Antes, durante la TRANSICIÓN, eran llamados la TERCERA EDAD, pronto  desapareció  esta triste denominación  propia de una nación columpiada en asuntos sociales. Ahora son sénior posiblemente para desconocimiento de la opinión, que llaman pueblo.

Los mayores que hace un siglo eran respetados y refugiados en las familias −es verdad que no cobraban una peseta− han derivado a una crisis humana, a veces despiadada, es verdad que el ochenta por ciento reciben limosnas pero cobran la indiferencia de la clase política, actitud plasmada con aquel grito cínico de Pablo Iglesias, de los escudos sociales, otra mentira extendida por las residencias de mayores donde se morían como una ola que golpeaba a una sociedad desquiciada por la  pandemia porque la moral era papel mojado en una España atormentada con el sálvese el que pueda.

Nuevamente el problema de las residencias de ancianos y ancianas se  explica en los medios de comunicación regionales con un toque de atención falso, porque en este punto la consejería que trata de estos temas −que  lleva la joven periodista Conchita Ruiz− es una herencia de muchos años, una herencia que nos han dejado los Gobierno centrales, y que se ha estancado a escala global, un negocio a veces oscuro, tacaño y privado que necesita  un chequeo a fondo, sin parches.

Y extender la atención a esa  enfermedad que mata que es la soledad adquirida, a veces abocada al suicidio que bate records en nuestro país.

Una vez escribía en este digital nuestro compañero Cano Vera, ex vicepresidente de la Comisión parlamentaria de sanidad y asuntos Sociales, que estaba pendiente la REVOLUCIÓN BLANCA, las de las canas, pero parece un sueño, porque no tenemos la suerte de vivir en Cataluña a la que van a perdonar los 67.000 millones que deben al estado a cambio de votar a favor de Pedro Sánchez. Tienen partidos regionales, soberanistas, aquí son derrotados.

Bueno, que la bailarina MJ MONTERO entienda que también somos españoles, eso sí de tercera clase, y así es complicado tener más y mejores residencias, y atenciones a los solitario@s que se queman al calor de la desigualdad SOCIAL supina.

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