Los franceses tienen un término maravilloso: el bombero pirómano. Se utiliza para describir a una persona o entidad que enciende una cerilla y crea una tormenta de fuego, para posteriormente correr a apagar las llamas entre heroicos aplausos y elogios. En esta fase del conflicto en Ucrania, es difícil imaginar un término mejor para la OTAN.

Actualmente se está realizando un esfuerzo concertado dentro de la alianza transatlántica para presentar el conflicto en Ucrania como un enfrentamiento entre Rusia y Ucrania sin relación con la OTAN. Excepto que el Occidente liderado por Estados Unidos, del que la OTAN es un pilar clave, fue en gran medida responsable no sólo de la ignición del conflicto, sino también de amasar la yesca en forma de «ayuda extranjera» a grupos de la sociedad civil conocidos por movilizar a la opinión pública contra Rusia, por entregar armas, por halagar a los funcionarios públicos con promesas de integración en la OTAN o la Unión Europea, y por su entrenamiento clandestino de combatientes apoderados neonazis antirrusos.

El ejército canadiense está investigando actualmente cómo es que su personal supuestamente se involucró en el último de esos esfuerzos, a pesar de haber sido advertido ya en 2015 antes de que comenzara la operación de entrenamiento.

La idea de las operaciones clandestinas es que la huella de la OTAN se reduzca junto con su visibilidad. Es una misión cumplida en ese sentido, aparentemente, ya que no se puede negar que mucha gente cree honestamente la idea de la declaración del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una conferencia de prensa el 8 de marzo, de que «no buscamos un conflicto con Rusia».

Es una broma, ¿verdad? Vaya, pero cómo parecen haber cambiado las cosas para mejor en las últimas dos semanas, al menos retóricamente, desde que este conflicto estalló militarmente. Porque, antes de eso, toda la razón de ser de la OTAN desde la Guerra Fría había sido promover implacablemente el sentimiento antirruso en Occidente mientras seguía armando a un país tras otro con armas que se acercaban cada vez más a la frontera rusa a pesar de las promesas de que la alianza no se expandiría hacia el este.

Pero la postura agresiva de la OTAN ahora, afortunadamente, parece estar empezando a cambiar hacia la desescalada. Puede que sea lo más sensato que ha hecho en toda su existencia, y no es que haya mucha competencia en ese sentido. Pero esperemos que continúe.

Comentario: Los EEUU no parecen tener la intención de rendirse todavía, justo el otro día asignaron 13,6 MIL MILLONES de dólares para Ucrania en su guerra por delegación contra Rusia.

Siempre es una buena noticia que una de las partes implicadas en un conflicto dé marcha atrás en sus peticiones de desencadenar la Tercera Guerra Mundial, como ocurrió cuando el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky pidió a la OTAN que estableciera una zona de exclusión aérea sobre Ucrania (que no es miembro del bloque, a pesar de que el Departamento de Estado estadounidense la trata como su casa de huéspedes) y la OTAN tuvo al menos el suficiente sentido de la supervivencia para negarse. La medida habría obligado a la OTAN a derribar cualquier avión de combate ruso sobre Ucrania, lo que se habría considerado un acto de guerra contra la propia Rusia.

El hecho de que Zelensky parezca darse cuenta de que el ingreso en la OTAN es descabellado es también un signo de vuelta a la realidad para sus animadores de la OTAN. «Me he enfriado con respecto a esta cuestión hace mucho tiempo, después de entender que… la OTAN no está preparada para aceptar a Ucrania», dijo Zelensky en una entrevista con ABC News que se emitió el lunes. Esta toma de conciencia debería ser el comienzo de un posicionamiento soberano y clasificado neutral de Ucrania entre los intereses orientales y occidentales, algo que el jefe de gabinete adjunto de Zelensky, Ihor Zhovkva, habría confirmado que está ahora sobre la mesa de negociaciones, según Bloomberg.

También es una señal favorable que cuando Polonia ofreció enviar sus aviones de combate MiG-29 a Ucrania a través de una base aérea estadounidense en Alemania, Washington rechazó la oferta. Dado que Hungría, miembro de la OTAN, ha rechazado el tránsito de armas a Ucrania, sólo queda Polonia para el tránsito a Ucrania. Que sea otra prueba del nuevo espíritu de desescalada de la OTAN.

Entonces, ¿qué más podría contribuir al cambio de opinión de los funcionarios occidentales? Mientras que los países miembros de la OTAN (especialmente los de la Unión Europea) se han mostrado últimamente dispuestos a sancionar y restringir todo lo que se mueva y se parezca remotamente a algo ruso, la resaca económica está empezando a asentarse ya. El canciller alemán Olaf Scholz admite ahora que Europa ha «eximido deliberadamente» de las sanciones a los suministros energéticos procedentes de Rusia. «En este momento, el suministro de energía de Europa para la generación de calor, movilidad, suministro eléctrico e industria no puede asegurarse de ninguna otra manera», añadió. «Por tanto, es de esencial importancia para la prestación de servicios públicos y la vida cotidiana de nuestros ciudadanos».

La UE ahora dice que encontrará otros proveedores, eventualmente. Pero, mientras tanto, los precios de la energía se han disparado sin que se vislumbre el fin de su aumento.

Por supuesto, muchos en Washington se frotaban las manos ante el sueño de sustituir a Rusia como proveedor de energía de la UE (lo que constituía todo el interés en sancionar el gasoducto Nord Stream 2 entre Alemania y Rusia hasta el olvido), pero la infraestructura necesaria tardaría años en ponerse en marcha, según los expertos. Por lo tanto, no es que Washington vaya a poder sacar provecho de todo esto antes de que las repercusiones del conflicto perjudiquen irremediablemente a Europa.

La insistencia de Occidente en jugar con fósforos alrededor de un polvorín ya ha provocado un retroceso indeseado para los ciudadanos de todo el mundo, incluidos los suyos. Esperemos que puedan pasar rápidamente a la secuencia de la manguera de fuego moderando su beligerancia e intentando realmente asegurar la paz.

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