A medida que el COVID-19 muta con el tiempo, surgen variantes y subvariantes diferentes del virus SARS-CoV-2 original. Un estudio reciente, realizado en Japón, encontró que el té verde (sencha japonés), el matcha y el té negro pueden inactivar eficazmente ciertas subvariantes de ómicron. Además, la saliva producida después de consumir dulces que contienen té verde o té negro exhibió propiedades inactivadoras del virus in vitro, lo que hace que el virus sea menos contagioso.

El virus COVID-19 se propaga principalmente a través de la saliva de las personas infectadas, incluidos los portadores asintomáticos. La saliva que contiene el virus se libera al hablar, estornudar o toser, formando gotitas y aerosoles que se dispersan en el aire.

El profesor Osam Mazda y su equipo de investigación de la Universidad de Medicina de la Prefectura de Kioto, en Japón, creen que la inactivación del virus en la saliva es crucial para prevenir la COVID-19.

Por lo tanto, exploraron varios alimentos e ingredientes que pueden inactivar la cepa del SARS-CoV-2 responsable de la COVID-19. Un estudio anterior que realizaron encontró que los polifenoles que se encuentran en el té verde o el té negro redujeron la infectividad del virus en la saliva humana in vitro, demostrando propiedades inactivadoras del virus. Los polifenoles del té pueden unirse a la proteína de la espícula del virus, evitando que infecte las células.
 
 
El equipo de investigación publicó su nuevo estudio el 3 de octubre en Scientific Reports, indicando que el té verde, el matcha y el té negro inactivaron rápida y eficazmente algunas subvariantes de ómicron.

Uno de los experimentos del estudio involucró a siete voluntarios sanos que consumieron dulces que contenían té verde, té negro o ningún componente de té, y su saliva posteriormente se recolectó. Los investigadores encontraron que la saliva recolectada inmediatamente después de consumir dulces que contenían té verde o negro tenía altas concentraciones de polifenoles del té, incluido el galato de epigalocatequina (EGCG) y el digalato de teaflavina.

Cuando los investigadores mezclaron muestras de saliva con la cepa BA.1 del virus ómicron temprano durante 10 segundos, observaron una rápida inactivación del virus por la saliva que contenía polifenoles de té. Sin embargo, el efecto inactivador del virus disminuyó gradualmente entre 5 y 15 minutos después del cese del dulce.

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El equipo de investigación cree que si las personas infectadas consumen caramelos que contienen té verde o té negro, puede ser útil para inactivar el virus, disminuir la carga viral en los tractos oral y gastrointestinal y evitar que el virus se propague a las personas cercanas no infectadas.

Otro experimento consistió en remojar té negro, té verde o matcha en agua caliente y posteriormente mezclar la suspensión del virus con las bebidas de té durante 10 segundos, seguido de la evaluación de la virulencia del virus. Los resultados revelaron que la infectividad de la BA.1 y otras subvariantes de ómicron disminuyó a menos del uno por ciento.

El té recién hecho no solo tiene efectos inactivadores del virus, sino que las bebidas de té verde embotelladas compradas en las tiendas de comestibles también redujeron significativamente la infectividad de las subvariantes BA.1, BA.5 y BQ.1.1 de ómicron, aunque no fueron efectivas contra BA.2.75.

El estudio también encontró que las diferentes subvariantes de ómicron tienen una sensibilidad variable a los polifenoles del té. Por ejemplo, el EGCG a una concentración de 1000 μM puede inactivar más del 99 por ciento de los virus BA.1 y BA.5. Sin embargo, los virus BA.2, BA.2.75, XBB.1 y BQ.1.1 siguieron siendo infecciosos a la misma concentración de EGCG.

El té negro, producido por la oxidación de las hojas de té verde, exhibe un vibrante color rojizo-anaranjado debido a la transformación de los polifenoles del té en teaflavinas en las hojas de té. Los investigadores trataron varios virus Ómicron con concentraciones de teaflavina similares a las encontradas en el té negro y observaron una reducción significativa en la virulencia de los virus BA.1, XE, BA.5, XBB.1 y BQ.1.1. Sin embargo, la misma concentración de teaflavina tuvo poco efecto sobre BA.2 y BA.2.75.

La investigación también encontró que el mecanismo antiviral del EGCG es hacer que el virus esté inactivo, y cuando se usa para tratar las células, no induce efectos antivirales en las células.

El equipo de investigación había sugerido previamente que mantener el té en la boca durante 10 segundos antes de tragarlo mientras se cena en un restaurante podría inactivar temporalmente el virus en la saliva, lo que podría reducir el riesgo de transmisión por gotitas e infecciones grupales. Sin embargo, el equipo de investigación también señaló que, a pesar de los altos niveles de catequinas en las hojas de té, es difícil que entren en el torrente sanguíneo y ejerzan sus efectos en todo el cuerpo.

