La vacunación forzosa contradice los derechos y libertades

New York Times exigía pasar de la persuasión a la obligación, y se pronunciaba en favor de la vacunación obligatoria, porque “las consideraciones éticas y convicciones personales no pueden estar por encima de la razón científica”

Vacuna Niño

El 2 de mayo el Tribunal Supremo de India prohibió la vacunación obligatoria. Sus razones son simples. La integridad física está protegida y es inalienable. No se puede obligar a ningún individuo a vacunarse.

Los jueces indios han asumido todos los convenios internacionales firmados desde el final de la Segunda Guerra Mundial para proteger a las personas de las decisiones políticas de los gobiernos, e incluso de los médicos. Ellos no son dueños de los cuerpos de las personas.

Los jueces indios se muestran más preocupados por el libre consentimiento que los occidentales, lo que añade una obligación a los laboratorios e instituciones sanitarias: la de informar a los interesados de cualquier clase de medicamento.

Para ello, se deben poner a disposición de los interesados los datos clínicos existentes, incluidos los relativos a los efectos adversos. Los científicos deben trabajar libremente, las personas deben juzgar libremente, con pleno conocimiento de causa.

Los jueces indios también advierten que es inaceptable la propaganda, las amenazas o la presión indebida sobre la personas, tanto para que se vacunen, como para que no se vacunen. Nadie debe ser intimidado, marginado o perseguido por las opciones que adopte sobre su salud.

Por el contrario, el New York Times exigía pasar de la persuasión a la obligación, y se pronunciaba en favor de la vacunación obligatoria, porque “las consideraciones éticas y convicciones personales no pueden estar por encima de la razón científica en situaciones de emergencia sanitaria”.

Es imposible descifrar a qué se refiere el periódico cuando invoca la “razón científica”, que será misma por la que se impone una “emergecia sanitaria”. Desde luego que los que se oponen al uso de la fuerza quedan fuera porque no tienen “razón”. Se limitan a aducir “consideraciones éticas y convicciones personales” y los gobiernos tienen derecho a imponer la vacunación forzosa “para salvaguardar la salud del conjunto de la sociedad”.

Como se ve, los países occidentales nos van introduciendo en un mundo muy oscuro con el mayor de los descaros que cabe imaginar.

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