Con la llegada de la democracia en España en 1975, el país dejaba atrás una etapa negra de su historia, pero la Democracia debía hacer frente a un nuevo peligro: el terrorismo independentista de ETA.

Euskadi Ta Askatasuna fue el grupo terrorista que operó en España entre 1958 y 2018 y que cometió secuestros y asesinatos en todo el territorio nacional con el fin de lograr la independencia del País Vasco. Por desgracia, en la década de los 80, desde algunos puntos de la sociedad civil se pensó que lo mejor era “combatir el fuego con fuego”.

Esta idea llegaría al gobierno y así nacieron, entre otros grupos violentos, los Grupos Antiterroristas de Liberación, los GAL y el denominado Terrorismo de Estado.

Hoy hablaré, muy brevemente, por la complejidad del tema, sobre como nacieron, sus principales acciones y el recorrido judicial y periodístico que llevó a destapar una de las etapas más negras de nuestra democracia y de sus instigadores, el PSOE.

El nacimiento de los GAL
A principios de los años 80, en España se empieza a consolidar la Democracia que había llegado en 1975 con la victoria electoral del PSOE y la presidencia de Felipe González. Pero España no era un remanso de paz: había violencia en las calles producida por ETA.

Por su parte, los sectores de ultraderecha y más conservadores abogaban por luchar contra ETA de la misma manera y defendían acciones de grupos como Triple A o el Batallón Vasco Español. A pesar de ser de izquierdas, parece que en algunos sectores del gobierno socialista recogieron el guante y decidieron recurrir a la táctica del terrorismo de Estado; es decir, financiar a algunos de estos grupos que combatían a ETA para acabar con ellos.

Sin embargo, hubo gente del gobierno, todo apunta que en el Ministerio del Interior, que decidió que se debía crear un grupo parapolicial controlado desde el mismo ministerio para coordinar esa lucha contra los etarras. De esta manera nacieron los Grupos Antiterroristas de Liberación.

Después de una amplia investigación periodística y judicial llevada a cabo años después, se descubrió que los GAL estaban formados por 4 grupos: El GAL Verde (la Guardia Civil), el GAL Azul (Policía Nacional), el GAL Marrón (el CESID; actual CNI) y el GAL Francés (grupo operativo en Francia).

Los GAL nacieron con dos objetivos claros: acabar con ETA como organización terrorista a través de secuestros, torturas y asesinatos y presionar al gobierno francés. A través de esos actos violentos, para que empezara a perseguir a los etarras que se refugiaban en su país porque allí no eran perseguidos al no causar problemas.

El primer acto de los GAL se dio el 15 de octubre de 1983 cunado unos miembros del grupo secuestran en Bayona a los etarras Jose Antonio Lasa y a Jose Ignacio Zabala. Parece que este secuestro fue en respuesta al secuestro por parte de ETA del capitán Alberto Martín Barrios el día 3 de ese mes de octubre.

Estos fueron llevados al cuartel de la Guardia Civil en Inchaurrondo, en San Sebastián, y luego fueron trasladados por orden del comandante Galindo y el Gobernador civil de Gipuzkoa a otro cuartel, donde fueron duramente torturados. El día 18, Martín Barrios apareció asesinado de un tiro en la nuca. Lasa y Zabala acabarían sus días en Alicante: un tiro en la nuca y enterrados en cal viva. Los cuerpos fueron encontrados en 1985, pero no serian identificados hasta 1995.

Marey: el fallo de los GAL
El 4 de diciembre de 1983, Segundo Marey, un vendedor de muebles de oficina de Hendaya, fue secuestrado en su casa por 3 mercenarios pagados por el Ministerio del Interior, creyendo que era un cabecilla de ETA. Este fue trasladado a la población navarra de Dancharinea para ser entregado a un grupo de policías a las órdenes del subcomisario José Amedo.

Marey fue trasladado a una cabaña de Cantabria, donde estuvo secuestrado 10 días mientras la policía se daba cuenta del error que se había cometido. Por su parte, horas más tarde del mismo secuestro, la policía francesa detuvo a dos de los mercenarios.

