Como hemos ido relatando en anteriores artículos, las falsas víctimas de la violencia género están causando un gravísimo daño tanto a la Sociedad como a las verdaderas víctimas, las que sí lo son, y un perjuicio económico que asumimos todos los españoles, en beneficio de jueces corruptos, y madres totalmente desequilibradas que se aprovechan del sistema para su venganza.  

Desde que el equipo de la comunista Irene Montero entró en el gobierno de la mano de su aliado Pedro Sánchez, resulta palpable el sesgo y la discriminación agravada que padecen los menores, dado que la Administración de Justicia hace caso omiso del sufrimiento de los menores, los utiliza como herramienta, el riesgo que corren siendo maltratados por sus madres y tapado por jueces y fiscales para beneficio de estos, aunque no sea políticamente correcto decirlo, quienes los utilizan como látigos lacerantes contra los padres, a quienes le espera un infierno de vida hasta que la situación se esclarece, sin es que llega a tal fin, Irene Montero debería recibir tratamiento psicológico urgente y algunos jueces deberían estar en prisión.

Hay muchos “padres luchadores” que defienden con tesón y constancia a sus hijos, y que corren riesgos, muchos riesgos, tanto de perder su vida o su libertad, por el acoso institucional o las falsas denuncias a la que están siendo sometidos, por eso queremos desvelar y hacer de conocimiento público la estrategia que siguen estas falsas víctimas y los jueces sin escrúpulos y corrompidos, información que este medio ha contrastado con varios padres afectados por esta estrategia por diferentes partes de España, aunque, el centro neurálgico de las presuntas ilegalidades de los jueces es Valladolid, esta ciudad se encuentra dirigida por jueces divididos en dos clanes familiares.

Así, como ya hemos comentado, esta estrategia comienza con una primera fase de denuncia falsa contra el padre, donde al padre se le acusa de cualquier hecho, da igual que sea incluso falso ya que sin necesidad de un mínimo principio de prueba la denuncia va a ser admitida a trámite, y donde las manifestaciones de la madre gozan de plena presunción de veracidad, basta su sola palabra y tener a un juez sindicalista del sistema para acusar, así se pone en marcha el mecanismo de destrucción contra los padres, al igual que la destrucción mental de los menores.

 Además, junto con la admisión de estas denuncias se suelen otorgar órdenes de protección, con medidas civiles y/o penales. Estas falsas víctimas suelen pedir de medidas civiles pensiones de 2.000 euros, la casa pagada, el coche, pensión de alimentos y compensatoria... un dislate, y un gran negocio económico para las madres, jueces, fiscales, abogados y agentes psicosociales.

En el caso de los hombres, ninguna prueba es admitida a trámite. La interposición de estas denuncias falsas, que constituyen un delito, no se persiguen, ya que todas se admiten a trámite, todas, sin perjuicio de su inconsistencia.

Si la primera fase ha tenido éxito el padre tendrá que aceptar una condena y su nombramiento de “maltratador” ante la opinión pública. Muchos hombres se rinden antes de empezar y sus propios abogados les aconsejan que acepten la condena lo que les excluirá de la custodia de sus hijos, aunque en ese momento no lo saben. Los que resisten pasan a la segunda fase del manual de la falsa víctima y persecución judicial.

En caso de que con esta primera fase no se consiga lo que se pretende, a continuación, se pone en marcha la segunda fase, o fase de la bala de plata, en la que utilizando a los hijos menores, debidamente manipulados y adoctrinados por las madres  se les implanta una “falsa memoria”, según nos indican los profesionales, consiguen que sean los críos lo que denuncien al padre por falsos abusos, falsos tocamientos, lo que desemboca directamente, en la detención y muy probablemente en el ingreso en prisión de forma preventiva.

En esta fase, necesitan de la colaboración de un tercero, sea un perito o un técnico de un equipo psicosocial que presencie las manifestaciones de los niños, siempre este equipo es de la confianza de un juez, este equipo ya da las indicaciones a los agentes sociales.

Estos hechos constituyen la comisión de un delito contra la administración de Justicia, maltrato a los menores, amenazas y coacciones a testigos, pero quien juzga a jueces corruptos.

Como continuación, y última etapa, en caso de que con las anteriores no se consiga lo que se pretende, que no es otra cosa que la destrucción del padre, nos encontramos con la tercera etapa o estrategia del falso padre, en donde se convence a los hijos que su padre es un ser abominable, que está loco y ha perdido la cabeza, y que le hizo cualquier aberración, contaminando todo lo que rodea a los niños en contra del padre y presentando a un “nuevo padre” que les va a hacer muy felices.

 En esta fase, necesitan de la colaboración del Colegio, vecinos y testigos, el cura y la familia paterna, y cuentan con la figura del usurpador, que suele ser la nueva pareja de la madre, para sustituir al padre y así eliminarle y causarle su muerte civil. Estos hechos constituyen la comisión de un delito de usurpación del estado civil.

Esta fase va acompañada de la incomunicación de los menores, procurar el mínimo contacto con el padre, interrumpen las llamadas telefónicas, controlan las redes sociales de los chicos, suelen tener pocos amigos y viven aislados, como en una burbuja, al albur de las indicaciones de la madre.

En esta fase, ya muy aguda la situación de alienación y falsa realidad de los menores es total. En esta fase las madres se apoyan en el Colegio, que suelen apoyar a la falsa víctima y muchas veces cuentan el apoyo de los propios párrocos de las Iglesias se celebren sin el padre aceptando por padre a la nueva pareja de la madre.

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