Hay que reconocer la devastadora efi-ciencia del sistema por hacer del hombre su esclavo. Ni siquiera en tiempos de los romanos, — pan y circo incluidos—, se soñó tal nivel de control y dominación del pueblo. Un pueblo al que todas las constituciones del mundo libre reconocen soberano. Soberano de qué?

Como no sea de los desperdicios, heces y bazofia que los poderosos sueltan desde arriba — muy a regañadientes— para mantener ese ‘dulce’ equilibrio entre conformismo y disidencia o rebeldía que podrían ponerles las peras al cuarto. Le gente, por no buscarse problemones en caía da libre hacia la abismal exclusión social, tragan con lo que le echen.

Poco a poco, pasito a pasito, ‘despacico’, no todo el truño de golpe. Hoy te amenazo con cortarte el cuello y tú te acojonas ipsofactamente, insisto e insisto hasta que lo asumes y claudicas a base de garrotazos, pero al final solo te corto una pata, y tú, infeliz cagón ‘cagao’, suspiras aliviado y concluyes que no soy tan malo como parecía.

Y sacrificas voluntariamente tu pata en la carnicería, dando gracias al cielo de los dioses democráticamente electos, por haber sido tan generosos que te han perdonado el cuello. (Son palabras inspiradas por un gran ser humano, José Luis Sampedro).

Ante tal condicionante de convivencia en paz y armónica desgranando un blues, ja, ja, ja! los argumentarios idealistas, los ideales, dejan de existir. No se admite en esta sociedad de la saciedad — figurada— , nada imposible de medir, pesar, ponderar, tasar, en resumen, no se admite aquello que no pueda ser comprado… con dinero. Ahí está la mayor trampa y la mejor herramienta para el control social.

Gracias a dicha mordaza mental, metálica, niquelada, absolutamente todo está en venta. Todo debe ser tangible y tener un código de barras con precio, procedencia y nivel de calidad. Llegados hasta aquí —quién haya tenido el ‘valor e interés’ por llegar, no olvidemos esa máxima de redes: no leer ningún ‘tocho’ que tenga más de diez o doce palabras—, ¿Qué sentido tendrían los ideales?. No, no te canses: NINGUNO! No os parece una pena muy negra que lo mejor del ser humano haya desaparecido en un saco de perras chicas?

 

Tamaño nivel de insensatez solo podría darse en una sociedad adoctrinada para ello. Desde muy chiquiticos se les inculca —no es mi caso, afortunadamente— medir al otro crío, o cría, por el valor de sus ropajes, juguetes, smartphone, chabola, casita, chalet, palacio, coche, ‘fragoneta’, ‘halicóptero’, ‘fálcon’, portaaviones, etc…

Asumido el rol comparativo y, ojo, competitivo, cómo cojones van a estar los críos pendientes de educar su mente, su vida y su corazón, salvo al filo de esa Navaja de Ockham de posesión y de posesos a la par — sin sesos— frente al abismo de los socialmente inadaptados.

Pero, ah!, los «Adaptados» Sociales… Manda cojones con el veneno en vena. Seres tan débiles y dependientes del dinero que sucumben como conejos Belier a mínimo contratiempo: La fin del mundo. La negrura planetaria. El holocausto caníbal de los zombies, sin los zombies y para los zombies. ¿Qué futuro les espera excepto la ESCLAVITUD?

Cainitas, maniqueos, peseteros, maleducados para ser ‘ILOTAS’ (En la antigua Esparta: Indígena sometido, perteneciente como esclavo al Estado) —Idiotas también, con perdón. Uy! lo que ma’ decío!— en el mejor de los casos: unos mamelucos mercenarios metodológicamente descerebrados. Diametralmente contrario a una educación que les prepare para pensar por sí mimos.

Que entrene su mente en la disciplina de la autoestima, el propio criterio y la búsqueda de la felicidad y el crecimiento personal, desde una sociedad basada en la justicia, la honestidad y, principalmente, la humanidad. O es que solo debemos comportarnos como monos del gran circo mundial?.

Epílogo.- Por las ‘partes’ que nos tocan. A las gentes les gusta leer de gratis, creyendo que los medios viven del aire, y precisamente por ello, la prensa independiente agoniza sin remisión. Cuando los últimos bastiones de libertad desaparezcan, tendrán que tragarse por cojones lo que el sistema les mande agañotar, y ese será el fin del mundo libre. Ya queda muy poco para ello. Luego que se quejen a Rita la cantaora.

Y un detalle muy doloroso, cuando esté tipo de prensa desaparezca, algunos lo celebrarán por todo lo alto. Porque al final las moscas cojoneras habrán claudicado dejando el camino libre para sus fechorías y golferías, y a tomar por saco los ideales excepto la puñetera y asquerosa pasta. Qué pena… «Ave, Caesar, morituri te salutant».

Y punto.

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