Marey fue liberado en Dancharinea con un mensaje en francés que reclamaba al gobierno de Francia que dejara de cobijar a etarras y que liberara a los policías que, semanas antes, habían detenido tras atacar al etarra José Maria Larretxea en un intento de secuestro para encontrar al capitán Martín Barrio.

El Caso Marey fue el error que cometieron los GAL porque en 1987, los mercenarios reconocieron que habían estado en Lisboa con el subcomisario Amedo que los contrató para ese trabajo y que les pagó con dinero del Estado.

Esta reunión acaba saliendo de manera pública gracias a las investigaciones de medios de comunicación como Diario 16, periódico dirigido entonces por Pedro J. Ramírez. Entre el 2 de febrero del año 1986 y el 24 de julio de 1987, los GAL pareció que habían desaparecido hasta que retomaron su actividad asesinando a Juan Carlos García Goena.

En paralelo, varios periodistas de Diario 16 descubren un zulo de los GAL en el col del Corlecou, en Francia, que contenía una gran cantidad de documentos, fotografías, armas, explosivos… todo relacionado con la Policía española.

Este hallazgo permitió que en enero de 1988 se reabriera la investigación del Caso Marey mandando a declarar a José Amedo y a los periodistas. A partir de febrero, el caso lo coge el juez Baltasar Garzón, que no dudó ni un segundo en mandar a prisión preventiva al subcomisario José Amedo y a su compañero Michel Domínguez.

Durante todo ese año, el juez Garzón siguió con las investigaciones sobre las conexiones entre los GAL y los policías y en julio de 1989 procesa a Amedo y a Domínguez por asesinato consumado. El juicio se celebró en verano de 1991, donde José Amedo y Michel Domínguez fueron condenados a 108 años de prisión. Sin embargo, estos salen indultados 2 años después.

Un juez para destaparlo todo
EL juez Garzón, más allá de parar, en 1993 decidió reabrir el Caso Marey para que no prescribieran los hechos. También lo reabrió gracias a la presión mediática llevada a cabo por investigaciones realizadas por periódicos como El Mundo y a la presión política de partidos de la oposición como el Partido Popular. Sin embargo, no se abriría una causa fuerte hasta 1995 con la reapertura del sumario central del caso que se llamó Caso Amedo tras la confesión de los policías sobre toda la verdad del Caso Marey.

Tras estas confesiones y las investigaciones subsiguientes, Garzón consigue destapar el entramado político de los GAL que implica a altos cargos del gobierno: Julián Sancristóbal (ex gobernador civil de Vizcaya), Miguel Planchuelo (ex jefe superior de la policía de Bilbao), Francisco Álvarez (ex responsable de lucha antiterrorista) y a Ricardo García Damborenea (Secretario General del PSOE del País Vasco). Por su parte, Planchuelo y Damborenea acusan al ministro del Interior y al presidente del Gobierno de conocer todo lo de los GAL.

Al descubrirse que miembros del gobierno de alto nivel estaban implicados, el caso debió pasar a manos del Tribunal Supremo. Fueron procesados por el Caso MArey y todo el entramado de los GAL, en 1998, José Barrionuevo (exministro del Interior) y a Rafael Vera (ex secretario de Estado).

Barrionuevo y Rafael Vera fueron condenados a 10 años de prisión y 12 años de inhabilitación, pero 3 meses más tarde fueron indultados por el gobierno del PP presidido por Jose Maria Aznar, quien ganó las elecciones de 1996 y que provocó el abandono de Felipe González de todos sus cargos en el PSOE y su retiro de la política por el escándalo de los GAL.

Este caso, todavía hoy, sigue sin acabar de esclarecerse del todo, ya que toda la documentación sigue bajo secreto de estado. Como ya he dicho al principio de este artículo, este es uno de los temas más negros de nuestra historia reciente, con muchos más actores de los que he presentado y que he intentado resumir lo máximo posible.

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