Este mes de noviembre, como otros ya históricos, se presenta con visos de que España, el pueblo español, corre peligro de entrar en una crisis sumamente grave, a corto y medio plazo. El desembarco de miles de inmigrantes −ya llevamos 47.397 en lo que va de año− no es un desembarco positivo sino un gravísimo problema para todos los europeos, ya tenemos en las cárceles un 57 por ciento de reclusos extranjeros que cuestan anualmente, cada uno de los internos, unos 36.000 euros, ya se  llenan los hoteles de una multitud de gente joven que huyen de los paraísos africanos y oriente medio gobernados por un fascismo racista.

A veces con tintes religiosos cargado de fanatismo, como los terroristas de Hamás y Hezbolah que le han declarado la guerra a Israel sin medir las consecuencias, sin que nadie informe que los judíos viven en Palestina miles de años antes que llegaran los árabes y los turcos, que el pueblo hebrero lleva siglos sometidos a todo tipo de atropellos y persecuciones a manos del nazismo alemán, el comunismo ruso e incluso la inquisición española y británica y las monarquías árabes donde la democracia que entiende es la que sale del Corán, como en Afganistán, Irán, Catar, Arabia Saudita y Pakistán.

Es evidente que si  Israel desaparece del mapa, destruida por el terrorismo internacional, el mundo occidental y libre, también, desde dentro y desde  el exterior y convertir el Canal de Suez en un rio de sangre y odio. No, no se  alcanza la paz  destruyendo sino construyendo,  dialogando y sin la fuerza de las armas de un ejército de criminales, como experimentamos los españoles con el anarquismo, ETA y ese maniqueísmo feroz que nos atenaza desde siglos.

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En España esta crisis global nos atosiga y nos amenaza con un pacto Gobierno-separatista que a medio plazo pudiera terminar como en los Balcanes, volcán donde se iniciaron dos guerras globales  con sesenta millones de muertos.

Hoy nuestro país es un objetivo preferente para ser torpedeado,  vulnerable y apostando por un presidente del Gobierno al servicio de unos de los tres grandes sistemas que han minado un mundo  que ha perdido hasta a la misma naturaleza.

Nos decía  anoche el capital KONI KAPLAN portavoz de las  Fuerzas Armadas de Israel que HAMAS NO ES NADIE es una organización terrorista apoyada por  Irán, ya que el desarrollo de los ataques demuestra que la tecnología usada es de primera clase, incluyendo el intento de invasión por mar de Hamás, con medios muy poderosos.

“Estamos convencidos que Hamás será destruida pero en meses habrá otra organización de terroristas. Terminamos con el ISIS y ha sido resucitada. Esta es una guerra entre el Occidente civilizado frente la guerra santa de Alá-Akbar».

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