Ni siquiera, si la amnistía fuera bloqueada por los jueces y los demócratas, si fuéramos a unas elecciones calientes en el último minuto, se han abierto las puertas del infierno del maniqueísmo de las dos Españas de ayer y las 17 de hoy, como ya pronosticaba en los albores de la Transición, TORCUATO FEERNANDEZ MIRANDA, ante el rey Juan Carlos y el presidente Suárez, con el añadido de una Ley Electoral que beneficia en sumo grado a los nacionalistas y a los separatistas.

Este desencuentro fatal lo cuento en un libro a punto de salir, tal como lo explicaba aquel presidente de las Cortes españolas −tan frio y distante pero sin duda tan excelente analítico− a sus más íntimos colaboradores y a los que integrábamos un mini grupo de periodistas.

Lo han logrado los agitadores del Gobierno de Pedro Sánchez, romper y montar un frente de desasosiego a las espaldas de Europa y puente −inteligentemente el estado mayor  aconsejó a Suárez que no se construyera un túnel Tarifa-Tánger, de catorce kilómetros, menos que el que une Europa con el Reino Unido− con el  continente africano y Oriente Medio.

Guerras armadas en Ucrania, Saheb, Sudán, Libia, Líbano y desestabilización en una docena de naciones entre ellas siete suramericanas, desde Méjico con sus mafias de la droga hasta la Argentina donde el peronismo populista ha arruinado al país hispano más rico.

No, ya no es el PSOE que ha perdido la O de obreros −ahora separatista− y la E de español, ahora es una organización al servicio de un sistema cuasi oculto que emplea servicios de inteligencia, no antisistema que son unos románticos, sino los que dinamitan la paz global por intereses económicos, militares y religiosos, que incluso se infiltran en manifestaciones como la de la noche del lunes, en Madrid, buscando sangre inocente.

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El cinismo, la desinformación y la intoxicación se utilizan para impedir manifestaciones pacíficas, no son demócratas estos del Sanchismo, sino  el rostro de una dictadura en sus inicios porque tratan de llevar a la opinión pública la impresión que la violencia solo la pueden utilizar la extrema izquierda, y ese monstruo del golpismo catalán, y mañana, los viejos etarras y sus socios a la espera de otra amnistía , o la que se fabrica  en el extranjero, en Bruselas, sin informar al pueblo español.

Y en tanto esta guerra salvaje los precios se elevan, el paro no se frena, la vivienda arrolla a tres millones de ciudadanos, la sanidad no funciona, se politiza a los jueces, se perdonan deudas mil millonarias de regiones casi en quiebra, se manipula a los medios informativos, la violencia de género crece, nos llegan en un año 47.396 inmigrantes huyendo de sus regímenes y la delincuencia impone sus leyes en numerosas ciudades, pueblos y en los campos españoles y la diplomacia española, obsoleta, hace el ridículo.

−No, Pedro Sánchez, usted no se podrá escapar de sus responsabilidades ante la historia porque usted ya entra en la nómina siniestra de los políticos que no aman a nuestro gran país. Y hay que demostrarlo en las calles. No, nos rendimos porque queremos una España Libre.

EPÍLOGO.- La violencia es justificable como reacción ante el despotismo  y la radicalidad de un Gobierno, sea de izquierdas o de derechas, que se propone dinamitar el Estado del Derecho y por elevación  el de Bienestar que hace sufrir  a un pueblo cargado de muertos, guerras y desmanes políticos, des de el siglo diecinueve a nuestros días, amén de cinco magnicidios, y en plena crisis de valores humanos y sociales. Y lo que es peor, quebrar la voluntad popular y nuestra propia civilización occidental, naturalmente mejorable.

Los sucesos violentos de las últimas noches , en Madrid, se veían venir, porque la calle es fiel reflejo de la violencia en el Parlamento, donde la extrema izquierda  se dedicaba a destruir no solo el sistema sino también abrir un cementerio político donde enterrar al histórico partido socialista, hoy en manos de un auténtico degenerado ideológico , donde la figura de Caín ha resucitado el  viejo maniqueísmo español exportado desgraciadamente a otras naciones hermanas, así pues es evidente que el culpable de esta escalada violenta es Pedro Sánchez y quienes lo manejan, y lo más preocupante es lo que está por venir si la amnistía se impone por encima de lo razonable y según  derecho.

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