galán que enamora a la diosa Europa.

La Irene, la guerrillera del sexo y el feminismo ultra. No pasa nada, simplemente es un filme del oeste americano. Viven de puta madre y gozan del privilegio de estar  en la cúspide, la oposición hace su papel de juez, pero se lava las manos, no denuncia, simplemente  se tiran a la calle del Parlamento que apenas se oye, salvo  cuando el  teatro supera la película de miedo.

La razón ha muerto, el sentimiento se entiende como una debilidad y el estado de derecho navega escorado con una tripulación de jueces y fiscales divididos. O, si damos una oportunidad a la esperanza, está en un estado de coma profundo y el ánimo del pueblo nada soberano.

Con todo esta crisis la tradición democrática, que respira artificialmente, intentado sobrevivir al martillo machacón de la modernidad y su mal entendida libertad, acecha para desconectarla de la máquina definitivamente. Mientras la emoción ensancha con la alegría sus tentáculos, más vivita y coleando que nunca, se apaga.

En este año de 2023 somos lo que sentimos, con matices. Bien lo saben empresarios y políticos, a quienes hemos regalado el presente y  el futuro del engranaje social y financiero de nuestro país, el pueblo. Están aprovechando las oportunidades de un negocio de rebajas. Y mientras tanto, los que ostentan el poder cuasi absoluto, muertos de risa desde sus poltronas de lujo y prebendas, observan un ejército de clones acríticos moverse tras la flauta de Hamelín.

ES  LA HORA DE DESPERTAR DEL LETARGO, DE DAR UNA PATADA AL MARTILLO DE LAS SUPUESTAS LIBERTADES E IGUALDADE. ES LA HORA DE LA SOCIEDAD CIVIL.

Lo sabemos aquí en la región murciana, ejemplo del abuso y la corrupción y pasar por el tren malo del  AVE y un Trasvase del Tajo-Segura, esquilmado. Solo queda el grito de los mudos de siempre, el sembrado pasotismo promocionado por el  caciquismo histórico. Murcia Libre o caer de rodillas.

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