Se está notando ya demasiado que los partidos políticos, en el caso de la Cortijá Murciana, se han tomado muy en serio, siguiendo con directrices que emanan de sus cuarteles generales, que hay que cargarse la Sanidad Pública Española en beneficio de la empresas privadas, sajonas e italianas principalmente, con sedes fiscales en los paraísos fiscales. 

Mientras en los hospitales públicos, por ejemplo el Santa Lucía de Cartagena, los médicos y personal sanitario y de todo tipo se están jugando su salud personal para sacarnos adelante a los enfermos sin distinción de ninguna clase y con una profesionalidad digna de todo elogio;

Y cuando ya en la calle poco a poco la normalidad va volviendo en el mundo laboral a pesar del covid, los ambulatorios, en muy mala hora controlados por los malévolos e inútiles partidos políticos que controlan los ayuntamientos, y estos a su vez los ambulatorios, sigue funcionando a plena irracionalidad “la medicina no presencial”; que es lo mismico que montar un puticlub para uso exclusivo de los clientes de un cementerio. 

Y detrás de los ayuntamientos, en el escalón inmediato superior, está la Consejería de Salud de la Cortijá Murciana, que una vez que se han vacunado ellos y todo el estado mayor clerical cortijero murciano, todo, absolutamente todo su esfuerzo, al igual que los citados ayuntamientos, van encaminados hacia el mismo fin social de acabar con la Sanidad Pública Española, probablemente entre las dos o tres primeras mejores del mundo entero. 

Y la sociedad y el conjunto social legislador y ejecutivo español, con un proceder totalmente incomprensible con las denominadas nuevas tecnologías, están haciendo todo lo que está en sus manos, que es mucho, para que las personas mayores, en un España inculta hasta las cejas, gracias al clero católico y su pastoreo social, se aburran y se mueran de rabia e impotencia ante el impuesto por obligación, internet. 

Hay veces que uno se para y piensa, aquellos que pertenecen a mi edad y generación anterior, si de pronto, hubiese sido obligatorio el saber conducir coches en aquellos años cuando empezaron los vehículos a motor y se pasó de golpe del burro y el carro al coche.

Pero creo recordar que en un proceso gradual, nada violento, el que quiso, pudo y le dio la gana, aprendió a conducir; pero, en lugar alguno, y menos en un centro estatal, le exigieron para trabajar en él tener el permiso y saber conducir un automóvil. 

Los bancos, y muchos organismos oficiales estatales, municipales y regionales, con el beneplácito de los inútiles partidos políticos que nos tienen sometidos bajo su dictadura, no están tomando ninguna medida al respecto. Y es más, ya va siendo frecuente que gente de mala calaña afee a las personas mayores porque no saben, no sabemos, desenvolvernos, ni queremos, en el mundo absolvente, deshumanizado, extranjero del internet. 

La España que hemos ido dejando la gente que currelamos mucha parte del siglo pasado, está bien que todo lo relativo a las nuevas tecnologías no nos priva en absoluto; pero eso no puede dar pie a que un puñado, generalmente de gente inculta moderna, entiendan que el mundo empieza y acaba en el internet. 

Salud y Felicidad, sin covid.