Pedro Sánchez inicia la campaña electoral para las municipales en Washington. Por fin, el octogenario Joe Biden recibe este viernes al socialista español y le da una fotografía en la Casa Blanca, aunque sin rueda de prensa; seguramente para evitar alguno de los frecuentes deslices del presidente de EEUU.

El precio de la instantánea lo pagaremos todos los españoles: EEUU enviará a España a miles de los inmigrantes que no desea en su territorio.

El PSOE es el partido español más sumiso a Estados Unidos. Montó un referéndum para permanecer en la OTAN cuando lo había prometido para sacar a España de ella; no reclama la devolución de la colonia de Gibraltar ni la autodeterminación del Sáhara Occidental para no molestar a dos grandes aliados de Washington como son el Reino Unido y Marruecos; ha aumentado el número de buques de guerra de EEUU en la base naval de Rota con motivo de la guerra de Ucrania; y ha disparado las compras de gas natural a EEUU para sustituir al ruso, etc.

 En la Cumbre de las Américas celebradas en junio del año pasado, Pedro Sánchez aceptó echar una mano a Joe Biden para disimular el problema con la inmigración que se agolpa en la frontera sur de EEUU. Y la solución ha consistido en la firma de un acuerdo por el que España y Canadá, nación también gobernada por otro títere del globalismo, Justin Trudeau, aceptan acoger de manera temporal a inmigrantes que solicitan su entrada en EEUU mientras se tramita su solicitud.

De acuerdo con la escasa información que tenemos, se abrirán lo que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones denomina «Centros Regionales de Gestión de la Migración» en Colombia y Guatemala. Allí, funcionarios de la ACNUR y la Organización Mundial de las Migraciones seleccionarán a los candidatos para ser trasladados a España y Canadá.

Desconocemos tanto el cupo de personas a las que afectará, como el tiempo de su permanencia en España. Tampoco sabemos qué ocurrirá con los inmigrantes a los que EEUU rechace. ¿Volverán a su país de origen, al país desde el que fueron enviados a España o permanecerán aquí? Por último, no se ha comunicado ni un cálculo aproximado de este proceso ni se ha dicho quién lo pagará.

La visita de Sánchez a EEUU coincide no sólo con el comienzo de la campaña para las elecciones del 28M en España, sino, y esto es más importante, con la pérdida de vigencia este jueves del Título 42, la regulación aplicada en 2020 por el presidente Donald Trump que ha permitido la expulsión «en caliente» de más de 2,6 millones de inmigrantes ilegales con la excusa del COVOD-19.

La inmigración se ha convertido en un quebradero de cabeza para el Gobierno federal, porque afecta a todo el país, gracias a que gobernadores republicanos como el de Texas envían a cientos de esos inmigrantes a ciudades con alcaldes demócratas, como Nueva York, Chicago, Filadelfia y la capital federal. El alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams, declaró en enero que «la crisis migratoria ha destruido la ciudad«. 

En los últimos meses, el Gobierno de PSOE y Podemos, con la colaboración de los partidos que forman el «bloque de la investidura» (Esquerra Republicana de Cataluña, PNV, Bildu, JxCat, Coalición Canaria, Teruel Existe), ha reformado la normativa sobre el trabajo legal de los inmigrantes extracomunitarios para permitirlo y establecer el «arraigo por formación».

¿Se beneficiarán de ella estos inmigrantes centroamericanos?; ¿Qué empleos hay para esos inmigrantes en una España con la tasa de paro más alta de Europa?; ¿Qué recibirán los españoles, incluidos los que votan al PSOE, de este acuerdo?; ¿se podrán enviar inmigrantes ilegales africanos a EEUU, por ejemplo? Hay muchos interrogantes.

Haitianos y venezolanos por toda América, desde Chile a EEUU. Pakistaníes en el Reino Unido. Afganos en Alemania, Irán. Iraquíes en Suecia. Marroquíes y argelinos en España y Francia. Sirios en el Líbano. Eritreos en Italia. Nigerianos en Marruecos y Libia. Chinos en el mundo entero. Las oleadas de inmigración desestabilizan países en cuatro continentes, institucionalizan el chantaje, como el que realizan Turquía y Marruecos a la UE, y provocan la caída de gobiernos. 

Una de las soluciones a este caos, que causa miles de muertos y alimenta las mafias y degrada el empleo, podría ser la intervención internacional en los países que expulsan a sus ciudadanos, como Haití, Venezuela o Senegal, pero entonces se hablaría de neocolonialismo.

Mientras tanto, los inmigrantes se mueven por millones con la colaboración de los gobiernos, los «guerreros del bien» y de la ONU.

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