“Demasiado desorden mental y social hay en Bruselas para invitar a otros y, hasta es posible nos quedemos sin muebles”.

Con la supuesta extensión territorial de la UE más allá de sus fronteras es posible nos acontezca todo un despropósito geopolítico al admitir una sociedad que encarna otra civilización y cultura como Turquía ante el alucinamiento laicista de la UE en una posible Europa bicontinental. Entre Charles Michel y Úrsula von der Leyen, de pasillo por los rincones de Europa en vistas de las elecciones del 2024, sin arreglar, aunar y acoger a la ciudadanía europea, es posible se metan en tal charco que les chapotee más de lo esperado.

Sí es verdad que estamos ante una gran falacia y ya, los padres fundadores de Europa partieron de la premisa: “únanse los pueblos de Europa y habrá Europa”. Los sofistas relativistas de la UE llevan otro cantar estos años: ”ya no hacen falta países europeos”, tema que no es verdad, pues países Occidentales andan en la sala de espera.

Entramos así en el mundo de las ideas y qué ideas. Europa y Turquía no sólo son sujetos de negociaciones, como por ejemplo la inmigración, estamos ante una complejidad absoluta del futuro de este continente y de otro país que es la gran puerta de otro mundo incierto. Comercio, economía, y otras, no nos bastan en estas negociaciones, pues arrojan en sí una imagen empobrecida de sus realidades internas y externas. Existe algo más sublime.

Turquía ha andado en conflictos con Irán, Iraq y Siria. El mundo turco, hoy por hoy, es volcán durmiente y sus arreglos diplomáticos parece que marchan, pero da que pensar que deambula por una cuerda floja desde el autoritarismo laico y una democracia islamizante ¿Hasta dónde desea llegar Bruselas?

No nos olvidemos que si Turquía entrase en el europarlamento poseería su número de habitantes los mismos que Alemania, cerca de 100 escaños y, por tanto, otros países europeos deberían ceder puestos dando lugar al impacto que produce en un espacio de ciudadanía europea el ingreso de una población que, en su mayor porción, no comparte los factores de identidad europea.

Estamos así ante un tablero estratégico global , pero también andamos ante una cuestión importante de valores, valores que Europa se ha desempolvado y ahora su alma la tiene vacía. La fe de los pueblos europeos, sus diferentes filosofías de vida, ciencia, estado de derecho, democracia, más sus grandes troncos lingüísticos como el latino, griego, germánico y eslavo, el derecho romano, idealismos y empirismos, todos ellos, chocarían a la hora de un trabajo conjunto.

Esto, recordando a Ortega y Gasset, nos llevaría a una plena dictadura kantiana antes o después, donde la razón da cuenta de todo menos del mundo exterior que gira hacia nuestras mentes.

Las grandes aguas, suponemos, no llegarán al río pues aún quedan, supongo, europarlamentarios con algo de sentido común. De todas maneras, por si acaso, tendríamos que tener nuestras mentes un “gps” de alerta, y unos principios fundamentales ante el posible infortunio.

Realizar con tiempo un estudio geopolítico del espacio físico, geográfico y espíritu histórico; los sucesivos comportamientos divergentes y conflictivos de sociedades dispares; el abandono del marco geográfico por el imperativo estratégico, que ya nos hablaba Jaume Vicens Vives, todo ello y más, serían tareas para casa que deberíamos tener en cuenta ante las mentes medio retorcidas del mundo imperial europeo.

El milenario curso de la caravana turca a través de espacios inmensos los conocemos y, no necesitan, por tanto, traspasar fronteras. Ellos han diseñado con el tiempo sus alfombras, cosa que Bruselas no las tiene internamente. Pero tampoco hemos de olvidar desde cualquier rincón europeo que, a fecha de hoy,

Turquía tiene unos deberes sin finalizar y para muchos es importante: el genocidio armenio. Lo impresionante de toda esta aventura es que Charles Michel y Úrsula, con sus socios, a la pobre Armenia la tienen olvidada. Lo políticamente correcto que exigen los diferentes estados miembros, aquí, por la inmigración u otras, se ha unido a esa Memoria Histórica Desmemoriada.

El holocausto armenio, realizado en la primera nación cristiana europea, con un exterminio abismal y, la muerte total de todos los hombres menores de 50 años tenga algo que ver con que la UE no desee interesarse. Mientras, el resto del globo lo sabe y bien. ¿Realmente deseamos esa posible Europa Turca? Muchos no lo tienen claro pero…¿Y la UE?

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