El escándalo del CNI ha provocado una onda expansiva de consecuencias imprevisibles. Ahora toca tasar los daños y averiguar cuántos son irreparables. La destitución fulminante Paz Esteban embarra más aún el terreno para quienes se plantean invertir en España. Al tiempo, salpica a la operativa de determinadas multinacionales con fuerte presencia en el exterior. 

"Apenas hay operaciones corporativas en nuestro país. Esa es la mejor prueba del clima que se percibe desde fuera. Si no estuviéramos en la UE, hay quien podría pensar que España se encamina hacia el estado fallido", reflexiona un analista que trabaja codo con codo con presidentes del Ibex. 

"Fuera nos miran con lupa. La sensación es que no hay nadie en su sitio en este país, en ningún terreno. Por eso hace tiempo que España ha dejado de contar en el exterior", añade otro asesor bien conectado.

 Lo que perciben algunas grandes corporaciones es que el Gobierno ha pulsado un botón demasiado peligroso. Con el poder judicial patas arriba y la incertidumbre regulatoria instalada en sectores como el energético, Pedro Sánchez ha 'atentado' contra el CNI, una pieza clave de la estructura del Estado. Y eso son palabras mayores, por la complejidad del ente y por el momento elegido, con una guerra en el corazón de Europa.

A favor de Sánchez juega un factor. Su propia debilidad lanza una señal unívoca a los socios que le mantienen en Moncloa: nunca lo han tenido más fácil para arrancar al Ejecutivo todo lo que ambicionan.

"El Gobierno ha echado a los pies de los caballos a una institución fundamental en el momento geopolítico más complicado", recuerda el mismo analista. Por ello, el 'asalto' al CNI, refrendado por una ministra presumiblemente ‘seria’ como Margarita Robles, hizo saltar las alarmas en algunas multinacionales españolas. Lo cuentan fuentes próximas a una de ellas: "El CNI es fundamental para los servicios internos de inteligencia de las compañías más expuestas en mercados complicados. La colaboración es permanente. El Gobierno ha actuado con una falta de sensibilidad absoluta". 

El papel del CNI con las multinacionales
Y el servicio que presta el CNI no puede entenderse a su vez sin la colaboración de otras agencias de inteligencia. El trabajo bien hecho se basa en una relación de confianza. "Pongamos un ejemplo", explican las mismas fuentes. "La colaboración de la CIA es fundamental para que una multinacional pueda tomar decisiones estratégicas importantes en Latinoamérica". Ejemplos sobran.

Grandes compañías como Inditex, Iberdrola, Santander, BBVA, Telefónica o Mapfre operan en países políticamente inestables. Algunas de ellas, como Repsol o Red Eléctrica, han sufrido en sus carnes afrentas gubernamentales -en Venezuela y Bolivia, respectivamente-, que han tenido un impacto considerable en su cuenta de resultados.

Sacrificando a Paz Esteban, aireando el espionaje telefónico, Sánchez ha conseguido dos 'logros': apaciguar a sus socios parlamentarios y extender la imagen de un CNI poco fiable. El primero puede ayudarle a agotar la legislatura, garantizándose la deseada presidencia de la UE, en el segundo semestre de 2022. El segundo, por el contrario, contribuye a descomponer, un poco más, España. Esa imagen, la de un país imposible de embridar, es la que llega a ojos de quienes mueven el dinero.

"Sin ir más lejos, hay una enorme preocupación en el mercado ante la cumbre de la OTAN. Hay inversores que empieza a percibir que no somos un país seguro. Y eso que España cada vez capta menos la atención de los mercados. Hemos vuelto a ser una segunda derivada, por detrás de Italia", afirma el responsable de una conocida gestora de fondos.

Si fuera se empieza a percibir España como una economía venida a menos, dentro se va extendiendo la sensación de fin de ciclo. "El capitalismo español ha sido generalmente servil con el gobierno de turno, pero el ambiente en el Ibex es que esto se está acabando. Muchos empresarios se habían mostrado cooperativos, pero ahora lo dan por perdido", concluye el mencionado analista.

Los grandes del Ibex comienzan a alejarse del barco ante el peligro de hundimiento. Es una cuestión de tiempo. Sólo una tregua de la inflación en la segunda mitad del año puede evitar que las protestas vuelvan a las calles. De momento, los sindicatos han actuado como dique de contención, pero el IPC sigue restando valor a las nóminas de millones de españoles que no tienen ahorro 'embalsado'. En algún momento, la calma tensa devendrá en tormenta.

A favor de Sánchez, eso sí, juega un factor. Su propia debilidad lanza una señal unívoca a los socios que le mantienen en Moncloa: nunca lo han tenido más fácil para arrancar al Ejecutivo todo lo que ambicionan.

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