El próximo día 23, Día del Libro, lo tenemos a la vuelta de la esquina y sería nefasto que  como profesor de Lengua y Literatura, a lo largo de mi quehacer educativo me  quedase con los brazos cruzados. Sé a ciencia cierta que en Italia, a lo largo de su Secundaria, el gran poeta y escritor italiano del 1300 aproximadamente, Dante Alighieri, el de la Divina Comedia, es objeto de estudio obligatorio para todos sus jóvenes y, ellos mismos, me han comentado que ahora lo agradecen y estiman su lengua como algo muy grandioso. ¡Bien por Italia! La Lengua Española sigue fuerte aunque recibe de vez en cuando algún que otro latigazo por aquellos que deberían mimarla como mínimo con cierta cortesía. Un país que no es amante de su historia , de sus raíces, el presente y el futuro lo tienen en una auténtica vendetta. 

Sabemos que el español posee una riqueza y patrimonio inigualable y no son pocos los guardianes de nuestro idioma global los que no comparten la concepción romántica que, a propósito de las lenguas, establecen una relación esencialista e intraducible entre éstas, la cultura y la organización política de un pueblo. A pesar de todo, opinan que las culturas pueden ser traducidas, cierto con menor o mayor fidelidad, y la comunidad de lengua no implica la unidad política. Esta última, a su vez, puede desarrollarse y hacerse bien honda en la conciencia de un pueblo que cuente con diferentes lenguas maternas.

La lengua española, tengan claro que constituye la sabia de nuestra cultura y de nuestra nacionalidad y es, además, el fundamento de nuestra proyección universal, pensando, lógicamente, en términos iberoamericanos.

La capacidad de integración de otros caudales lingüísticos y la de crecer y expandirse son dos caracteres permanentes de nuestra gran lengua. Lengua que se denominaría castellano por el empeño del rey Alfonso X, quien desplegó también grandes y decisivos esfuerzos para transformarla, allá por el siglo XIII, en lengua culta. En ese empeño resultaría decisivo la labor de la escuela de traductores de Toledo. A partir de ahí, la capacidad, pues, para la mezcla y la síntesis con otras lenguas y dialectos, la vocación de comunicar y unir a las gentes y un especial cuidado de los especialistas para forjarla y mantenerla culta y unificada, son lecciones fundamentales que nos proporciona la historia del español como lengua de cultura y comunicación universales, tema que, en pleno siglo XXI, hemos de seguir llevando a cabo. 

Con todo, y afortunadamente, la lengua española, hoy no sólo representa un pasado extraordinario, sino, antes bien, un futuro lleno de promesas y de responsabilidades. Son muchos millones de hablantes a fecha de 2022. El español sigue subiendo como la espuma en el ranking mundial, inglés, chino mandarín y el hindi (India) se compiten los podios universales. Las grandes expectativas de crecimiento del español están teniendo consecuencias de mayor calado por su porvenir, buen ejemplo en Estados Unidos, debido al crecimiento de la comunidad hispana y al apego de ésta al español.

El otro caso lo representa Brasil, donde el español va camino de convertirse en la segunda lengua del país. Así, tengámoslo claro, los españoles somos los coadministradores y no dueños del idioma, cuya base esencial de expansión está en Iberoamérica. Es desde allí, desde donde ha empezado a penetrar en China y en otros países de Oriente Medio y donde se localiza, con diferencia, su más importante potencial de crecimiento. El flamenco y Gaudí son otras firmas principales que desde ellas también se está potenciando nuestro idioma. 

Tranquiliza por tanto comprobar que los riesgos de fragmentación que conlleva el anterior crecimiento, tan vigoroso, del español están neutralizados con eficacia gracias a la unificación de usos que hacen posible los actuales medios de comunicación y, en relación con los segmentos de población más cultos, gracias a la labor fundamental que llevan a cabo las academias de la lengua de los países iberoamericanos. Entre ellas, sigue destacando por su papel mediador la Real Academia Española, cuyo trabajo de integración suscita el respeto y la aceptación generalizados. 

El poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero,ultima en Perú, en Arequipa, el IXCongreso Internacional de la Lengua Española para marzo de 2023, con el único objetivo de realzar la riqueza del mestizaje de la lengua. No hemos de olvidar que Arequipa es un punto de referencia. Sí hemos de decir, hoy por hoy, que el español, es la segunda lengua con más hablantes del mundo y no hace falta protegerlo (aunque haya en España dos “energúmenos ideologizados” que deseen poner su bandera en Flandes).

El español sigue teniendo buena salud pero es muy importante respetar sus variedades. Nuestro idioma no se habla mejor en Valladolid o Salamanca  que en Cádiz, ni se habla mejor en el Río de la Plata que en Bogotá. Cada cual habla en español como se habla maternalmente en su territorio. No olvidar que: enseñar un idioma no es enseñar un vocabulario, es enseñar un conjunto de valores, y para ello estamos aquí.

Estos días, alrededor del 23 de Abril, Día Internacional del Libro, como observamos, en España festejamos algo mucho más grande: nuestro gran idioma ¡Amplitud de miras!

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