DEL CALENDARIO JULIANO AL CALENDARIO GREGORIANO: COMO AJUSTAR EL TIEMPO

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha necesitado organizarse en cuanto al tiempo para sobrevivir. Desde siempre, las civilizaciones han necesitado controlar el paso del tiempo para saber cuando cosechar y recoger, cuando es la época de lluvias… Para hacerlo, el ser humano inventó los calendarios.

En el caso de Occidente, este proceso de controlar y medir el tiempo se resume con la creación del calendario juliano y, posteriormente, el calendario gregoriano. Hoy voy a analizar brevemente como nació el primero y como y porque se adoptó el segundo.

 Julio Cesar marca el tiempo

En el año 46 aC, tras convertirse en la máxima autoridad de Roma, Julio Cesar implantaba una reforma en el calendario romano primitivo, que era de carácter lunar. Este calendario tenía un fuerte desfase temporal, ya que, el año trópico (el tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta al Sol) es de 365 días mientras que el calendario romano primitivo, al ser lunar, era de 6 meses de 30 días y 4 meses de 31 días.

Este calendario, por lo tanto, tenía un gran desfase temporal cada dos años que se resolvía añadiendo meses intercalados de 33 y 34 días. El reajuste temporal se hacía por criterios políticos y no astronómicos, cosa que empeoraba el desajuste.

Cesar vio que los egipcios tenían un calendario solar que era más ajustado y, por eso, quiso reformar el calendario romano pasándolo a solar. Por otra parte, también se quiso solucionar lo del desajuste de una manera menos política y se decidió que el nuevo calendario formara un ciclo de 4 años distribuidos en tres años de 365 días y un año de 366 días.

Este año especial con un día extra (bis) al sexto día (sextum) sería llamado año bisiesto. Aun así, para que todo cuadrase, a ese año 46 aC se le tuvieron que añadir 85 días. Otra novedad que traía esta reforma era que se establecían los siete días de la semana, dedicados a los dioses.

Sin embargo, el desfase temporal seguía vivo. A pesar de que el desfase del calendario juliano con respecto al año trópico fuera solo de unos 11 minutos cada año, estos “solo 11 minutos” pasaron de ser una anécdota en el 46 aC a ser un grave problema en el siglo XVI.

Borrando 10 días para ajustar el tiempo

En el año 1582, el desajuste temporal del calendario juliano ya había acumulado 10 días. Antes de llegar a esto, ya en el 1578, el papa Gregorio XIII ya había iniciado una reforma del calendario con ayuda de astrónomos y gente de ciencias como el matemático de la Universidad de Salamanca Pedro Chacón.

Este nuevo calendario, que entró en vigor el 4 de octubre de 1582, seguía la idea del ciclo de 4 años con 3 años de 365 días y un año bisiesto que había implantado el calendario juliano. Esta vez, además, el año bisiesto se estableció que ocurriera en los años divisibles entre 400 y que los no bisiestos fueran los años divisibles entre 100.

Aparte, de la misma manera que pasó en su momento con el calendario juliano, se tuvieron que suprimir los 10 días de desajuste: se pasó del 4 de octubre (juliano) al 15 de octubre (gregoriano).

Sin embargo, el desfase temporal seguía vivo; todavía. El desfase del calendario gregoriano con respecto al año trópico había pasado a ser de 1 día más cada 3300 días.

Como curiosidad, Santa Teresa de Jesús murió el 4 de octubre de 1582, es decir, el último día en el que estuvo en vigor el calendario juliano y fue enterrada el día siguiente que fue el 15 de octubre según el nuevo calendario gregoriano. Por lo tanto, la Santa fue enterrada al día siguiente o 11 días después, depende de como se mire.

 Aunque los países de fe ortodoxa mantuvieran el calendario juliano hasta el siglo XX, el calendario gregoriano se acabó imponiendo en todo el mundo y es por el que nos regimos actualmente.