El calentamiento global y el cambio climático se han convertido en el descubrimiento del siglo, y no lo digo en el sentido literal, sino en el figurado: parece que es el descubrimiento más grande en mucho tiempo.

Que el Clima está cambiando es incuestionable, lleva haciéndolo desde el principio de los tiempos, pero ahora quieren hacernos creer que es algo nuevo y que se aproxima un apocalipsis, uno más, que destruirá la Tierra, nuestro mundo conocido. Todo ello para vendernos una nueva conducta, lo propio de las izquierdas, que lo basan todo en obligarnos a hacer lo que a ellos se les antoje.

La Tierra es frágil, pero no tanto. Ya ha quedado demostrado en anteriores ocasiones.

Pero esto no quiere decir que, por ello, debamos hacer lo que se nos antoje en perjuicio de ella y, en consecuencia, de nosotros mismos. Debemos tener aptitudes respetuosas con nosotros y con el medio ambiente, con el fin de no «estropearlo» más que lo estrictamente necesario. Si somos respetuosos con ella, la Tierra nos lo devolverá con creces.

Se habla mucho del reciclaje y no sé exactamente en qué proporción lo hacemos, porque no hay datos claros al respecto. ¿Qué se recicla y qué no se puede reciclar?

Hace unos días vi en televisión a una señora que tenía una empresa de bolsos que fabricaba con cámaras de neumáticos usadas. Se destacaba lo bueno que era esto del reciclaje, que así se incentivaba el que esas cámaras, que ya no servían para nada, tuvieran otro uso.

Pero a mí me da por pensar que esas cámaras deben ser dirigidas hacia empresas especializadas, que procedan a su reciclado y posterior vuelta al mercado de neumáticos.

Cuando ese bolso, reciclado, se rompa o ya no guste, irá a la basura, fuera del circuito de reciclaje establecido para ello y tendremos un desecho inservible.

Aplíquese esto a otras muchas cosas que nos quieren vender sobre el reciclaje y veremos que no es oro todo lo que reluce.

Antonio Luna Aguilar – Marbella