El beso de Luis Rubiales, presidente de la Federación, a Jenni Hermoso durante la entrega de medallas ha generado una gran polémica. Rubiales ya ha pedido disculpas y ha admitido que se equivocó al realizar dicho acto. Aunque la cosa no ha quedado ahí para Miguel Ángel Galán, presidente de CENAFE, que ha tomado medidas contra el mandatario federativo.

Miguel Ángel Galán ha sido el primero en dar el paso y denunciar oficialmente el acto de Rubiales con Jenni. El presidente de CENAFE registró el mismo día de la final por la noche la denuncia al entender que ha incumplido la Ley del Deporte y el protocolo contra la violencia sexual de la RFEF al tratarse de un acto sexista. “En mi calidad de entrenador nacional nivel 3 afiliado a la RFEF, denuncio a Luis Rubiales Bejar por por incumplimiento de la Ley 39/2022 del Deporte por el acto sexista del beso en la boca de Rubiales hacia Jennifer hermoso en la entrega del trofeo de Mundial Femenino 2023″, expone Galán en el inicio de su denuncia. Y prosigue:

“Según la Disp. Final 1ª de dicha ley, “Se trata de un acto sexista intolerable en el deporte”. Le corresponde, por tanto, al Consejo Superior de Deportes trasladar mi denuncia al Tribunal Administrativo del Deporte para incoar un expediente para investigar el alcance del acto reglado por la nueva ley del deporte”.

El presidente de CENAFE apunta a que Rubiales también se habría saltado el protocolo de la Federación: “Hay que ver también si la RFEF cuenta con el correspondiente protocolo para actuar ante actos sexistas, como es el caso. Se da la casualidad de que la RFEF cuenta con un protocolo (pag.14), y establece “besar a la fuerza” como un comportamiento relacionado con la violencia sexual, que supuestamente habría cometido el presidente de la propia Federación en público”.

 Rubiales pidió disculpas al día siguiente: “Pero también hay un hecho que tengo que lamentar y es todo lo que ha ocurrido entre una jugadora y yo, con una magnífica relación entre ambos, al igual que con otras, y donde, pues seguramente, me he equivocado.

Lo tengo que reconocer, porque en un momento de máxima efusividad, sin ninguna mala intención, sin ninguna mala fe, ocurrió lo que ocurrió, de manera muy espontánea, sin mala fe por ninguna de las dos partes”. Y añadió: “A partir de ahí, aquí no se entendía. Lo veíamos algo natural, normal, y para nada con ninguna mala fe. Pero fuera parece que se ha formado un revuelo. Desde luego, si hay gente que se ha sentido por esto dañada, tengo que disculparme, no queda otra”.

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