Estimados aulladores:

Se oye mucho la pregunta “¿Pero cuándo va a acabar esto?”

Bien, esa frase contiene una presunción muy siniestra que no es otra que la de que “esto” terminará solo, por arte de magia o cuando “alguien haga algo”... pero eso no va a ocurrir nunca.

Esa idea de mucha gente de que no va con ellos, de que no piensan arriesgar nada, de que no van ni a cambiar de restaurante o modificar un viaje planeado es profundamente egoísta: ¡que me lo arreglen!

¿Se imaginan a la sociedad civil de Londres, París o Varsovia diciendo algo así durante la gran guerra mundial?

No, se ponían manos a la obra, ayudaban cómo podían, escondían disidentes, imprimían pasquines, trabajando en las fábricas para los soldados, aportaban sus conocimientos, su trabajo o su tiempo.

No queridos, no va a venir nadie a acabar con esto hasta que usted salga de su puta comodidad y decida que hay una causa noble por la que merece la pena cambiar de bar o de colegio a los niños.

Os inoculan porque es cómodo, aceptáis privilegios inmorales, os negáis a leer lo que os ofrecemos una y otra vez, sois vagos, necios y cobardes.

Pero ahora, además, están los miserables 5.1, muchos de la derecha, atemorizados, palurdos colaboracionistas que han decidido buscar su minuto de gloria acusando a los que son más inteligentes y cultos que ellos.

Esos tipos, esos fachas colaboracionistas apesebrados y viejunos, acomplejados, obsoletos y necios que han tenido dos años para informarse pero todavía no saben ni lo que es el ARN.

Compiten a ver cuál de ellos se lleva más viejas muertas de miedo, más rancios y apolillados jubilados con el cerebro infestado de proteínas spike.

No amigos, nadie va a terminar esto, solo TÚ puedes hacerlo espabilando de una puñetera vez al asumir que todo lo que pensabas era una enorme construcción de ficción.

Merluzos de COPE, ONDACERO, Losantos y polillas varias, no valéis ni lo que costó bautizaros, no sois periodistas sino aprendices de asustaviejas ambiciosos, otoñales y corruptos.

Trabajáis haciendo publicidad de las vacuneras, mentís por dinero, malversáis la fe de vuestros propios seguidores. 

Sois escoria humana, mutantes malvados, ratas de micro y plató.

Estáis celosos de las redes sociales, os creéis los dueños de la información, pero solo os creen ya personas con poco futuro. 

Los jóvenes ni os conocen, estáis en el ocaso de las hienas y lo sabéis. 

No sois cultura, no sois ciencia, no sois más que esbirros egocéntricos inoculados.

Cada día perdéis miles de admiradores, la gente no es toda tonta, se os ve la aguja de inyectar odio.

Por eso cada semana crecen las personas que despiertan y saben que esto va a cambiar porque somos más, mejores y no trabajamos por dinero. 

Tú no estás vacunado, pero ellos tampoco; la diferencia es que tú lo sabes y no estás sometido a coágulos de sangre que aparecerán tarde o temprano en un órgano o en otro.

Un aullido

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