Las catequinas inhiben la replicación del virus
Además de unirse a la proteína de pico del virus y hacerla no infecciosa, investigaciones anteriores han revelado otras propiedades antivirales de los polifenoles del té. Investigadores de la Universidad Nacional Normal de Taiwán descubrieron a través de estudios en animales que las catequinas pueden inhibir la replicación del coronavirus, potenciar la inmunidad adaptativa y mejorar las lesiones pulmonares agudas.

Chiang-Ting Chien, decano fundador y profesor distinguido de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Nacional Normal de Taiwán, junto con el equipo de investigación, señaló que cuando la concentración de catequinas alcanza más de 195 microgramos por mililitro, puede inhibir una enzima asociada con la replicación y la infección del virus.

Los datos del consumo humano de catequinas también mostraron que las células T CD8+ relacionadas con el sistema inmunitario pueden mantener niveles máximos durante 4 a 5 horas. Para un adulto que pesa 50 kilogramos, la ingesta diaria de un total de 2,5 gramos de catequinas, dividida en 2 a 3 dosis, puede producir una concentración suficiente en el torrente sanguíneo, inhibiendo potencialmente la replicación del coronavirus en el cuerpo humano.

El Sr. Chien también señaló que, si bien beber té verde puede proporcionar la ingesta de catequinas, la dosis podría no ser suficiente para inhibir el virus. Además, las catequinas utilizadas en el experimento se extrajeron utilizando técnicas profesionales y no contienen cafeína, lo que es diferente de las catequinas que se encuentran en el té verde disponible comercialmente.

Chih-Ching Yang, autor principal del artículo y supervisor técnico del Ministerio de Salud y Bienestar de Taiwán, afirmó que durante la pandemia de SARS-CoV-2, ha habido muchos casos confirmados a pesar de haber recibido dos dosis de la vacuna. Esperan que el consumo de catequinas pueda mejorar la inmunidad y la resistencia contra el virus COVID-19.

Además, el EGCG exhibe efectos inhibidores sobre varios virus. El British Journal of Pharmacology ha compilado una lista de virus que el EGCG puede inhibir, incluidos el VIH, la hepatitis B y los virus de la influenza, entre otros.Mejora la inmunidad con hojas de té ricas en vitaminas y minerales

Sean Lin, un experto en virología estadounidense y ex director del Departamento de Virología del Instituto de Investigación del Ejército de EE. UU., mencionó en el programa Health 1 + 1 que los hallazgos de los experimentos in vitro que involucran hojas de té pueden no reflejar necesariamente los efectos reales de beber té. Sin embargo, las hojas de té son ricas en nutrientes y ofrecen un apoyo sustancial para la salud diaria y la mejora del sistema inmunológico.

Lin apuntó que las hojas de té contienen nutrientes clave que estimulan el sistema inmunológico. La vitamina A protege las mucosas respiratorias y previene las infecciones. La vitamina C estimula la producción de anticuerpos y células inmunitarias. La vitamina D regula las proteínas que combaten los patógenos y posee propiedades antiinflamatorias.

La vitamina E ayuda a mantener la integridad de la membrana celular. El hierro favorece la producción de enzimas que mejoran las células inmunitarias, mientras que el zinc desempeña un papel en el apoyo a la respuesta inmunitaria. Durante una pandemia, la suplementación adecuada de estos nutrientes puede mejorar la función inmunitaria.Elegir entre té negro y té verde.

El té negro y el té verde contienen diferentes tipos de polifenoles del té, todos los cuales poseen propiedades antivirales. Entonces, ¿por cuál deberías optar? Lin Gui, un practicante de medicina tradicional china de Taiwán, dijo en un artículo que, según la medicina tradicional china, se considera que las hojas de té tienen propiedades refrescantes.

Sin embargo, el proceso de elaboración del té, que incluye el tostado y la oxidación, puede alterar su naturaleza. El té verde, al no haber sufrido oxidación, tiende a tener una naturaleza refrescante, mientras que el té negro, al haber sufrido oxidación, exhibe una naturaleza más cálida.

La Sra. Lin explicó que las personas con una constitución corporal "caliente", como las que a menudo experimentan sequedad en la boca, amargura bucal, estreñimiento y son propensas al acné, son adecuadas para consumir té verde. Por el contrario, aquellos con una constitución corporal fría, como aquellos que con frecuencia tienen extremidades frías, son sensibles a los vientos fríos y experimentan heces blandas, son más adecuados para beber té negro.

Es importante tener en cuenta que las mujeres deben evitar el consumo excesivo de té verde durante su período menstrual.

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